Desde el momento de la concepción estamos viviendo tiempo prestado. Un hombre de verdad es aquél que pudo tomar de la vida todo lo que era valioso de esta, y decir: “Y ahora puedo morir.” Debemos tratar de vivir nuestras vidas de manera que podamos decir cualquier día: “Hoy me puedo morir sin arrepentirme de nada.” (Gurdjieff)
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