martes, 17 de junio de 2025

SE CASARON ENAMORADOS

Se casaron enamorados.
Él siempre decía que había encontrado a la mujer más hermosa del mundo. Pero los años trajeron algo que ninguno esperaba: una enfermedad en la piel comenzó a cambiar el rostro de ella. Poco a poco, su belleza exterior se fue desvaneciendo.

Un día, él tuvo que salir de viaje. De regreso, sufrió un accidente que le arrebató la vista. A partir de ahí, su mundo quedó en sombras, pero su vida juntos siguió igual. Las sonrisas, las charlas, los paseos de la mano… nada cambió entre ellos.

Mientras la enfermedad avanzaba, él, ciego, jamás vio cómo la enfermedad transformaba el cuerpo de la mujer que amaba. Y así, su amor seguía intacto. Él la seguía amando como siempre. Y ella, a él.

Hasta que un día ella partió. Su partida lo dejó con el corazón destrozado. Después de darle el último adiós y arreglar todo, decidió marcharse de aquella ciudad llena de recuerdos.

Alguien, al verlo partir solo, se acercó con preocupación:
—¿Y ahora? ¿Cómo vas a caminar sin ella? Siempre fue tu guía.

El hombre guardó silencio unos segundos, bajó la cabeza y respondió:
—Yo siempre pude ver.
Solo fingí ser ciego.

Porque sabía que, si ella notaba los cambios en su piel, su dolor sería aún mayor.
No me enamoré solo de su belleza, me enamoré de su alma. Fingí no ver… para que ella pudiera vivir sus últimos años en paz, sin sentirse menos hermosa.

Porque cuando de verdad amas a alguien, haces lo que sea para proteger su dignidad, su alegría y su tranquilidad.
A veces, es mejor no señalar lo que hiere. Porque lo que de verdad importa, no envejece. El alma… siempre sigue siendo hermosa.

—Susana Rangel

Dicen que Dios no le da más a uno de lo que puede cargar



Dicen que Dios no le da a uno más de lo que puede cargar…

Y bueno, yo no digo nada, pero últimamente creo que Dios me está confundiendo con una mula de carga de las buenas. ¡Caray!

A ver, que no me quejo bueno, sí, un poquito nomás, porque quejarse con gracia también es un arte—, pero esto de ser mujer fuerte, independiente, capaz, madura, soñadora, positiva, bonita y con las plantas vivas... ¡cansa!

¡Y eso que todavía ni he barrido!

Pero bueno, una se levanta con ojeras pero con dignidad.
Se pone la bata como si fuera capa de heroína, se sirve su café como si fuera poción mágica, y dice con voz firme:

“A ver, mundo... ¿Qué me traes hoy? Porque yo puedo con todo lo que venga.”

Y no es presunción, ¿eh? Es que después de años sobreviviendo lunes, malas decisiones, hijos adolescentes, dietas de lechuga, y amores medio chafas...

Una ya aprendió que no se necesita tener todo resuelto para estar bien.
Se necesita tener actitud, y un poco de crema para las rodillas.

Porque sí, hay días que me siento invencible…
Y otros que con que no se me olvide el gas abierto, ya me doy por bien servida.
¡Pero aquí sigo! Con el alma despierta, la fe puesta, y el corazón sin caducar.

Así que no me subestimen. No porque hable sola mientras trapeo significa que estoy loca.

Significa que estoy ensayando discursos por si algún día me nominan a algo…

O por si la vida me pone a prueba. Otra vez.

Milka MagTorre