A VECES LE DECÍA ABUELO. Reflexión
Él fue el único padre que conocí. Era alguien muy especial, su paso era más lento, su cabeza tenía menos cabello, sus manos eran menos firmes.
Pero yo me sentía orgulloso de ir de su mano al colegio.
Algunos compañeros comentaban:
-¡Que mayor es tu papá, no corre igual que los otros, no participa en algunas cosas, no es tan joven como los demás!.
Y si, mi papá no era todo eso, pero era sabiduría pura. Conocía tantas cosas, estaba hecho de antaño, de olor de libros, y no de alta tecnología. Tenía las buenas costumbres del ayer y no la modernidad del trato diario.
Mi papá era un cúmulo de historias interesantes, un gran pedazo de experiencias bellas, siempre tenía tema de conversación.
Sí, él no era igual que los demás, y no me avergonzaba, mejor ejemplo que él no pude tener.
Aprendí que solo un caballero forma a otro caballero. Y a mí me gustaba lo que sembró en mí .
Sí, él era para mí una bendición, el encuentro entre el pasado y el hoy, una mirada tierna y llena de amor, un compendio de conocimientos.
Él, era mi padre al doble, es verdad, pues la vida me quitó a mi padre biológico que no quiso quedarse, pero me dio uno más valioso, que hubiese dado todo por mi y al que a veces le decía abuelo.
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