Epílogo
9 Cohélet, además de ser sabio, también enseñó la ciencia al pueblo; él pesó, examinó y ajustó numerosos proverbios.
10 Cohélet trató de encontrar sentencias agradables y escribió exactamente palabras verdaderas.
11 Los dichos de los sabios son como aguijones y las colecciones de sentencias, como mojones bien plantados, dones de un solo pastor.
12 Una advertencia más, hijo mío: multiplicar los libros es una cosa interminable y estudiar demasiado deja el cuerpo exhausto.
13 En conclusión: una vez oído todo esto, teme al Señor y observa sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre.
14 Dios llevará a juicio todas las obras, aun lo que está escondido, sea bueno o malo.
1 2. La palabra hebrea traducida por "vanidad" significa propiamente "aliento", "vapor", "soplo", y forma parte del repertorio de imágenes usadas por el Antiguo Testamento para designar lo que es fugaz e inconsistente.
15. Este versículo significa que es imposible enumerar, y mucho más corregir, todo lo que hay de imperfecto y defectuoso en el mundo.
2 12. La mención del "sucesor del rey" resulta algo extraña, porque no se llega a ver bien su relación con el contexto.
16. Según la idea tradicional de los escritos sapienciales el justo deja un recuerdo perdurable y bendecido por los hombres (Sal. 112. 6; Prov. 10. 7; Ecli. 15. 6). Para el Eclesiastés, en cambio, nada escapa al olvido en que se hunde todo lo pasado (1. 11).
3 11. Este versículo expresa una de las ideas centrales del Libro: Dios realiza su "obra" en el mundo, pero el sentido de esa obra divina constituye un enigma que ningún hombre puede descifrar (8. 17; 11. 5).
4 14. Sin duda aquí se alude a un hecho histórico determinado.
5 5. El "mensajero" de Dios es probablemente el sacerdote, ante quien debían presentarse los que habían incurrido en falta inadvertidamente (Lev. 4. 27-35; Núm. 15. 27-30).
6 3. "Y ni siquiera le dan sepultura": verse privado de una honrosa sepultura era la peor de las desgracias para un israelita (Is. 14. 18-20; Jer. 8. 2; 16. 4; 2 Mac. 5. 10; 13. 7).
6. "Al mismo sitio", es decir, al "Abismo" o morada de los muertos. Ver nota Sal. 6. 6.
10. "Lo que existe ya ha sido llamado por su nombre", es decir, ha sido establecido por Dios, y su destino ya esta fijado. A diferencia de Job (13. 21-22) y de Jeremías (12. 1-5), el Eclesiastés no se atreve a discutir con Dios, a quien reconoce de antemano como "más fuerte que él".
8 2. El "juramento hecho a Dios" es el compromiso solemne de fidelidad al soberano, pronunciado en nombre de Dios.
11 2. "Siete" es el número de la perfección y de la plenitud; añadiéndole una unidad más, se sugiere la idea de una suma considerable, del número más grande posible.
12 5. El "almendro florecido" parece evocar los cabellos encanecidos del anciano; la pesadez de la "langosta", su paso dificultoso y cansado. Por eso la "alcaparra", un fruto de propiedades estimulantes, ya no le despierta el apetito.
9-12. En este epílogo, un discípulo del Eclesiastés describe la personalidad de su maestro y hace el elogio de su enseñanza.
11. "Los dichos de los sabios son como aguijones", porque despiertan la curiosidad, invitan a reflexionar e incentivan a la acción. Al mismo tiempo, son como "mojones", que marcan los límites y señalan el buen camino. Estas dos imágenes destacan la doble función de la sabiduría: una de estímulo y otra de orientación.
"Dones de un solo pastor": esta enigmática expresión es interpretada de diversas maneras. Para algunos, el "pastor" es Salomón, por su condición de rey y de prototipo de los Sabios; para otros, el título designa a Dios, fuente de toda sabiduría.
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