martes, 31 de enero de 2017

Mírame todas las veces que desees...


Si alguien es lo suficientemente...

El problema no es tocar fondo, sino quedarte a vivir en él


Si los malos supieran ...


Jeremías, 39



No permitas que nadie te destruya después que Dios te ha restaurado.

Jeremías, 39

1.El año nueve del reinado de Sedecías, rey de Judá, y en el décimo mes del año, Nabucodonosor, rey de Babilonia, volvió con todo su ejército contra Jerusalén y la sitiaron de nuevo.

2.Dos años después, el día nueve del cuarto mes, abrieron una brecha en la muralla de la ciudad

3.y entraron por allí todos los oficiales del rey de Babilonia y establecieron su campamento en la puerta del medio: Nergal-Sareser, príncipe de Sin-Maguir, oficial mayor, Nebusasban, alto jefe y todos los demás oficiales del rey de Babilonia.

4.Cuando Sedecías, rey de Judá, y todos sus soldados los vieron allí, huyeron de noche, saliendo de la ciudad por el camino del parque real, que pasa por la puerta que está entre las dos murallas, y se dirigieron hacia el valle del Jordán.

5.Pero las tropas de los caldeos salieron en su persecución y alcanzaron a Sedecías en los llanos de Jericó, lo tomaron preso y lo llevaron a la presencia de Nabucodonosor, que estaba en Ribla, en tierra de Jamat, el cual lo sometió a juicio.

6.En Ribla, el rey de Babilonia mandó degollar a los hijos de Sedecías ante sus propios ojos, y lo mismo hizo con todos los nobles de Judá.

7.A Sedecías le sacó los ojos y lo envió encadenado a Babilonia.

8.Los caldeos incendiaron el palacio real y las casas del pueblo, y demolieron las murallas de Jerusalén.

9.Nebuzardán, comandante de la guardia, desterró a Babilonia al resto de la población que había quedado en la ciudad, a los desertores que se habían rendido a él y a los pocos artesanos que aún había.

10.En cuanto a los pobres, que no poseían ninguna cosa, los dejó en la tierra de Judá, dándoles, al mismo tiempo, viñas y campos.

11.Respecto a Jeremías, Nabucodonosor, rey de Babilonia, había dado esta orden a Nebuzardán, comandante de la guardia:

12.«Tómalo y cuídalo, no le hagas ningún daño, sino que has de tratarlo como él te pida.»

13.Entonces Nebuzardán, comandante de la guardia, Nebusasbán, alto jefe, Nergal-Sareser, oficial mayor y los otros oficiales del rey de Babilonia,

14.mandaron sacar a Jeremías del patio de la guardia y lo entregaron a Godolías, hijo de Ajigam, para que lo condujera a su casa. Y así se quedó en medio del pueblo.

15.Estando Jeremías detenido en el patio de la guardia, la palabra de Yavé le había sido dirigida de esta manera:

16.«Anda a decir a Abdemelec, el etíope: Así habla Yavé de los Ejércitos, el Dios de Israel: Ahora se van a cumplir mis palabras que anunciaban a esta ciudad, no felicidades sino calamidades, y tú mismo lo verás.

17.Pero yo te salvaré, dice Yavé, y no caerás en manos de los hombres a los que tú tienes miedo.

18.Sí, ten la seguridad de que entonces yo te pondré a salvo y no morirás a espada; y salvarás por lo menos tu vida, porque confiaste en mí», dice Yavé.

lunes, 30 de enero de 2017

Hay genios sin estudios e idiotas con doctorado...


El día que tengas que comer piedras y beber petroleo, entenderás que tan importante es el campesino


Criticar mis defectos, no van a disminuir los tuyos.


No perdiste a nadie...


Todos saben que el tiempo no espera a nadie...


Jeremías, 38



No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudare; te sostendré con mi mano derecha victoriosa.

Jeremías, 38

1.Sefatías, Guedalías, Jucal y Pasjur habían oído a Jeremías decir en público lo siguiente:

2.«Dice Yavé: Quien se quede en esta ciudad morirá a espada, o de hambre o de peste; en cambio, el que se entregue a los caldeos, vivirá; aunque pierda todo, salvará la vida. Y también esto es palabra de Yavé:

3.He decidido entregar a Jerusalén en manos del rey de Babel.»

4.Y aquellos jefes dijeron al rey: «Este hombre debe morir, porque sus discursos desalientan a los combatientes que quedan en esta ciudad y aun a todo el pueblo. Es evidente que este hombre no busca nuestro bien, sino que trata de perdernos.»

5.Sedecías respondió: «Ahí lo tienen, pues el rey nada puede contra ustedes.»

6.Entonces se apoderaron de Jeremías y lo echaron al pozo de Melquías, hijo del rey, situado en el patio de la guardia, bajándolo con cuerdas. En el pozo no había agua, sino puro fango, y Jeremías se hundió en el fango.

7.Pero un oficial del palacio, el etíope Abdemalec, oyó decir que habían echado a Jeremías en el pozo.

8.Salió del palacio y fue al encuentro del rey, que estaba sentado a la Puerta de Benjamín y le habló en estos términos:

9.«¡Oh, mi señor!, esos hombres han procedido muy mal con el profeta Jeremías. Lo han echado en el pozo, donde va a morir.»

10.Entonces el rey ordenó al etíope: «Toma tres hombres y saca a Jeremías del pozo antes de que muera.»

11.Abdemalec consiguió los hombres, volviendo con ellos al palacio del rey. Ahí, del ropero de la sala del tesoro, tomó trapos y ropas gastadas, y por medio de sogas los pasó a Jeremías, diciéndole:

12.«Ponte estos trapos en los sobacos y pasa las cuerdas por debajo.» Jeremías lo hizo,

13.y así lo subieron y lo dejaron en el patio de la guardia.

14.Entonces, Sedecías mandó a buscar a Jeremías y lo hizo venir donde él estaba, a la tercera entrada de la Casa de Yavé. Y le dijo: «No me ocultes nada de lo que te voy a preguntar.»

15.Respondió Jeremías: «Si soy sincero, me matarás; y si te doy un consejo, no me escucharás.»

16.Entonces el rey juró en secreto a Jeremías: «Por Yavé y por la vida que nos ha dado, que no te mataré, ni te entregaré a los jefes que buscan tu muerte.»

17.Y Jeremías transmitió al rey esta palabra de Yavé: «Si te entregas a los generales del rey de Babel, salvarás tu vida y esta ciudad no será quemada; vivirás tú y los tuyos.

18.Pero si no lo haces, esta ciudad caerá en manos de los caldeos, que la incendiarán, y tú no escaparás de ellos.»

19.Sedecías dijo a Jeremías: «Les tengo miedo a los judíos que se han pasado a los caldeos; pues si me entregan a ellos, se vengarán de mi persona.»

20.Replicó Jeremías: «Los caldeos no te entregarán a ellos. Haz lo que Yavé te dice por mi boca; te resultará bien, y con vida quedarás.

21.En cambio, si te niegas a rendirte, escucha lo que me ha revelado Yavé:

22.Todas tus mujeres que han quedado en el palacio del rey de Judá son llevadas a los generales del rey de Babilonia, y se burlan de ti con esta canción: «Te han engañado tus buenos amigos; al hundirse tus pies en el fango, ellos te abandonaron.»

23.Llevarán a todas tus mujeres y tus hijos a los caldeos, y tú no escaparás de ellos, sino que caerás en manos del rey de Babilonia, el cual incendiará esta ciudad.»

24.Entonces dijo Sedecías a Jeremías: «Que nadie se entere de estas palabras, de lo contrario morirás.

25.Si los jefes saben que he hablado contigo y te preguntan qué hemos conversado, aunque te amenacen de muerte,

26.les dirás: Sólo he suplicado al rey que no me haga volver a la casa de Jonatán, porque tengo miedo de morir allí.»

27.Vinieron, en efecto, todos los jefes donde Jeremías y lo interrogaron. Y él les respondió conforme a lo que había dicho el rey. Ellos no pudieron insistirle, pues nadie había presenciado su entrevista con el rey.

28.Así, pues, Jeremías quedó en el patio de la guardia hasta el día en que fue tomada Jerusalén.

domingo, 29 de enero de 2017

!Feliz noche!


No tengo derecho a juzgar la vida de otros...


El que tiene fe en sí mismo...


No tienes que ser grande para comenzar, pero debes comenzar para ser grande

A veces es necesario...

El hombre que no lee, no tiene ninguna ventaja sobre el que no sabe leer.


No intentes jamás curar el cuerpo sin antes haber curado el alma


CADA QUIEN GOZA SU PROPIA VERDAD, SE ENCIERRA EN SU PROPIA MENTIRA Y SE PIERDE EN SU PROPIA LOCURA.


Doy la cara al enemigo...


sábado, 28 de enero de 2017

El chiste de hoy


Cómo pretendes volar, si no te alejas de los que te arrancan las plumas.


No digas no puedo ni en broma...


Jeremías, 37


Jeremías, 37

JER 37: 1 Vino a reinar, en vez de Konías, hijo de Yoyaquim, el rey Sedecías, hijo de Josías, al que Nabucodonosor, rey de Babilonia, puso por rey en tierra de Judá,
JER 37: 2 pero tampoco él ni sus siervos, ni el pueblo de la tierra, hicieron caso de las palabras que Yahveh había hablado por medio del profeta Jeremías.
JER 37: 3 El rey Sedecías envió a Yukal, hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maaseías, a decir al profeta Jeremías: ¡Ea! Ruega por nosotros a nuestro Dios Yahveh.
JER 37: 4 Y Jeremías iba y venía en público, pues no le habían encarcelado.
JER 37: 5 Las fuerzas de Faraón salieron de Egipto, y al oír hablar de ellos los caldeos que sitiaban a Jerusalén, levantaron el sitio de Jerusalén.
JER 37: 6 Entonces fue dirigida la palabra de Yahveh al profeta Jeremías:
JER 37: 7 Así dice Yahveh, el Dios de Israel: Así diréis al rey de Judá que os envía a mí, a consultarme: He aquí que las fuerzas de Faraón que salían en vuestro socorro se han vuelto a su tierra de Egipto,
JER 37: 8 y volverán los caldeos que atacan a esta ciudad, la tomarán y la incendiarán.
JER 37: 9 Así dice Yahveh: No cobréis ánimos diciendo: Seguro que los caldeos terminarán por dejarnos y marcharse; porque no se marcharán,
JER 37: 10 pues aunque hubieseis derrotado a todas las fuerzas de los caldeos que os atacan y les quedaren sólo hombres acribillados, se levantarían cada cual en su tienda e incendiarían esta ciudad.
JER 37: 11 Cuando las tropas caldeas estaban levantando el sitio de Jerusalén, replegándose ante las tropas del Faraón, aconteció que
JER 37: 12 Jeremías salía de Jerusalén para ir a tierra de Benjamín a asistir a un reparto en el pueblo.
JER 37: 13 Y encontrándose él en la puerta de Benjamín, donde había un vigilante llamado Yiriyías, hijo de Selemías, hijo de Jananías, éste prendió al profeta Jeremías diciendo: ¡Tú te pasas a los caldeos!
JER 37: 14 Dice Jeremías: ¡Falso! Yo no me paso a los caldeos. Pero Yiriyías no le hizo caso, y poniendo preso a Jeremías, le llevó a los jefes,
JER 37: 15 los cuales se irritaron contra Jeremías, le dieron de golpes y le encarcelaron en casa del escriba Jonatán, convertida en prisión.
JER 37: 16 Así que Jeremías ingresó en el calabozo y en las bóvedas y permaneció allí mucho tiempo.
JER 37: 17 El rey Sedecías mandó traerle, y le interrogó en su casa, en secreto: ¿Hay algo de parte de Yahveh? Dijo Jeremías: Lo hay. Y añadió: En mano del rey de Babilonia serás entregado.
JER 37: 18 Y dijo Jeremías al rey Sedecías: ¿En qué te he faltado a ti, a tus siervos y a este pueblo, para que me hayáis puesto en prisión?
JER 37: 19 ¿Pues dónde están vuestros profetas que os profetizaban: No vendrá el rey de Babilonia contra vosotros ni contra esta tierra?
JER 37: 20 Ahora, pues, oiga el rey mi señor, caiga bien en tu presencia mi petición de gracia y no me vuelvas a casa del escriba Jonatán, no muera yo allí.
JER 37: 21 Entonces el rey Sedecías mandó que custodiasen a Jeremías en el patio de la guardia y se le diese un rosco de pan por día de la calle de los panaderos, hasta que se acabase todo el pan de la ciudad. Y Jeremías permaneció en el patio de la guardia.

viernes, 27 de enero de 2017

Todo a su tiempo

No existe asensor...

Aquello que une y separa a las personas, no son las diferencias, sino los valores


Haz sólo lo que amas y serás feliz...


Jeremías, 36


Jeremías, 36

1.El año cuarto del reinado de Joaquim, hijo de Josías, rey de Judá, Jeremías recibió esta palabra de Yavé:

2.Toma un papel enrollado y apunta en él todo lo que te he comunicado sobre Jerusalén, Judá y todas las naciones, desde la fecha en que comencé a hablarte, en tiempos de Josías, hasta el día de hoy.

3.A ver si, escuchando el pueblo de Judá el mal que he pensado hacerles, se aparta de su mal camino y puedo yo, entonces, perdonarles su culpa y sus pecados.

4.Jeremías mandó llamar a Baruc, hijo de Nerías, a quien dictó, para que anotara en el papel enrollado todo cuanto Yavé le había comunicado al profeta.

5.Jeremías mandó decirle a Baruc: «Estoy detenido y no puedo ir a la Casa de Yavé,

6.así que tú mismo irás a leer este rollo en la Casa de Yavé. Cuando corresponda un día de ayuno lo leerás en voz alta a los judíos que vienen de sus ciudades.

7.Tal vez supliquen a Yavé y se aparten de su mal camino, porque grandes son la indignación de Yavé y el castigo con que ha amenazado a este pueblo.

8.Y Baruc, hijo de Nerías, hizo lo que le ordenó Jeremías, o sea, leer este libro en la Casa de Yavé.

9.En el año quinto de Joaquim, rey de Judá, en el mes noveno, convocaron para un ayuno a toda la gente de Jerusalén y de las ciudades de Judá, y éstos vinieron a Jerusalén.

10.Entonces Baruc leyó a todo el pueblo las palabras de Yavé contenidas en el libro, a la entrada de la Puerta Nueva de la Casa de Yavé, en la habitación de Guemarías, hijo de Safán.

11.En cuanto Miqueas, hijo de Guemarías, oyó las palabras de Yavé escritas en el rollo,

12.bajó al palacio real, donde estaban reunidos todos los ministros. Ahí estaban el secretario Elisama, Dalaías, Gamarías, Elnatán, Sedecías, hijo de Hananías, y los demás ministros.

13.Y Miqueas les refirió todo lo que había oído de la lectura pública de Baruc.

14.Entonces los ministros enviaron a Judí, hijo de Natanías, a decir a Baruc: «Toma el rollo que has leído y ven.» Baruc tomó el libro y fue donde ellos.

15.Y le dijeron: «Siéntate y léenoslo ahora a nosotros.»

16.Cuando oyeron todos estos discursos, se miraron uno al otro muy asustados y dijeron a Baruc: «Tenemos que dar a conocer al rey todo esto.»

17.Y le preguntaron a Baruc: «Explícanos de dónde has sacado todo lo que está escrito.»

18.Baruc les respondió: «Jeremías me dictaba las palabras y yo las escribía con tinta en el libro.»

19.Los ministros dijeron a Baruc: «Escóndanse, tú y Jeremías, sin que nadie sepa dónde están.»

20.Después fueron al patio donde estaba el rey, dejando el libro en la oficina del secretario Elisama, y contaron al rey todo lo que pasaba.

21.El, entonces, mandó a Judí a buscar el libro. Este lo trajo y lo leyó al rey y a los ministros que estaban a su lado.

22.El rey estaba ante un brasero, pues era invierno,

23.y cada vez que Judí acababa de leer tres o cuatro columnas, él recortaba las hojas con su cortaplumas y las arrojaba al fuego del brasero, hasta que todo el rollo se quemó.

24.Ni el rey, ni ninguno de sus servidores se asustaron o se rasgaron las vestiduras al escuchar estas palabras.

25.Por más que Elnatán, Dalaías y Gamarías suplicaran al rey que no quemara el rollo, no les hizo caso.

26.En seguida, el rey ordenó a Jeramiel, a Seraías y a Selemías que tomaran preso al secretario Baruc y al profeta Jeremías, pero Yavé los ocultó.

27.Después que el rey hubo quemado el rollo que contenía todo lo que había anotado Baruc y que le había dictado Jeremías, Yavé habló de nuevo a éste:

28.«Toma otro papel enrollado y vuelve a escribir en él todo lo que contenía el primero, y que fue quemado por Joaquim, rey de Judá.

29.Y sobre este último pronuncia esta sentencia. Esto dice Yavé: Tú quemaste este rollo, diciendo: «¿Por qué has escrito en él: Vendrá sin falta el rey de Babilonia, destruirá esta tierra y hará desaparecer de ella hombres y animales?»

30.Pues bien, así dice Yavé a propósito de Joaquim, rey de Judá: No tendrá quien le suceda en el trono de David, y su propio cadáver quedará tirado, expuesto al calor del día y al frío de la noche.

31.Le castigaré a él, a su familia y a su servidumbre por todas sus maldades, enviando sobre ellos, sobre los habitantes de Jerusalén y sobre los hombres de Judá todas las calamidades que les anuncié sin que me hicieran caso.»

32.Tomó, pues, Jeremías otro papel enrollado y se lo entregó a Baruc hijo de Nerías, el secretario, y le dictó para que anotara todas las cosas que contenía el libro quemado por Joaquim, rey de Judá. Y añadió, además, muchas otras cosas del mismo estilo.

jueves, 26 de enero de 2017

!Buenas noches amigos!


Libérate de la ansiedad...


Amor eterno


Tu futuro depende de lo que hagas hoy


El final de un libro debe ser el inicio de otro


Si ama al dinero...


Jeremías, 35


Jeremías, 35

1.Esta es la palabra de Yavé que llegó a Jeremías cuando reinaba en Judá Joaquim, hijo de Josías:

2.Anda a ver a los recabitas, conversa con ellos, llévalos a la Casa de Yavé y, en uno de sus departamentos, sírveles vino.

3.Fui, pues, a ver a Jezonías, hijo de Jeremías y nieto de Habsanías, a sus hermanos, a todos sus hijos, en una palabra, a toda la familia de los recabitas,

4.y los llevé a la Casa de Yavé, al departamento de Ben Yojanán, hijo de Jegdelías, hombre de Dios; ése está al lado del departamento de los jefes y encima del que tiene Masías, hijo de Selum, guardián de la puerta.

5.Coloqué delante de los miembros de la comunidad recabita jarros y copas llenas de vino y les dije: «Sírvanse vino.»

6.Pero contestaron: «No podemos tomar vino porque Jonadab, hijo de Recab, nuestro antepasado, nos prohibió hacerlo, diciéndonos: "Ninguno de ustedes ni de sus hijos probará jamás el vino,

7.ni construirá casas, ni hará siembras, ni plantará viñas, ni tendrá propiedades, sino que durante toda su vida vivirán en carpas para que vivan largos años en la tierra, en que son ustedes extranjeros."

8.Nosotros hemos cumplido fielmente lo que nos ordenó nuestro padre Jonadab, hijo de Recab, y así ninguno de nosotros, ni nuestras mujeres ni nuestros hijos ni nuestras hijas,

9.tomamos nunca vino, ni edificamos casas para vivir, ni tenemos viñas ni campos sembrados,

10.sino que habitamos en carpas. Hemos obedecido siempre todas las órdenes que nos dio nuestro antepasado Jonadab.

11.Sólo que cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadió nuestro país, nos dijimos: "Vamos a Jerusalén para escapar del ejército de los caldeos y del de Siria." Y nos hemos establecido en Jerusalén.»

12.Entonces Yavé habló a Jeremías de nuevo:

13.Esto dice Yavé de los Ejércitos, el Dios de Israel: Anda a decirles a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén: ¡Ojalá que esto les sirva de lección de cómo se obedecen mis palabras! -dice Yavé-.

14.Se han cumplido las órdenes de Jonadab, hijo de Recab, que prohibió a sus hijos tomar vino y no han bebido hasta la fecha por obedecer a la orden de su padre. En cambio, yo les he hablado a ustedes sin parar, insistentemente, y ustedes no me han escuchado.

15.Les he mandado, repetidas veces, a todos mis servidores los profetas, con este aviso: Dejen el mal camino que llevan, mejoren de conducta, no anden tras otros dioses para adorarlos, y sólo entonces podrán quedarse en la tierra que les di a ustedes y a sus padres. Pero ustedes no me han oído ni me han hecho caso.

16.¡Mientras que los hijos de Jonadab, hijo de Recab, cumplieron la orden que les dejó su padre, este pueblo, en cambio, ni siquiera se ha parado a escucharme!

17.Pues bien, esto es lo que afirma ahora Yavé de los Ejércitos, el Dios de Israel: Yo voy a mandar sobre Judá y sobre los habitantes de Jerusalén toda suerte de calamidades con que los había amenazado, porque les avisé y no lo tomaron en cuenta, los llamé y no me respondieron.

18.Y a la comunidad de los recabitas les dijo Jeremías: «Esto declara Yavé de los Ejércitos, el Dios de Israel sobre ustedes: Ya que ustedes han obedecido a la orden de su antepasado Jonadab cumpliendo todo lo que les mandó y actuando como él quería,

19.por eso -lo dice Yavé de los Ejércitos, Dios de Israel: Jonadab, hijo de Recab, siempre tendrá descendientes para servirme.»

martes, 24 de enero de 2017

!Arte!


El arquitecto del mundo nunca hace dos veces la misma creación.


Si sigues diciendo que las cosas te irán mal...


Quien no ama su trabajo...


Jeremías, 34


Jeremías, 34

1.Estas fueron las palabras que Yavé dirigió a Jeremías, mientras el rey de Babilonia, Nabucodonosor, con todo su ejército, con todos los reinos de la tierra sometidos a su poder y todos los pueblos, atacaban a Jerusalén y a todas las ciudades de Judá.

2.Esta fue la palabra de Yavé, Dios de Israel: Anda a decirle a Sedecías, rey de Judá, lo que piensa Yavé. Muy pronto dejaré que esta ciudad caiga en manos del rey de Babilonia, quien la incendiará.

3.Y tú no creas que te vas a escapar de él, sino que caerás prisionero y serás entregado en sus manos. Verás al rey de Babilonia cara a cara y le hablarás frente a frente. Luego partirás a Babilonia.

4.Sin embargo, atiende esta palabra de Yavé, oh Sedecías, rey de Judá: Tú no morirás a espada, sino en paz.

5.Y así como se quemaron perfumes para tus antepasados, los reyes que gobernaron antes que tú, así también se quemarán en tu honor y se recitará por ti la lamentación «¡Ay, Señor!», pues soy yo quien lo afirma, dice Yavé.

6.El profeta Jeremías refirió todo esto a Sedecías, rey de Judá, en Jerusalén,

7.mientras el ejército del rey de Babilonia atacaba a Jerusalén y a las ciudades de Judá que aún quedaban, a saber Laquis y Azecá, que eran las únicas que todavía resistían de todas las ciudades de Judá, pues eran ciudades fortificadas.

8.Palabras que Yavé dirigió a Jeremías con respecto a la liberación de los esclavos.El rey Sedecías de acuerdo con el pueblo de Jerusalén, había proclamado solemnemente una liberación,

9.y cada uno debía dejar libres a sus esclavos de raza hebrea, hombres o mujeres. Nadie debía mantener en esclavitud a uno de sus hermanos judíos.

10.Todas las autoridades y el pueblo habían entendido el compromiso que tomaban y despidieron a sus esclavos.

11.Pero pronto cambiaron de parecer y los mandaron a buscar, reduciéndolos otra vez a la esclavitud.

12.Entonces Jeremías recibió esta palabra de Yavé:

13.«Yo hice una alianza con sus padres el día que los saqué de Egipto, de la casa de la esclavitud, y les dije:

14.Al cabo de siete años cada uno de ustedes dejará libre a su hermano. La persona de raza hebrea que se haya vendido a ti estará a tu servicio seis años y luego la despedirás libre. Pero sus padres no me escucharon ni se fijaron en esto.

15.Ustedes, sin embargo, se convirtieron hace poco e hicieron según mi deseo, proclamando la libertad de sus hermanos. Ese compromiso se tomó en mi presencia, en la casa que mi Nombre ha santificado.

16.Pero ustedes se arrepintieron después y profanaron mi Nombre, pues cada uno fue a buscar a su esclavo o a su sirvienta para hacerlos esclavos de nuevo.»

17.Por lo tanto, así dice Yavé: «Ustedes no me han escuchado al no conceder la libertad a su prójimo. Pues bien, voy a dejar libres contra ustedes a la espada, a la peste y al hambre, y llegarán a ser un ejemplo espantoso para todas las naciones de la tierra.

18.Esos hombres que firmaron el acuerdo y que después violaron el acuerdo que se tomó en mi presencia, - todos esos tendrán una suerte parecida a la del ternero que partieron para luego pasar entre sus pedazos.

19.Hablo de los jefes de Judá y de Jerusalem, de los oficiales y de los sacerdotes, y de todos los propietarios que pasaron entre las mitades del ternero..

20.Los entregaré a sus enemigos, y sus cadáveres serán pasto de las aves y de las fieras.

21.Entregaré también a Sedecías, rey de Judá, y a sus oficiales en manos de sus adversarios, o sea, al ejército del rey de Babilonia que acaba de retirarse.

22.Pues ahora les doy una orden para que vuelvan. Atacarán esta ciudad y la tomarán para pegarle fuego. Y de de las ciudades de Judá no quedarán más que ruinas solitarias.»

domingo, 22 de enero de 2017

Bienaventurado el que no cambia el sueño de su vida...


Jeremías, 33



Jeremías, 33

1.Estando Jeremías todavía preso en el patio de la guardia, la palabra de Yavé le llegó por segunda vez, de esta manera:

2.Esto dice Yavé, que hizo la tierra, dándole forma y firmeza, y cuyo nombre es Yavé.

3.Llámame y te responderé; te mostraré cosas grandes y secretas que tú ignoras.

4.Pues, respecto de las casas de esta ciudad y de los palacios reales, que van a ser demolidos, para servir de trincheras y de muros de defensa contra los caldeos,

5.Yavé, Dios de Israel, dice que esto no conducirá a otra cosa que a llenar la ciudad de cadáveres; allí estarán aquellos a quienes haya yo derribado con rabia y furor, y cuya maldad fue causa de que yo no quisiera mirar más a esta ciudad.

6.Yo, sin embargo, me apresuraré a que se restablezcan y mejoren; les devolveré la salud y les haré gozar de mucha paz y seguridad.

7.Cambiaré la suerte de Judá y la de Jerusalén y los volveré a construir como antes.

8.Los limpiaré de todos esos pecados con que me ofendieron y se rebelaron contra mí.

9.Y Jerusalén será para mí motivo de alegría, de honor y de gloria ante todas las naciones de la tierra. El mundo entero, al oír todo el bien que voy a hacer a los míos, se asustará y temblará de tanta felicidad y paz que les concederé.

10.Ustedes dicen que este lugar está abandonado, sin habitantes ni ganados. Pero así dice Yavé: En todas las ciudades de Judá y en las calles desoladas de Jerusalén, ahora sin habitantes ni ganados, aún se oirán

11.gritos de gozo y de alegría, canción del novio y de la novia, voz de los que traigan sacrificios de alabanza a la Casa de Yavé. Y dirán éstos: «Alaben a Yavé porque es bueno, porque es eterno su amor.» Pues haré volver a los que fueron desterrados, y estarán como antes.

12.Así dice Yavé Sabaot: En este lugar sin habitantes ni ganados, y en todas las ciudades, habrá pastos y pastores que hagan acostarse a las ovejas

13.en las ciudades de la Montaña y en las de la Tierra Baja, en las del Negueb y en la tierra de Benjamín. En los alrededores de Jerusalén y en las ciudades de Judá volverán a pasar las ovejas bajo la mano del que las cuente, dice Yavé.

14.Se acerca ya el momento, dice Yavé, en que cumpliré la promesa que hice a la gente de Israel y a la de Judá:

15.En esos días, haré nacer un nuevo brote de David que ejercerá la justicia y el derecho en el país.

16.Entonces Judá estará a salvo, Jerusalén vivirá segura y llevará el nombre de «Yavé es nuestra justicia».

17.Pues lo afirma Yavé: Nunca le faltará a David un descendiente para que se siente en el trono de Israel

18.ni tampoco les faltará a los sacerdotes y levitas un hombre que, en presencia mía, ofrezca holocaustos, queme incienso de oblación y celebre el sacrificio cada día.

19.En seguida Yavé se dirigió a Jeremías con estas palabras:

20.Si ustedes pudieran alterar el orden acordado por mí entre el día y la noche, de tal manera que no sea de día o de noche cuando corresponda,

21.entonces podría romper también mi alianza con David, mi siervo, para que no haya ningún hijo suyo que pueda ocupar el trono del rey, y con los sacerdotes y levitas que me sirven.

22.Multiplicaré la descendencia de David, mi servidor, y de los levitas, para que continúen en mi servicio, como el ejército de los cielos que no se puede contar, o como la arena del mar que no se puede calcular.

23.Una palabra de Yavé llegó a Jeremías:

24.¿No te has fijado en lo que esta gente comenta? Que Yavé ha dejado a un lado a las dos familias que había escogido, y, por eso, desprecian a mi pueblo, que para ellos ya no es una nación.

25.Mas Yavé sostiene: Si no es cierto que yo hice el día y la noche, ni establecí leyes para el cielo y la tierra,

26.en ese caso ¡tampoco me preocuparé de la familia de Jacob y de David, mi servidor, ni tomaré más de entre sus descendientes a quienes gobiernen la posteridad de Abraham, de Isaac y de Jacob; pues quiero que vuelvan de su cautiverio y demostrarles así compasión.