domingo, 12 de febrero de 2017

La patria es una ficción...


Fuera del individuo son todas supersticiones, ilusas convenciones, somos el mismo hombre con distintas costumbres que gustamos llamar cultura o tradición, aunque la verdadera cultura es universal, como el individuo. Toda secta es un suicidio, una ilusión homicida (un alemán que se creyó superior asesinó a seis millones de judíos).

Yo soy este presente y el pasado que lo posibilitó, es decir la eternidad del momento, soy esto que es ahora mismo, el que bebe vino francés en el avión, el que nace en Bogotá y el que muere en Hamburgo, yo soy, por lo tanto no puedo pertenecer a lo que no es, es decir a una clase o a un país, que además cambian de acuerdo a los caprichos de la política, por ejemplo a causa de Fidel Castro hay cubanos que ahora son norteamericanos y a causa de Pinochet hay chilenos que viven en Inglaterra.

La patria es una ficción, un pretexto de los que no se animan al mundo, que es la verdadera casa del hombre, la patria es una desgraciada invención de los hombres que nada tiene que ver con la realidad de Dios, la patria es un peso que agobia al hombre, como el Estado es la teta donde maman los ciudadanos pero el cáncer del hombre. Los países son abstracciones aprovechadas por los políticos y los militares, que son peligrosas abstracciones que dividieron, y dividen, a los hombres en clases sociales, colores y dogmas. Yo soy Abel y Caín, el último pastor que llegó al pesebre de Belén y el primer hombre que bajó en la Luna.

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