FACUNDO CABRAL 11.
HOJA DE VIDA
Facundo Cabral nació cerca del mar y viste como un vaquero. El puerto de La Plata, Argentina, donde respiró por primera vez el 22 de mayo de 1937, parece haberlo intoxicado de horizontes; su vestimenta de vaquero era la única posible para su búsqueda incesante de vastedades. Por algo lo llaman trotamundos, por algo ha recorrido 165 países, por algo escogió cantar y contar historias como los antiguos juglares. En su atribulada niñez, conoció la extrema pobreza en ese confín del planeta que es la Tierra del Fuego y, durante la adolescencia, recorrió los dolorosos senderos que impone el infierno en la Tierra, un recorrido interior del que emergió de la mano de Dios. Entre los 14 y los 17 años estuvo en un reformatorio, conoció el alcoholismo y aprendió a leer. Su profunda espiritualidad y las canciones de Atahualpa Yupanqui se juntaron para que el hijo de Sara, en 1959, tomara una guitarra y conociera la libertad plena que otorga la música. Pero fue en 1970 cuando el nombre de aquel retraído niño comenzó a brillar. Escribió “No soy de aquí, no soy de allá” y ya nunca se olvidó al cantautor de protesta que ha convertido en música las doctrinas de los poetas, las luchas de los pacifistas y las enseñanzas de los maestros espirituales.
En 1976, la opresión de su país lo llevó hasta México desde donde comenzó su incansable recorrido para llevar a todo el planeta esas canciones donde dialogan Borges y Gandhi, Jesús y Whitman, la Madre Teresa y Atahualpa Yupanqui. Facundo Cabral se ha acercado a la escritura y ha publicado Ayer soñé que podía y hoy no puedo, Mi abuela y yo, Cuaderno de Facundo, Borges y yo y Salmos. La UNESCO lo nombró en 1996 Mensajero Mundial de la Paz en reconocimiento a su constante llamado a la paz y al amor en el mundo.
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