martes, 2 de julio de 2024

LOS PAPELES DE FACUNDO CABRAL. 40. Parte final. Transcripción de Juana Macedo. FACUNDO CABRAL.

Para mí decir libertad y decir María es lo mismo porque María fue la Madre del que vino a liberarnos, por eso me gusta decir: Dios te salve, libertad, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, la vida. Querida mía, compinche de Dios, si luchas con nosotros venceremos ahora y para siempre porque la vida es un eterno presente... Amén!

La mente, de proceso en proceso, no deja de crear y de recrear al universo, fiesta que sucede en un tiempo libre de espacio, donde las cosas mutan constantemente de manera sucesiva (el artista, a veces y los espejos, siempre, ven y muestran todo junto, el pan de ayer, la migaja y la paloma de hoy, la pluma suelta en el bosque de mañana). Afuera y adentro, la divinidad crece infinitamente al pensamiento del hombre. LLueve y deja de llover. 

Visto de otra manera, el tiempo cambia hasta la extinción a lo espacial (se me cayó un cigarrillo, se quema la alfombra, desaparecerá la ciudad).

Las infinitas razones me distraen del hecho único. No quiero que las muchas cosas del universo se subordinen a una sola idea. Doy vueltas y vueltas pero no puedo defiir al presente, a cuya esperanza llamo futuro y a su pasado recuerdo talvez la vida.  Comenzó hace un instante y el pasado de la humanidad es una invención de los hombres, a lo mejor ya pasó todo el tiempo y lo que vivimos es solo el recuerdo de lo que ya no es, solo un reflejo que confundimos con la luz, talvez todo lo que sucede (guerras, primaveras, dudas, terremotos, partos, óperas, enciclopedias, vuelos y cosechas) es el diálogo entre los dioses que solo intuímos cuando hablamos de bien y mal, tal vez solo es verdad lo que sucede cada cuarenta y cinco minutos o cuarenta y ocho horas, tal vez yo sea el espejo del que me ve y él el mío, tal vez yo albergue una parte del alma universal (el hombre es un poco de agua dentro de una botella que anda a la deriva por un mar infinito, que grandioso será mi destino cuando logre romper la prisión de la botella), tal vez mientras duermo aquí estoy despierto allá, tal vez muero con el que muere aunque no me de cuenta (somos dos hombres, entonces cuatro y así hasta todos). Uno solo es el libro pero muchas las variantes, las permutaciones, aunque resulte difícil aceptar que el elogio de la locura y los funerales de la mamá grande son la misma obra.

Cada día se le hace más difícil a la realidad sobrevivir en el torrente de las ideas, donde todo se multiplica permanentemente, donde una canción llega a ser una ópera y un lápiz sencillo termina siendo una enciclopedia pretenciosa  (los distraidos colaboran más que nadie con los cambios).




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