Así lo cree Facundo Cabral, quien asegura no entender a aquellos que no saben apreciarla. Pero los años no le han sido indiferentes.
Es que es la vejez –la que él define como “la estación serena de la vida”– su último gran descubriendo.
“Lo único que se desbarata es el cuerpo. Pero yo no soy el cuerpo. El cuerpo es el vehículo que me lleva de la cuna a la tumba. Yo soy mi espíritu, mi alma y las ideas que arman mis neuronas.
Dios me dio esto y aprendí a querer lo que me dio. Y le estoy sacando partido”.
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