"HAY UNA SOLA RELIGIÓN, EL AMOR. HAY UN SOLO DIOS Y ESTÁ EN TODAS PARTES"
lunes, 29 de febrero de 2016
Ahora que estás solo y tranquilo...
El ego les pone nombre a las cosas, pero el inocente las ve, el ego las juzga, el inocente las vive, el ego divide, la inocencia armoniza diferencias, el ego depende de la mente, el inocente del corazón. El ego es viejo, depende de la memoria. El inocente está naciendo a cada instante, el ego nos agota, siempre lucha. El inocente, flota graciosamente siempre se entrega. El ego se aburre. no puede dejar de buscar. El inocente va de asombro en asombro, siempre encuentra y pude quedarse por la eternidad gozando el mismo caballo o la misma flor o la misma estrella. El inocente está tan entregado a la vida, que cambia como ella constantemente, por ello lo mismo nunca es lo mismo, la inocencia es fresca para siempre.
Ahora que estás solo y tranquilo, olvida lo que eres, ... eso es creación de los demás, ... escucha tu corazón... ¿Qué quieres ser?¿ Qué quieres hacer ahora, porque la vida es ahora mismo?
Olvida lo que crees que eres y comienza de cero ahora mismo, entonces convivirás con todos fácilmente. Es tan grato vivir sin divisiones, bueno-malo, rico-pobre, negro-blanco, amigo-enemigo, compatriota-extranjero, es tanta la liviandad cuando no hay enemigos, que podemos volar en cualquier momento porque la alegría tiene la simpatía de la magia.
Tobías 2
Tobías, 2
1.Durante el reinado de Asarjadón volví a mi casa y me devolvieron mi esposa Ana y mi hijo Tobías. En Pentecostés, que es la fiesta santa de las Semanas, me prepararon un gran banquete y me dispuse a comer.
2.Como había abundantes alimentos dije a Tobías: «Hijo mío, busca entre los desterrados de Nínive, entre aquellos que se acuerdan del Señor, a uno de los más pobres, y tráelo a comer con nosotros. Espero hasta que vuelvas.»
3.Tobías salió en busca de alguno de nuestros hermanos pobres y, cuando regresó, me dijo: «Padre, asesinaron y arrojaron a la plaza a uno de nuestro pueblo y aún está allí.»
4.Sin probar la comida me Tobanté y lo lTobé a una casita en espera de la puesta del sol para enterrarlo.
5.Luego me lavé y me puse a comer
6.muy triste, acordándome de las palabras que el profeta Amós dijo contra Betel: «Sus fiestas se convertirán en duelo, y sus canciones en llanto.»
7.Y lloré. Cuando se puso el sol, cavé una fosa y lo enterré.
8.Mis vecinos se burlaban y decían: «No tiene miedo (pues ya habían querido matarme por algo semejante). Apenas pudo escapar y ya lo hace otra vez.»
9.Esa noche, después de lavarme, me acosté junto a la pared del patio, con el rostro descubierto, ya que hacía calor.
10.No sabía que arriba de la pared había gorriones, los cuales dejaron caer sus excrementos que, calientes, cayeron sobre mis ojos, causándome manchas blancas. Fui a los médicos para que me sanaran, pero mientras más remedios me ponían, menos veía, hasta que quedé ciego. Estuve cuatro años sin ver. Mis hermanos estaban afligidos; Ajikar se preocupó de mi alimentación durante dos años, hasta que se trasladó a Elimaida.
11.En este tiempo, Ana, mi esposa, se dedicó a trabajar en labores femeninas, hacía tejidos
12.y luego se los entregaba a sus dueños, cobrando un sueldo. Un día le dieron además un cabrito para la comida.
13.Cuando regresó a casa, el cabrito empezó a balar. La llamé y le dije: «¿De dónde salió ese cabrito? ¿No fue robado? Devuélvelo a sus dueños, pues no podemos comer cosa robada.»
14.Ella me respondió: «Es un regalo que agregaron a mi sueldo.» Yo no creí y me enojé con ella, ordenándole que lo devolviera a sus dueños. Entonces ella me replicó: «¿Dónde están tus limosnas? ¿Dónde tus buenas obras? Contigo hay que soportarlo todo.»
domingo, 28 de febrero de 2016
La inocencia...
NO ESTAS DEPRIMIDO, ESTAS DISTRAIDO. por tu ego, que distorsiona, contrario a la inocencia que aclara. El ego confunde a las cosas con su juicio, cree que las cosas son lo que él piensa que son, es más, el ego cree que las palabras son las cosas. El ego no vive, interpreta, es una constante actuación que nunca alcanza la realidad. En tanto la inocencia, trata a todos por igual, está mas cerca de la felicidad, de la riqueza,... de la tranquilidad. La inocencia ve todo con asombro, nos lleva de fiesta en fiesta. La inocencia, cree, lo que es una bienaventuranza, es excitante, porque ve todo por primera vez, para ella el mundo está lleno de novedades, todo es un espejo, porque en la inocencia, tomamos conciencia que somos parte de Dios. El que se ve asimismo en todas las cosas, el inocente, se divierte fácilmente porque todo le llama la atención: una vaca pastando, el tronco de un viejo árbol, las mariposas negras sobre los trigales dorados, el colibrí detenido en el aire, el panadero sacando el pan del horno, la noche estrellada, la lluvia del invierno, los leños ardiendo en el hogar, los papeles de Matisse, las cabañas de las hormigas, las de los beduinos, el sermón del domingo a la mañana, el fútbol del domingo a la tarde.
Tobías 1
Tobías, 1
1.Historia de Tobit, hijo de Tobiel, hijo de Ananías, hijo de Aduel, hijo de Gabael, de la raza de Asiel, de la tribu de Neftalí,
2.que en tiempo de Salmanasar, rey de Asiria, fue desterrado de Tisbé, que queda al sur de Cadés de Neftalí, en la alta Galilea, por encima de Jasor, detrás del camino del oeste y al norte de Sefat.
3.Yo, Tobit, he andado siempre por los caminos de la verdad y la justicia todos los días de mi vida y he dado limosna a mis hermanos y compatriotas que conmigo fueron desterrados a Nínive, en Asiria.
4.Siendo aún joven y estando en Israel, mi país, toda la tribu de mi padre Neftalí se separó de la familia de David y de Jerusalén, ciudad que fue elegida entre todas las tribus de Israel para que se ofrecieran los sacrificios, ya que allí se había edificado y consagrado el Templo en el que habita Dios.
5.Todos mis hermanos y la familia de mi padre Neftalí ofrecían sacrificios al becerro que Jeroboam, rey de Israel, había Tobantado en Dan, sobre los montes de Galilea.
6.Y sólo yo iba a Jerusalén con frecuencia para participar en las fiestas, como está ordenado a todo Israel por decreto eterno. Apenas cobraba las primeras crías, los diezmos de las cosechas y las primicias del esquileo de las ovejas, acudía a Jerusalén
7.y se las entregaba a los sacerdotes, hijos de Aarón, para el altar. A los Tobitas que prestan sus servicios en Jerusalén les daba el diezmo del trigo, vino, olivo, de los ganados, de los higos y demás frutales; el dinero del segundo diezmo, que se cobra cada seis años, lo distribuía en Jerusalén.
8.Cada tres años repartía el tercer diezmo a los huérfanos, viudas y extranjeros que convivían con los israelitas, celebrando una comida con ellos conforme a lo ordenado en la ley de Moisés y a los preceptos de Débora, madre de mi padre, la cual me crió cuando me quedé huérfano por la muerte de mi padre.
9.Siendo mayor de edad, me casé con una joven de nuestra familia llamada Ana, de la que tuve un hijo al que llamé Tobías. Cuando fuimos desterrados a Nínive,
10.mis hermanos y compatriotas comían de los alimentos preparados por los paganos
11.y yo me privaba de ellos.
12.Como yo me acordaba de Dios con toda mi alma,
13.el Altísimo me concedió que fuera estimado por Salmanasar, llegando a ser su consejero.
14.Me trasladé a Media y administré sus negocios hasta su muerte. Deposité en casa de Gabael, hermano de Gabrí, que vivía en Ragués de Media, unos sacos que contenían diez talentos de plata.
15.Pero, a la muerte de Salmanasar, a quien sucedió su hijo Senaquerib, las comunicaciones se interrumpieron y no pude volver a Media.
16.Cuando Salmanasar aún vivía, di muchas limosnas a mis hermanos de raza,
17.pan a los hambrientos y vestidos a los desnudos. Enterré los cadáveres de mis compatriotas asesinados que eran arrojados tras las murallas de Nínive.
18.También enterré a los que mató Senaquerib a su regreso de Judea, después del castigo que recibió del Rey del cielo, a causa de sus blasfemias. En su enojo, mató a muchos israelitas, y yo escondí sus cuerpos y los enterré. Senaquerib los buscó, pero no los encontró.
19.Un ninivita me denunció al rey diciendo que era yo quien los enterraba en secreto. El rey me buscaba para matarme, tuve miedo y huí.
20.Todos mis bienes fueron confiscados para el tesoro real. Sólo quedé con mi esposa Ana y mi hijo Tobías.
21.No habían pasado cuarenta días, cuando el rey fue muerto por sus dos hijos, que huyeron a las montañas de Ararat.
22.Lo sucedió su hijo Asarjadón, quien encargó a Ajikar, hijo de mi hermano Anael, la contabilidad y administración general del reino. Ajikar intercedió por mí, y pude regresar a Nínive. Mi sobrino Ajikar era jefe de los coperos, custodio del sello, administrador y contador por decreto de Asarjadón.
viernes, 26 de febrero de 2016
Nehemías, 13
Nehemías, 13
1.En aquel tiempo se leyó en presencia del pueblo el libro de la Ley de Moisés, y se encontró escrito en él: «El amonita y el moabita jamás entrarán en la asamblea de Dios,
2.porque no recibieron a los hijos de Israel con pan y agua. Dieron dinero a Balaam para que los maldijera, pero nuestro Dios cambió su maldición en bendición.»
3.Cuando hubieron oído esta Ley, apartaron de Israel a todo hombre de sangre mestiza.
4.Antes de esto, el sacerdote Elyasib había sido encargado de los departamentos de la Casa de nuestro Dios. Como era pariente de Tobías,
5.le había proporcionado a éste un departamento amplio, donde anteriormente se depositaban las ofrendas, el incienso, los utensilios, el diezmo del trigo, del vino y del aceite, es decir, lo que pertenecía a los levitas, a los cantores y porteros, y la contribución para los sacerdotes.
6.Cuando esto sucedía, yo no estaba en Jerusalén, porque el año
7.volví a Jerusalén y me enteré del mal que había hecho Elyasib para complacer a Tobías, proporcionándole un departamento en los edificios de la Casa de Yavé.
8.Esto me desagradó mucho; eché fuera del departamento todos los muebles de Tobías
9.y mandé purificar los departamentos y volver a poner en ellos los utensilios de la Casa de Dios, las ofrendas y el incienso.
10.Supe también que ya no entregaban las raciones a los levitas, y a causa de ello, los levitas y cantores encargados de las ceremonias se habían ido a sus campos.
11.Me enojé con los consejeros y les dije: «¿Por qué ha sido abandonada la Casa de Dios?» Luego reuní a los levitas y cantores y los puse a trabajar en sus respectivos puestos.
12.Con esto, todos los judíos entregaron en los almacenes la décima parte del trigo, el vino y el aceite.
13.Encargué de la administración de los almacenes al sacerdote Selemías, al maestro de la Ley Sadoc, al levita Pedaías, y como ayudante a Janán, hijo de Zacur. Los nombré a ellos porque eran considerados como personas responsables. Su trabajo consistía en distribuir los alimentos a sus hermanos.
14.Dios mío, acuérdate de lo que he hecho. No olvides las obras de piedad que hice por tu Casa y para mantener tus ceremonias.
15.En aquellos días encontré a hombres de Judá que trabajaban en el lagar el día sábado. Otros traían haces de trigo y los cargaban sobre sus burros. Igualmente cargaban vino, uvas, higos y toda clase de productos que hacían entrar en Jerusalén el día sábado. Yo los fui a reprender mientras vendían sus mercaderías.
16.Algunos tirios se habían establecido en Jerusalén. Entraban pescado y mercaderías de toda clase para vender a los judíos el día sábado.
17.Así que yo reprendí a los jefes de Judá, diciéndoles: «Hacen muy mal al no respetar el día sábado.
18.Así hicieron sus padres y por eso nuestro Dios acarreó todas esas desgracias sobre la ciudad y sobre nosotros. Ustedes aumentan el enojo de Dios contra Israel al no respetar sus sábados.»
19.Así que ordené que cuando la sombra cubriera las puertas de Jerusalén, la víspera del sábado, se cerraran las puertas y no se abrieran hasta después del sábado. Puse, además, junto a las puertas a algunos de mis hombres para que no entrara carga alguna en día sábado.
20.Una o dos veces, algunos mercaderes que vendían toda clase de mercaderías, pasaron la noche fuera de Jerusalén,
21.pero yo les avisé diciéndoles: «¿Por qué pasan la noche junto a la muralla? Si vuelven a hacerlo, los haré apresar.» Desde entonces no volvieron más en día sábado.
22.Ordené también a los levitas purificarse y venir a guardar las puertas, para santificar el sábado. También por esto, acuérdate de mí, Dios mío, y ¡ten piedad de mí según tu gran misericordia!
23.Vi también en aquellos días que algunos judíos se habían casado con mujeres asdotitas, amonitas o moabitas;
24.de sus hijos, la mitad hablaban asdodeo, pero no sabían ya hablar judío.
25.Yo los reprendí y los maldije, hice azotar a algunos de ellos y arrancarles los cabellos y los hice jurar en nombre de Yavé: «No deben casar a sus hijas con los hijos de ellos, ni tomar ninguna de sus hijas por esposas; ni ustedes ni los hijos de ustedes. ¿No pecó en esto Salomón, rey de Israel?
26.Entre tantas naciones no había un rey semejante a él; era amado de Dios; Dios lo había hecho rey de todo Israel y también a él lo hicieron pecar las mujeres extranjeras.
27.¿Acaso se dirá de ustedes que cometen el mismo gran crimen de rebelarse contra nuestro Dios casándose con mujeres extranjeras?»
28.También eché de mi lado a uno de los hijos de Joyada, hijo del sumo sacerdote Elyasib, que era yerno de Sambalat, el jeronita.
29.Acuérdate de esta gente, Dios mío, por haber manchado el sacerdocio y tu Alianza con los sacerdotes y levitas.
30.Los purifiqué, pues, de todo lo extranjero, y establecí para los sacerdotes y levitas reglamentos que determinaban la tarea de cada uno,
31.igual que para la ofrenda de leña a plazos fijos y para las primicias. ¡Acuérdate de mí, Dios mío, para mi bien!
32.de Artajerjes, rey de Babilonia, había ido donde el rey, pero al cabo de algún tiempo, el rey me dejó regresar;
jueves, 25 de febrero de 2016
MI MADRE, MI MEJOR AMIGA.REFLEXIÓN
MI MADRE, MI MEJOR AMIGA.REFLEXIÓN
Dos amigos se encontraban tomando un café, y uno le comenta en tono de queja al otro:
* Mi madre me llama mucho por teléfono a la oficina y solo para pedirme que vaya a conversar con ella; siempre la misma queja, que 'se siente sola'. La verdad, yo voy poco y en ocasiones siento que me molesta su forma de ser. Ya sabes como son los viejos: Cuentan las mismas cosas una y otra vez y sin mencionar los achaques que tiene cada día. Bueno, como tú sabes nunca me faltan los
compromisos: el trabajo, los amigos, la Asociación.. .. En fin, ya sabes como es, ¿no?...
El otro amigo se queda callado, y luego responde:
Yo en cambio, converso mucho con mi madre. Cada vez que estoy triste, voy con ella; cuando me siento solo o cuando tengo un problema y necesito fortaleza, acudo a ella y ella me conforta, me da fortaleza, y siempre termino sintiéndome mejor.
¡Caramba! - se apenó el otro - Eres mejor que yo.
No lo creas, soy igual que tú, o al menos lo era - respondió el amigo con tristeza. En realidad visito a mi madre en el cementerio. Murió hace tiempo, pero mientras estuvo conmigo, tampoco yo iba a conversar con ella, ya que pensaba y sentía lo mismo que tú. Y no sabes cuánta falta me hace ahora su presencia, cuánto no daría por sentir las caricias que con tanto amor me prodigaba, y que yo rechazaba porque 'ya no era un niño'. O cuánto me pesa no haber escuchado todos los consejos que me daba, cuando con torpeza le decía: 'Yo sé lo que hago', y por ello cometí muchos errores. Ay amigo, si supieras ahora cómo la busco, y ahora es mi mejor amiga.
Cuando sentado en la tierra fría del camposanto mirando solo su foto en el muro gris, en el que le puse 'te quiero', (palabras que nunca escuchó de mis labios), le pido que me perdone por haber sido tan frío, por las veces que le mentí, y por los muchos besos que no le di, mas el silencio me responde y cuando una brisa acaricia mis mejillas, sé que ella me perdona.
-Mira con ojos empañados a su amigo y luego dice- Discúlpame este arranque, pero si de algo te sirve mi experiencia, conversa con ella hoy que la tienes, valora su presencia resaltando sus virtudes que seguro posee, deja a un lado sus errores, que de una u otra manera forma parte de su ser. No esperes a que esté en un cementerio porque ahí la reflexión duele hasta el fondo del alma, porque
entiendes que ya nunca podrás hacer lo que dejaste pendiente. Será un hueco que nunca podrás llenar. No permitas que te pase lo que me pasó a mí.
En el camino, iba pensando en las palabras de su amigo. Cuando llegó a la oficina, dijo a su secretaria: Comuníqueme por favor con mi madre, no me pase más llamadas y también modifique mi agenda porque este día lo dedicaré a ella!.
¡¡No dejes pasar este día sin decirle 'te quiero'!!
El pensamiento...
En el medio del mundo del espíritu juega la razón, que cura el cáncer, que facilita las comunicaciones, que estudia el terreno de Marte, que puso al hombre en la Luna. El pensamiento te lleva a nuevos lugares, o te hace ver diferente,... más ricos a los viejos. Esto te cambiará tanto, que cambiará tu actitud frente al mundo, al que alguna vez quisiste cambiar en lugar de entenderlo. Y cuando cambies tendrás incidencia en él... Cierra los ojos y verás todo lo que será. Liberado del tiempo histórico, viajarás a la velocidad de la luz, y ese viaje puede mejorar la vida de muchos, porque es incalculable el poder del pensamiento. Este es un grandioso alquimista, que puede transformar cualquier circunstancia en una fiesta, es decir cualquier metal en oro.
Nehemías 12
Nehemías, 12
1.Estos son los sacerdotes y los levitas que subieron con Zorobabel, hijo de Sealtiel, y con Josué: Serajías, Jeremías, Ezra,
2.Amarías, Maluk, Jattús,
3.Sekanías, Rakum, Meremot,
4.Idó, Guinnetón, Abías,
5.Miyamin, Maadías, Bilgá,
6.Semaías; además de Yoyarib, Jedaías,
7.Salu, Amoq, Jilquías, Jedaías. Estos tenían el mando entre los sacerdotes, sus hermanos, en tiempo de Josué.
8.Levitas: Josué, Benuy, Cadmiel, Serebías, Judá, Mattanías, encargado de la alabanza con sus hermanos;
9.Baqbuquías y Unní y sus hermanos, que se alternaban con ellos y se colocaban frente a ellos.
10.Josué fue padre de Yoyaquim; Yoyaquim fue padre de Elyasib, y éste de Joyada;
11.Joyada fue padre de Yojanán, y Yojanán, de Yaddúa.
12.En los tiempos de Yoyaquim, los sacerdotes jefes de familia eran: de la familia de Seraías: Meraías; de la familia de Jeremías: Janaquías;
13.de la familia de Ezra: Mesulam; de la de Amarías: Johanan;
14.de la de Maluk: Jonatán; de la de Sebanías: José;
15.de la de Jarim: Adná; de la de Merayot: Jelcay;
16.de la de Idó: Zacarías; de la de Guinnetón: Masulam;
17.de la de Abías: Zikrí; de la de Miyyamín, por Maadías: Piltay;
18.de la de Bilgá: Sammúa; de la de Semaías: Jonatán; además,
19.de la de Yoyarib: Mattenay; de la de Jedaías: Uzzí;
20.de la de Salú: Calay; de la Amog: Heber;
21.de la de Jilquías: Jasabías; de la de Jedaías: Natanael.
22.En tiempo de Elyasib, Joyada, Yojanán y Yaddúa, los jefes de las familias sacerdotales fueron registrados hasta el reinado del persa Darío.
23.Los hijos de Leví, jefes de familia, fueron registrados en el Libro de las Crónicas, hasta el tiempo de Yojanán, nieto de Elyasib.
24.Los jefes de los levitas eran: Jasabías, Serebías, Josué, Binuy, Cadmiel y sus hermanos, que se ponían frente a ellos para alertar los cantos de alabanza y de acción de gracias, conforme a las instrucciones de David, hombre de Dios;
25.eran: Mattanías, Baqbuquías y Abdías. Y Mesulam, Talmón y Aqbuq, porteros, hacían la guardia en los almacenes junto a las puertas.
26.Estos vivían en tiempos de Yoyaquim, hijo de Josué, hijo de Josadac, y en tiempos de Nehemías, el gobernador, y de Esdras, el sacerdote maestro de la Ley.
27.Cuando se inauguró la muralla de Jerusalén, se buscó por todos los lugares a los levitas para traerlos a Jerusalén, con el fin de celebrar la inauguración con alegría, con cantos de acción de gracias y música de címbalos y cítaras.
28.Los cantores se juntaron de las regiones vecinas a Jerusalén y de las aldeas de Netfa,
29.desde Betaguilgal y los territorios de Gueba y de Azmavet, porque los cantores se habían construido poblados alrededor de Jerusalén.
30.Sacerdotes y levitas se purificaron, y luego purificaron al pueblo, las puertas y la muralla.
31.Mandé entonces a los jefes de Judá que subieran a la muralla y organicé dos grandes coros. El primero avanzaba por encima de la muralla, en la parte sur, dirigiéndose hacia la Puerta del Basural;
32.detrás de ellos iban Hosaías y la mitad de los jefes de Judá,
33.Azarías, Ezra, Mesulam,
34.Judá, Benjamín, Sumaías y Jeremías.
35.Después venían los sacerdotes y músicos con trompetas: Zacarías, hijo de Jonatán, hijo de Semaías, hijo de Mattanías, hijo de Miká, hijo de Zakkur, hijo de Asaf, con sus hermanos;
36.Semaías, Azarel, Guilalay, Maay, Natanael, Judá, Jananí, con los instrumentos musicales de David, hombre de Dios. Y Esdras, el maestro de la Ley, iba al frente de ellos.
37.A la altura de la Puerta de la Fuente, subieron las gradas de la ciudad de David en la subida de la muralla encima de la casa de David, hasta la Puerta de las Aguas, al oriente.
38.El segundo coro marchaba por la izquierda; yo iba detrás con la mitad de los jefes del pueblo por encima de la muralla, pasando por la Torre de los Hornos, hasta la muralla ancha,
39.por encima de la Puerta de Efraím, la Puerta de Jesena, la puerta del Pescado, la Torre de Jananel, hasta la Puerta de las Ovejas, y nos detuvimos en la Puerta de la Cárcel.
40.Luego los dos coros se detuvieron en la Casa de Dios. Tenía yo a mi lado a la mitad de los consejeros
41.y a los sacerdotes Elyaquin, Maeseías, Minyamin, Mika, Elionai, Zacarías y Jananías, con las trompetas;
42.Maaseías, Semaías, Eleazar, Uzzí, Joyanan, Malquías, Elam y Ezer. Los cantores entonaron su canto bajo la dirección de Israquías.
43.Aquel día se ofrecieron grandes sacrificios y la gente se entregó a la diversión, pues Dios les había concedido una gran alegría; también las mujeres y los niños participaron en la fiesta. La bulla de Jerusalén se oía desde lejos.
44.En aquellos tiempos se nombró encargados que vigilaran las bodegas en que se almacenaban las contribuciones, las primicias y los diezmos. En ellas debían recoger de las diversas ciudades del territorio las porciones que la Ley otorga a los sacerdotes y a los levitas, pues la gente de Judá estaba feliz al ver a los sacerdotes y levitas en sus funciones.
45.Ellos cumplían las ceremonias de su Dios y las ceremonias de las purificaciones, junto con los cantores y los porteros, conforme a lo mandado por David y su hijo Salomón, pues ya desde el principio,
46.desde los días de David y de Asaf, había jefes de cantores y cantos de alabanza y de acción de gracias a Dios.
47.Todo Israel, en tiempo de Zorobabel y de Nehemías, daba a los cantores y a los porteros lo necesario para cada día. A los levitas se les entregaban las cosas sagradas, y éstos cedían a los hijos de Aarón lo que les correspondía.
miércoles, 24 de febrero de 2016
UN GRAN DÍA REFLEXIÓN
UN GRAN DÍA. REFLEXIÓN
Esta mañana desperté emocionado con todas las cosas que tengo que hacer antes de que el reloj marque la medianoche. Tengo responsabilidades que cumplir hoy.
Soy importante. Mi trabajo es escoger qué clase de día voy a tener.
Hoy puedo quejarme porque el día esté lluvioso o puedo dar gracias a Dios porque las plantas estén siendo regadas gratis.
Hoy me puedo sentir triste porque no me queda más dinero o puedo estar contento de que mis finanzas me empujen a planificar mis compras con inteligencia y me guían lejos del derroche.
Hoy puedo quejarme de mi salud o puedo regocijarme de que estoy vivo.
Hoy puedo lamentarme de todo lo que mis padres no me dieron mientras estaba creciendo o puedo sentirme agradecido de que me permitieran haber nacido.
Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas o puedo celebrar que las espinas tienen rosas.
Hoy puedo auto compadecerme por no tener muchos amigos o puedo emocionarme y embarcarme en la aventura de descubrir nuevas amistades.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a trabajar o puedo gritar de alegría porque tengo un trabajo que hacer.
Hoy puedo llorar porque no tengo un amor al cual abrazar, o simplemente pensar que en algún sitio hay alguien que está esperándome...
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a la escuela o puedo abrir mi mente enérgicamente y llenarla con nuevos y ricos conocimientos.
Hoy puedo murmurar amargamente porque tengo que hacer las labores del hogar o puedo sentirme honrado porque El Señor me ha dado un techo para mi mente, cuerpo y alma.
Hoy se presenta ante mi este día esperando a que yo le dé forma, y aquí estoy, el escultor que tiene que darle forma.
Lo que suceda hoy depende de mí, yo debo escoger qué tipo de día voy a tener.
Ten un gran día, a menos que tengas otros planes.
Nehemías 11
Nehemías, 11
1.Los jefes del pueblo se establecieron en Jerusalén. El resto del pueblo echó a suertes para que, de cada diez hombres, uno se quedara viviendo en Jerusalén, la Ciudad Santa, quedando los otros nueve en las otras ciudades.
2.El pueblo bendijo a todos los hombres que se ofrecieron voluntariamente para habitar en Jerusalén.
3.Estos son los jefes de la provincia que se quedaron viviendo en Jerusalén. Respecto a las ciudades de Judea, cada uno se estableció en su propiedad, en la ciudad de su familia, tanto el pueblo de Israel como sus sacerdotes y levitas, los ayudantes y los hijos de los siervos de Salomón.
4.En Jerusalén se establecieron hombres de los hijos de Judá y de los hijos de Benjamín. De los hijos de Judá: Ataías, hijo de Ozías, hijo de Zacarías, hijo de Amarías, hijo de Estefanías, hijo de Majalalel; de los hijos de Peres:
5.Maaseías, hijo de Baruc, hijo de Col-José, hijo de Jazaías, hijo de Adaías, hijo de Joyarib, hijo de Zacarías, hijo de Selá.
6.El total de los hijos de Peres, que vivían en Jerusalén, era de 468 hombres fuertes.
7.Los hijos de Benjamín eran: Salú, hijo de Mesulam, hijo de Yoed, hijo de Pedaías, hijo de Colaías, hijo de Maaseías, hijo de Itiel, hijo de Isaías,
8.y sus hermanos, hombres fuertes: 928 en total.
9.Joel, hijo de Ciorí, era el jefe, y Judá, hijo de Senúa ocupaba el segundo puesto en la ciudad.
10.De los sacerdotes: Jedaías, hijo de Seraías, hijo de Jilquías,
11.hijo de Melusam, hijo de Sadoq, hijo de Merayot, hijo de Ajitub, jefe de la Casa de Dios,
12.y sus hermanos empleados en la obra de la Casa, en total, 822; Adaías, hijo de Jerojam, hijo de Pelalías, hijo de Amsí, hijo de Zacarías, hijo de Pasjur, hijo de Maiquías,
13.y sus hermanos, jefes de la familia: 242 en total; y Amasay, hijo de Azarel, hijo de Ajzay, hijo de Mesilemot, hijo de Immer,
14.y sus hermanos, hombres fuertes: 128 en total. Su encargado era Zabdiel, hijo de Haggadol.
15.De los levitas: Semaías, hijo de Jasub, hijo de Azricam, hijo de Jasabías, hijo de Buní;
16.Sabtay y Yosabad, que entre los jefes de los levitas estaban al frente de los asuntos exteriores de la Casa de Dios;
17.Mattanías, hijo de Milká, hijo de Zabdi, hijo de Asaf, que entonaba los cantos de acción de gracias; Baqbuquías, el segundo entre sus hermanos; Abdías, hijo de Sammúa, hijo de Galal, hijo de Jedutún.
18.Total de los levitas en la Ciudad Santa: 284.
19.Los porteros: Aqub, Talmón y sus hermanos, los guardianes de las puertas: 172 en total.
20.El resto de Israel, de los sacerdotes y levitas residían en todas las ciudades de Judá, cada uno en su propiedad.
21.Los ayudantes habitaban el Ofel; Sijá y Guispá estaban al frente de los ayudantes.
22.El encargado de los levitas en Jerusalén era Uzzí, hijo de Baní, hijo de Jasabías, hijo de Mattanías, hijo de Miká; era uno de los hijos de Asaf que estaban encargados del mantenimiento de la Casa de Dios,
23.porque había acerca de los cantores un mandato del rey y un reglamento que fijaba los actos de cada día.
24.Petajías, hijo de Mesezabel, de los hijos de Zeraj, hijo de Judá, era representante del pueblo ante el rey.
25.El resto de los israelitas, de los sacerdotes y levitas se estableció en todas las ciudades de Judá, cada uno en su propiedad y en los poblados situados en los campos. Parte de los hijos de Judá habitaban en Quiryat-Arbá y sus aldeas dependientes, en Dibón y sus aldeas dependientes, en Jecabseel y sus poblados,
26.en Jesua, en Moladá, en Bet-Pélet,
27.en Jasar-Sual, en Bersebá y sus aldeas dependientes,
28.en Siquelag, en Meconá y sus aldeas dependientes,
29.en En-Rimmón, en Soreá, en Yarmut,
30.en Zanoaj, Adulam y sus aldeas; Laquis y su comarca, Azecá y sus aldeas dependientes: se establecieron desde Bersebá hasta el valle de Hinnón.
31.Algunos hijos de Benjamín habitaban en Gueba, Mikmás, Ayyá, Betel y sus aldeas dependientes,
32.Anatot, Nob, Ananás,
33.Jasor, Ramá, Guittayim,
34.Jadid, Sebim, Nebalat,
35.Lod y Onó, y el valle de los obreros.
36.Algunos de los levitas de Judá se fueron a Benjamín.
martes, 23 de febrero de 2016
Nehemías 10
Nehemías, 10
1.De acuerdo con todo esto, nosotros tomamos un firme compromiso por escrito. El documento ha fue firmado por nuestros jefes, nuestros levitas y nuestros sacerdotes:
2.El gobernador Nehemías, hijo de Helcías, y Sedecías; Seraías, Azarías, Jeremías,
3.Pasjur, Amarías, Malquías,
4.Jattus, Sebanías, Maluk,
5.Jarim, Meremot, Abdías,
6.Daniel, Guinnetón, Batuc,
7.Mesulam, Abías, Miamim,
8.Maazías, Bilgay, Semaías;
9.éstos son los sacerdotes.
10.Luego los levitas: Josué, hijo de Azanías, Binuy, de los hijos de Jenadad, Cadmiel,
11.y sus hermanos Sebanías, Hodías, Quelitá, Pelaías, Hanán,
12.Miká, Rejob, Jasabías,
13.Zakkur, Serebías, Sebanías,
14.Hodías, Baní y Beninu.
15.Los jefes del pueblo: Paros, Pajat-Moab, Elam, Zattú, Baní,
16.Buní, Azgar, Bebay,
17.Adonías, Bagvay, Adín,
18.Ater, Ezequías, Azzur,
19.Hodías, Jasum, Besay,
20.Jarif, Anator, Nobay,
21.Magpías, Mesulam, Jezir,
22.Mesezabel, Sadoc, Yaddúa,
23.Pelatías, Janán, Hananías,
24.Osea, Jananías, Jasub,
25.Halojes, Piljá, Sobeq,
26.Rejum, Jasabná, Maaseías,
27.Ajías, Janán, Anán,
28.Maluk, Jarim y Baaná.
29.Y el resto del pueblo, de los sacerdotes y de los levitas, los porteros, los cantores y los ayudantes, y todos cuantos se habían separado de los habitantes del país para seguir la Ley de Dios junto con sus mujeres y sus hijos e hijas en edad de comprender.
30.Todos éstos, junto con los jefes, sus hermanos, se comprometen por juramento a proceder conforme a la Ley de Dios, promulgada por medio de Moisés, siervo de Dios, y a guardar y cumplir todos los preceptos de Yavé, Dios nuestro, y sus normas y leyes.
31.Decidimos no casar nuestras hijas con la gente del país, ni tomar sus hijas para nuestros hijos.
32.Si la gente del país trae en día sábado mercancías o cualquier otra clase de alimentos para vender, nada les compraremos en día sábado, ni en ningún otro día sagrado de fiesta. El año séptimo dejaremos sin cultivar nuestros campos y perdonaremos todo lo que se nos deba.
33.Consideramos que estamos obligados a dar un tercio de siclo al año para el servicio de la Casa de Yavé;
34.para el pan que se presenta para la ofrenda perpetua, y para el holocausto perpetuo, para los sacrificios de los sábados, de la luna nueva, de las fiestas; para los otros sacrificios, para los sacrificios de expiación por el pecado de Israel y para todo lo que haga falta en la Casa de nuestro Dios.
35.Entre sacerdotes, levitas y gente del pueblo hemos echado a suertes la ofrenda de leña que cada familia por turno debe traer cada año a la Casa de Yavé, para mantener el fuego en el altar de Yavé, nuestro Dios, según está escrito en la Ley.
36.Traeremos todos los años las primicias de nuestros campos y de nuestros frutos a la Casa de Yavé, también nuestros hijos primogénitos y los primeros nacidos de nuestros animales, conforme a lo escrito en la Ley,
37.los primeros nacidos de nuestras vacas y ovejas, destinados para la Casa de Yavé y para los sacerdotes que sirven en la Casa de nuestro Dios.
38.Lo mejor de nuestros cereales, de los frutos de todo árbol, del vino y del aceite se lo traeremos a los sacerdotes, para guardarlo en los departamentos de la Casa de nuestro Dios; también traeremos los diezmos de nuestro campo para los levitas. Los levitas cobrarán el diezmo en todas las ciudades campestres.
39.Un sacerdote hijo de Aarón irá con ellos cuando cobren el diezmo. Los levitas llevarán el diezmo de los diezmos a la Casa de nuestro Dios, a las bodegas donde se guarda el tesoro;
40.pues a estas bodegas los israelitas y los levitas traerán lo que deben en trigo, vino y aceite; allí se encuentran también los utensilios del Santuario, los sacerdotes que están de servicio y los porteros y cantores. Así no descuidaremos la Casa de nuestro Dios.
lunes, 22 de febrero de 2016
Nehemías 9
Nehemías, 9
1.El día (24) de aquel mismo mes se reunieron los israelitas para ayunar, vestidos con sacos y con la cabeza cubierta de polvo.
2.La raza de Israel se separó de todos los extranjeros y, puestos de pie, confesaron sus pecados y los de sus padres.
3.Se pusieron de pie permaneciendo en su lugar, y se leyó en el libro de la Ley de Yavé, su Dios, por espacio de tres horas; durante otras tres horas confesaron sus pecados y quedaron postrados ante Yavé, su Dios.
4.Josué, Baní, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Baní y Quenaní se levantaron en la tarima de los levitas y clamaron en alta voz hacia Yavé, su Dios,
5.y los levitas Josué, Cadmiel, Baní, Jasabnía, Seregías, Hodías, Sebanías y Petafías dijeron: «Levántense, bendigan a Yavé, nuestro Dios, desde siempre y para siempre. Bendito sea tu nombre glorioso que sobrepasa toda bendición y alabanza.»
6.Entonces Esdras dijo: «Tú, Yavé, tú solo hiciste los cielos, el cielo de los cielos y todo su ejército, la tierra y cuanto hay en ella, los mares y todo lo que contienen. A todos tú les das vida, y a ti te adoran todos los ángeles del cielo.
7.Tú, Yavé, eres el Dios que elegiste a Abraham, lo sacaste de Ur, de Caldea, y le diste el nombre de Abraham.
8.Lo hallaste fiel para contigo e hiciste Alianza con él para entregarle el país del cananeo, del heteo, del amorreo, del fereceo, del jebuseo y del guirgaseo a él y a sus descendientes. Y has cumplido tu palabra, porque eres justo.
9.Tú viste la aflicción de nuestros padres en Egipto y escuchaste su clamor cerca del mar Rojo.
10.Obraste milagros y prodigios contra el faraón, contra sus ministros y todo su pueblo, pues supiste que nos habían tratado duramente, y te has hecho famoso hasta el día de hoy.
11.Dividiste el mar ante nuestros padres, que pasaron por medio de él sin mojarse los pies. Hundiste en sus profundidades a sus perseguidores, como piedra que cae en las profundas aguas.
12.Tú los guiaste de día con una columna de nube, y de noche con una columna de fuego, para alumbrar ante ellos el camino por donde tenían que seguir.
13.Bajaste al monte Sinaí y con ellos hablaste desde el cielo; les diste leyes justas, normas que expresan la verdad, preceptos y mandamientos excelentes.
14.Les enseñaste a consagrar a ti el sábado; les ordenaste mandamientos, preceptos y la Ley, por mano de Moisés, tu siervo.
15.Del cielo les mandaste el pan para su hambre; hiciste brotar para su sed agua de la roca y les mandaste ir a apoderarse de la tierra que tú juraste darles mano en alto.
16.Nuestros padres se pusieron orgullosos, endurecieron su cabeza y no escucharon tus mandatos.
17.No quisieron escucharte ni recordaron todos los prodigios que hiciste para ellos. Endurecieron su cabeza como rebeldes y quisieron volver a la esclavitud de Egipto. Pero tú, Dios del perdón, misericordioso y clemente, lento para enojarte y rico en bondad, no los abandonaste.
18.Ni siquiera cuando se fabricaron un becerro y dijeron: «Este es tu Dios, Israel, que te sacó de Egipto», despreciándote profundamente.
19.Tú, en tu inmensa bondad, no los abandonaste en el desierto; la columna de nube no se apartó de ellos durante el día ni la columna de fuego durante la noche, sino que les enseñó la ruta por donde debían caminar.
20.Les diste tu Espíritu bueno para instruirlos; les diste maná para que tuvieran de comer, y agua para calmar su sed.
21.Cuarenta años los cuidaste en el desierto y nada les faltó; ni sus ropas se gastaron ni se hincharon sus pies.
22.Les diste reinos y países; les repartiste las tierras vecinas, se apoderaron del país de Sijón, rey de Jesbón, y del país de Og, rey de Basán.
23.Y multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, llevándolos a la tierra que prometiste a sus padres.
24.Sus hijos entraron y se apoderaron del país. Tú, ante ellos, aplastaste a sus habitantes, los cananeos, y los pusiste en sus manos con sus reyes y todos sus habitantes. Hicieron de ellos lo que quisieron.
25.Conquistaron ciudades fortificadas y una tierra fértil; se apoderaron de casas bien abastecidas, pozos ya hechos, viñas, olivares y árboles frutales de toda clase y en gran abundancia; comieron, se saciaron y engordaron, y vivieron cómodos por tu inmensa bondad.
26.Pero después, indóciles, se rebelaron contra ti, se echaron tu Ley a la espalda, mataron a los profetas que los invitaban a volver a ti, y cometieron contra ti grandes pecados.
27.Tú los entregaste en poder de sus enemigos, que los oprimieron. Durante su opresión clamaban a ti y tú los escuchabas desde el cielo; así que, por tu inmensa bondad, les mandabas salvadores que los libraron de sus opresores.
28.Pero, cuando respiraban de nuevo, hacían el mal contra ti, y tú otra vez los dejabas en manos enemigas que los oprimían. Ellos de nuevo clamaban hacia ti, y tú escuchabas desde el cielo y por tu gran bondad los salvaste muchas veces.
29.Les pediste con mucha insistencia que volvieran a tu Ley, pero ellos, muy orgullosos, no escucharon tus mandatos y órdenes. No observaron lo que el hombre debe cumplir para tener la vida, te volvieron la espalda y por su dura cabeza no te escucharon.
30.Durante muchos años tuviste paciencia con ellos, les advertiste por tu Espíritu, por boca de los profetas, pero ellos no escucharon.
31.Entonces los entregaste en poder de los otros pueblos. Mas por tu inmensa bondad no dejaste que fueran destruidos, ni los abandonaste, porque tú eres Dios de bondad y de misericordia.
32.Ahora, pues, oh Dios nuestro, Dios grande, poderoso y temible, que mantienes tu alianza y tu amor, toma en cuenta la miseria que ha caído sobre nosotros, sobre nuestros reyes y príncipes, nuestros sacerdotes y profetas, sobre nuestros padres y sobre todo tu pueblo desde los tiempos de los reyes de Asiria hasta el día de hoy.
33.Tú te mostraste justo en todo lo sucedido, porque tú has cumplido fielmente tus promesas, mas nosotros hemos actuado con maldad.
34.Nuestros reyes y jefes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no guardaron tu Ley, no hicieron caso de tus mandamientos ni de las normas que tú les diste.
35.Mientras vivían en su reino, gozando de la prosperidad que venía de ti, y la muy fértil y espaciosa tierra que tú les habías preparado, no te sirvieron ni se arrepintieron de sus pecados.
36.Mira que hoy somos nosotros esclavos; somos esclavos en el país que habías dado a nuestros padres para gozar de sus frutos y bienes.
37.Los abundantes frutos que da el país son para los reyes que tú nos has impuesto por nuestros pecados; ellos hacen lo que quieren de nuestras personas y de nuestros ganados, con lo que vivimos en gran tribulación.»
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