JUANA MACEDO, Frases, Reflexiones y algo más
"HAY UNA SOLA RELIGIÓN, EL AMOR. HAY UN SOLO DIOS Y ESTÁ EN TODAS PARTES"
jueves, 15 de mayo de 2025
miércoles, 14 de mayo de 2025
La madre y el águila
Una mujer estaba por convertirse en mamá, y la incertidumbre le pesaba en el pecho.
—Tengo miedo —confesó—. Quiero darle lo mejor a mi hijo… pero no sé si voy a saber criarlo bien.
Entonces, un águila se le acercó.
—Cuando nacen mis crías —dijo el ave—, el nido es suave, cálido, lleno de plumas. Se sienten protegidas. Pero llega un momento en que necesito que aprendan a volar. Y ahí… saco todo lo suave. Dejo solo espinas.
—¿Espinas? —preguntó la mujer, confundida—. ¿No es cruel?
—No —respondió el águila—. Es necesario. Si todo es cómodo, nunca se mueven. Pero si el nido incomoda, buscan algo mejor. Salen. Crecen.
La mujer se quedó pensando.
—¿Y si caen?
—Casi siempre caen —respondió el águila—. Pero yo los levanto con mis garras y los lanzo de nuevo. Una, dos, cien veces. Hasta que aprenden a volar. Y cuando lo logran… los dejo ir. Porque el amor no es retener. Es soltar.
La mujer acarició su vientre. Entendió, por fin, que ser madre no es evitarles el dolor. Es prepararlos para enfrentarlo.
Y así se marchó, con el corazón sereno, sabiendo que su mayor reto no sería proteger a su hijo de todo… sino enseñarle a enfrentarlo todo con fuerza y dignidad.
Porque sí, cuesta verlos tropezar. Duele no resolverles la vida. Pero los hijos no necesitan una vida sin espinas… necesitan alas.
Alas para decidir. Alas para levantarse. Alas para irse cuando sea el momento… y también para regresar cuando quieran hacerlo por amor, no por necesidad.
Si quieres que tu hijo vuele alto… no le recortes las alas con miedos ni lo mantengas atrapado en una comodidad eterna.
Enséñale a volar, aunque eso implique verlo caer.
Porque el verdadero amor no es el que los protege de todo…
Es el que los prepara para TODO.
-Susana Rangel
LA VIDA ES BELLA...
"Qué rico hueles, mi vida!".
"Qué perfumada, mi amor!".
Éramos recién casados.
Fueron frases de rigor.
Después del baño él olía a Yardley o qué sé yo,
mientras yo me perfumaba
con perfumes de Christian Dior.
Pero hoy... Qué diferencia!
Él huele a ungüentos, y yo
a la Pomada de la campana
que me pongo al por mayor.
¡Cómo han cambiado los tiempos
de cuando él me conoció!
Antiguamente lucían
encima del gavetero
una rosa, su retrato,
un perfume y un reloj.
Ahora? Un frasco de aspirinas;
el ungüento de rigor;
unas vendas; mis anteojos;
las píldoras de alcanfor;
la jeringa, la ampolleta,
el algodón y el alcohol.
Y en el suyo, amontonados,
para que quepan mejor,
un vaso para sus "dientes";
el frasco de la fricción;
un libro abierto; sus lentes;
jarabe para la tos;
y agua y la aspirina
por si nos viene un dolor...
Sin embargo: no añoramos
"Lo que el viento se llevó".
Recordamos lo que fuimos,
y vivimos nuestro hoy.
En las mañanas, sin prisas,
siempre la misma canción:
"Cómo dormiste, mi cielo?".
"Un dolor me despertó"...
"Cómo te sientes, mi vida?".
"Hoy tengo fuerte el dolor".
Y por las noches, acaso
recordando algo mejor,
oliendo a salicilato,
a pomadas y a inyección,
repetimos lo de siempre,
lo mismo de ayer y hoy:
"Que duermas muy bien, mi vida".
"Que duermas muy bien, mi amor"...
Rezamos un Padre Nuestro, y damos gracias a Dios.
La vida es bella, a cualquier edad...
martes, 13 de mayo de 2025
lunes, 12 de mayo de 2025
LA ABUELA LLEGÓ DE VISITA...
Una tarde luminosa, una abuela llegó de visita a la casa de su hija.
Al entrar, lo primero que notó fue el ritmo acelerado en el ambiente:
Su hija iba de un lado a otro, con un plumero en la mano, barriendo, sacudiendo, limpiando sin parar, como si preparara la casa para una gran celebración.
Con una sonrisa tranquila, la abuela propuso:
—¿Qué te parece si salimos a caminar un rato?
El día está precioso y podríamos aprovecharlo.
La hija, agobiada por el ajetreo, respondió casi sin mirarla:
—Ay, abuela… no puedo.
Tengo que dejar toda la casa impecable, no quiero que la veas desordenada.
La abuela la observó en silencio unos segundos, luego se acercó y, con voz serena, le dijo:
—No permitas que tus sartenes brillen más que tú.
La limpieza es buena… pero vivir es mejor.
La hija, sorprendida, bajó el plumero y la miró con atención.
Entonces la abuela, sentándose en el sillón, comenzó a contarle:
—Cuando yo era joven, pensaba que tener la casa perfecta era lo más importante.
Pasaba mis días limpiando y ordenando, esperando que alguien viniera a visitarme y viera todo impecable.
La hija, curiosa, preguntó:
—¿Y qué ocurrió?
La abuela sonrió con cierta nostalgia:
—Lo que pasó fue que nadie venía.
Cada quien estaba ocupado viviendo su propia vida: trabajando, criando hijos, disfrutando…
Y yo, encerrada entre trapos y escobas, me perdía momentos que no volverían.
La hija suspiró, entendiendo poco a poco la lección escondida en aquellas palabras.
—¿Y si un día alguien llega de sorpresa? —preguntó con cierta preocupación.
La abuela soltó una risa suave y dijo:
—Pues que vea la casa como esté.
Quien viene por ti, no viene a inspeccionar tu limpieza.
Viene a compartir momentos, a buscar tu risa, a sentir tu cariño.
Entonces, con una mirada amorosa, la abuela añadió:
—La vida es corta, hija mía.
Desempolva si hace falta… pero no pongas todo tu corazón en los trapos.
Guarda tiempo para pintar, para leer un buen libro, para bailar aunque no haya música, para caminar bajo la lluvia, para abrazar a quienes amas.
—Desempolva si es necesario, pero también juega con tus hijos, canta en la cocina, ríe hasta que te duela la panza, respira hondo y siente el sol en tu rostro.
—El polvo siempre regresará… la vida, no.
La hija, con lágrimas temblando en los ojos, dejó el plumero sobre la mesa.
Se acercó a su madre, la abrazó fuerte, y entendió que había algo mucho más importante que un piso reluciente:
una vida bien vivida.
La abuela concluyó con voz dulce y firme:
—Algún día, querida, también nosotros volveremos al polvo.
Y entonces, nadie recordará cuántas veces limpiaste la casa…
Pero sí recordarán cómo amaste, cómo hiciste reír, cómo viviste.
Ese día, madre e hija dejaron las preocupaciones de lado y salieron a caminar juntas, respirando la vida que, hasta entonces, había estado esperándolas afuera.
Reflexión:
La verdadera belleza de la vida no está en una casa impecable, sino en los momentos que creas dentro de ella.
Desempolva si hace falta… pero no olvides nunca vivir.
¿Qué te pareció la enseñanza de la abuela?
Autor: Desconocido
Dibujo: Leonardo Cirbián
sábado, 10 de mayo de 2025
DIEZ COSAS QUE TIENES QUE SABER DEL NUEVO PAPA. ROBERT PREVOST. PAPA LEON XIV.
El nuevo Papa nació en Estados Unidos… ¡pero también tiene nacionalidad PERUANA! Por décadas sirvió a Dios en Perú y conoce a fondo el corazón de Latinoamérica.
Es migrante, como millones de personas en el mundo. Su historia cruza fronteras, idiomas y culturas. Y hoy su elección envía un mensaje de esperanza a todos los que han tenido que dejar su tierra:
Dios también camina con los que migran.
Aquí te contamos por qué su elección está conmoviendo al mundo entero:
1. Es el primer Papa con nacionalidad peruana.
Aunque nació en Chicago, su amor por Perú lo llevó a aceptar la ciudadanía. Su conexión con América Latina es real y profunda.
2. Pasó gran parte de su vida en Perú.
Sirvió más de 20 años en misiones, parroquias y comunidades, especialmente en zonas humildes. No vino a imponer, vino a aprender y acompañar.
3. Antes de llegar al Vaticano, fue obispo en Chiclayo.
Allí se ganó el cariño del pueblo con su cercanía, su humildad y su trabajo incansable por los más necesitados.
4. Es agustino.
Pertenece a la Orden de San Agustín, famosa por su énfasis en la comunidad, la reflexión y la búsqueda de la verdad interior.
5. Fue líder global de su congregación.
Antes de ser obispo, fue el superior general de los agustinos en todo el mundo. Lo conocen en Asia, África, América… y lo respetan.
6. Es un hombre de rostro sereno y palabras suaves.
Siempre ha preferido escuchar antes que imponer. Quienes lo conocen dicen que su mayor fuerza es su compasión.
7. Conoce el dolor de los pueblos olvidados.
En Perú trabajó en zonas rurales, entre comunidades indígenas, en lugares donde muchas veces ni el Estado llega.
8. Tiene una visión universal, pero con alma latina.
En Roma evaluaba obispos de todo el mundo, pero nunca perdió su amor por la gente sencilla, por los que no tienen voz.
9. Habla perfecto español… ¡con acento peruano!
Muchos se emocionaron al escucharlo hablar como un peruano más. Eso rompe muros y acerca corazones.
10. Es un Papa que huele a pueblo.
No viene del poder ni del privilegio, viene de las calles polvorientas de América Latina. Por eso, su elección es un símbolo de esperanza para el Sur Global.
viernes, 9 de mayo de 2025
EL ALMUERZO DE TOMÁS.
(Advertencia importante para el lector )
Este cuento está dirigido exclusivamente a padres, madres y cuidadores. No es una historia pensada para niños, ya que contiene un mensaje profundo y sensible que busca generar reflexión sobre la importancia del tiempo y la atención que les brindamos a nuestros hijos.
Si decides compartirlo con un menor, hazlo con acompañamiento y sensibilidad.
Leer con precaución y con el corazón abierto.
Cuento: El Almuerzo de Tomás
Autor: Cuentos infantiles para dormir ©
Había una vez un niño llamado Tomás, que cada mañana salía apurado rumbo al colegio con unas monedas en el bolsillo. Sus padres trabajaban mucho. Decían que todo lo hacían por él.
“Cuando seas grande entenderás”, le repetía su mamá desde la puerta, antes de marcharse al trabajo.
Tomás usaba el dinero para comprar galletas, gaseosas y papitas. Eran dulces momentos que lo hacían sentir feliz… aunque solo por un rato. En el recreo, mientras los demás sacaban sus loncheras o comían lo que sus mamás les habían preparado, él solo tenía bolsas de colores y azúcar.
Pasaron los meses, y Tomás empezó a enfermarse seguido. Tos, fiebre, debilidad… Su mamá iba a la botica y le compraba medicinas.
"Es el clima", decía.
"Ya pasará."
Pero no pasaba.
Un día, un médico del hospital le pidió a la madre que se sentara. Su voz era suave, pero firme.
“Lo siento mucho. Es leucemia. En etapa avanzada.”
El mundo de su madre se detuvo.
“¿Pero cómo? Si yo… si yo trabajo por él, ¡por su futuro!”
El médico la miró con ternura.
“A veces, en el intento de darles todo, olvidamos darles lo esencial: compañía, comida de verdad, atención…”
“El cuerpo de Tomás pidió ayuda muchas veces, pero nadie lo escuchó a tiempo.”
Tomás partió semanas después, en una cama de hospital, con la voz bajita, preguntando si su mamá podía quedarse un rato más.
Ella se quedó. Por fin. Pero ya era tarde.
Desde aquel día, en el parque cercano al colegio, hay una banca con una placa que dice:
“No esperes a tener tiempo para estar con tu hijo. Hazlo ahora. Porque el trabajo puede esperar. El amor, no.”
Moraleja:
El trabajo puede darte muchas cosas, pero nunca podrá reemplazar el abrazo de un hijo, una comida compartida o una conversación a tiempo. No sacrifiques lo esencial por lo urgente.
Los niños necesitan menos cosas… y más padres presentes.
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jueves, 8 de mayo de 2025
CUANDO UNA MUJER DEJA DE PELEAR
Cuando una mujer deja de pelear, el silencio que queda no es paz… es abandono.
Un hombre sabio debería preocuparse más por la indiferencia que por la queja, porque mientras una mujer pelea, aún le importa.
Aún espera. Aún cree que hay algo que salvar.
El reclamo no es guerra, es señal de vida; es muestra de que lo que tú haces le afecta porque todavía ocupa un lugar dentro de ella. Pero cuando su alma se calla, cuando ya no discute, cuando simplemente asiente o ignora, entonces debes abrir los ojos… porque quizá ya no está contigo aunque esté presente.
Hay un punto en el que la decepción se vuelve costumbre, y el amor, una sombra que pasa sin hacer ruido. Y si llegas ahí, no te engañes pensando que ganaste tranquilidad. Lo que perdiste fue su corazón.
Preocúpate no cuando te cuestione, sino cuando
ya no le importe saber la respuesta. Porque eso, hermano, es el principio del final.
DayanaDiaz
MADRE...
A veces te dan ataques de nostalgia
Y te dan ganas de volver atrás en el tiempo,
no porque el presente sea feo,
Pero algunas cosas nunca volverán a pasar,
Algunos abrazos nunca los volverás a dar,
Algunas personas serán parte del pasado para siempre.
Sin embargo, nunca las olvidarás.
miércoles, 7 de mayo de 2025
Un señor bastante estresado...
Un señor bastante estresado asiste a una consulta terapéutica y plantea lo siguiente al psicólogo, a lo que el Dr. le pregunta...
-Cual es su problema, señor?
-Todo radica en que mi esposa no trabaja y aquí estoy para que me trate. Estoy cansado del trabajo y de la presión de la rutina.
-¿A qué se dedica usted? Le consulta el Dr.?
-Soy contable en un banco.
- Y su mujer, ¿a qué se dedica?
-No trabaja, sólo es ama de casa.
-¿Quién les despierta a usted y a sus hijos por la mañana y les prepara el desayuno?
-Mi mujer, porque ella no trabaja.
-¿A qué hora se levanta su mujer y a qué hora se levanta usted?
-Mi mujer se levanta a las 5 de la mañana, yo me levanto a las 7, porque ella tiene que preparar a los niños para ir al colegio y hacer el desayuno.
-¿Quién lleva a sus hijos al colegio?
-Mi mujer, porque no trabaja.
- Ah. ¿Qué hace su mujer después de llevar a los niños al colegio?
-Vuelve a casa, hace la comida, lava la ropa, ordena la casa... y espera a que vuelvan los niños. Está en casa y no tiene trabajo. Yo trabajo hasta las tres de la tarde.
-Cuando vuelve del trabajo, ¿qué hace usted y qué hace su mujer?
-Descanso después de comer, porque he tenido un día agotador.
Mi mujer, en cambio, repasa los deberes con los niños y luego me despierta para tomar el té juntos.
- Y después, ¿qué hace usted por la noche? ¿Y su mujer?
-Leo el periódico, veo la televisión y sigo las noticias.
Mi mujer nos prepara la cena a mí y a los niños, luego friega los platos, limpia la casa y prepara a los niños para irse a la cama.
-Ahora, dígame: ¿Quién necesita un psiquiatra, usted o su mujer?
¿Y quién necesita aliviarse de la presión del trabajo, usted o su mujer?
¿La rutina diaria de una esposa, desde primera hora de la mañana hasta última hora de la noche, puede considerarse realmente "sin trabajo"?
¿Y ella se queja de la presión del trabajo?
Utilizando la lógica y la evidencia, el paciente queda sin argumentos.
Un cordial saludo y un gran agradecimiento a todas las madres del mundo.
Porque en éste día llamado 'día de los trabajadores', ellas no están excluidas.
Copiado de la red.
domingo, 4 de mayo de 2025
viernes, 2 de mayo de 2025
NO QUIERO SER UN ESTORBO EN MI VEJEZ
No quiero ser un estorbo en mi vejez
No le tengo miedo a ser anciana, no le temo a las arrugas ni a la piel que se afloja como una sábana al viento. No me asustan los cabellos plateados ni el paso lento de mis propios pies. No le temo a la soledad, porque la he amado, la he hecho mi aliada, mi refugio.
Pero hay algo que sí me inquieta, algo que se esconde en la sombra de los años que aún no he vivido: el destino. Ese que juega con las cartas marcadas, que a veces te sienta en la mesa con una copa de vino y otras te deja esperando bajo la lluvia sin abrigo.
No quiero ser una carga, un suspiro de resignación en la boca de nadie. No quiero ver en los ojos de los demás el reflejo de mi fragilidad, de mi dependencia. No quiero que mi nombre se convierta en sinónimo de sacrificio ajeno.
Quiero ser viento, quiero ser brisa, quiero seguir moviéndome aunque el cuerpo duela. Quiero que mi vejez sea un poema de libertad, un café con aroma a recuerdos, un óleo que aún busca su última pincelada.
No le temo a la vejez. Le temo a perderme en un destino que no elegí.
©️Milka MagTorre
miércoles, 30 de abril de 2025
Y si tienes cáncer o sida, pueden pasar dos...
Facundo Cabral decía:
Y si tienes cáncer o sida, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas:
si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas)… y si le ganas, serás más humilde, más agradecido… por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.
AURELIO BALDOR
"No hice un libro para que lo recordaran… lo hice para que nadie más tuviera que tenerle miedo a las matemáticas."
Mi nombre es Aurelio Baldor, y aunque hoy muchos me conocen por ese libro que todos tuvieron en la mochila, mi historia está llena de ecuaciones que la vida me puso sin previo aviso. Nací en La Habana, en 1906, y desde joven me fascinó enseñar. Pero no enseñar fórmulas… sino enseñar con amor. Porque yo mismo sufrí a maestros que enseñaban con miedo, y decidí que si quería cambiar eso, tenía que escribir algo que ayudara a millones.
Escribí el Álgebra de Baldor en medio de noches sin dormir, repasando problemas hasta que fueran tan claros como una charla entre amigos. Pero cuando la Revolución Cubana llegó, mi vida se partió en dos. Fui perseguido por mis ideales, y tuve que huir con mi familia. Dejé mi escuela, mis libros, mi país. Cruzamos a Estados Unidos casi sin nada. Mi álgebra cruzó fronteras conmigo… y fue lo único que no se quedó atrás.
Muchos creyeron que con el exilio mi historia terminaría. Pero lo que nadie sabía era que yo no escribí ese libro para un país… lo escribí para el mundo. Pronto, el Álgebra de Baldor estaba en toda América Latina. Se volvió un clásico. Se volvió la pesadilla de algunos… y el salvavidas de otros. Pero más que números, ese libro era mi testamento: una lección de resistencia.
"Mi álgebra no solo resolvía ecuaciones… resolvía dudas, miedos y silencios de generaciones enteras."
“Hay cosas que no se hacen por fama ni dinero… se hacen porque el conocimiento, cuando se comparte, se convierte en libertad.”
– Aurelio Baldor
lunes, 28 de abril de 2025
Cuando Charlie Chaplin le propuso matrimonio a Oona O'Neill, le dijo:
Él tenía 54 años. Ella solo 18.
Una diferencia de 36 años los separaba, pero algo mucho más grande los unió.
Cuando Charlie Chaplin le propuso matrimonio a la joven Oona O'Neill, le dijo:
"Cásate conmigo para que pueda enseñarte a vivir,
y tú puedas enseñarme a morir".
Con una sonrisa, Oona respondió:
"No, Charlie. Me casaré contigo para que puedas enseñarme a crecer y disfrutar de la vida,
y yo te enseñaré a mantenerte joven hasta el final".
No fue solo una historia de amor.
Fue una unión de corazones.
Pasaron 34 años casados.
Criaron ocho hijos.
Y a pesar de la diferencia de edad, ella permaneció a su lado hasta su último aliento.
No hace falta tener la misma edad para amar profundamente. A veces, todo lo que se necesita es encontrar a tu persona:
Aquel que te ayuda a crecer en sabiduría,
pero mantiene tu alma joven, sin importar los años.
(Vía Lugares Interesantes)
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