jueves, 28 de septiembre de 2017

FACUNDO CABRAL 2.


FACUNDO CABRAL 2.

Un viaje de iniciación.

Exactamente…Recién ahora lo estoy pensando. Me crucé con gente de mucho dinero que me llevaba en su auto cien kilómetros, gente que me llevaba a caballo otros veinte kilómetros, y, bueno, así llegué a Buenos Aires y le pregunté a un vendedor de verduras que estaba en la Plaza Constitución: “Oye ¿conoces a un señor que se llama Perón?”…

Menuda pregunta.

Por eso no quiero que suene a anuncio político... Y me dice que sí, que es el presidente del país. “¿Dónde puedo hablar con él?”, le pregunto y me responde: “Bueno, vas derecho por la 9 de julio, cruzas a la derecha que es la calle Pellegrini, llegas a la Avenida de Mayo, doblas a la derecha, haces cuatro o cinco cuadras, llegas a una plaza, detrás de allí hay una casa absurda, ridículamente pintada de rosado, y bueno, ahí es”, me dijo muy burlón. Y yo pensé que “no es cierto, el presidente no puede estar en una casa rosada”. Entonces me dice que los presidentes suelen ser gente ocupada y que es muy difícil que me atienda. “Además –me dice- sos un niño, muy poco serio. Te van a mandar a la sociedad de no sé qué. Pero mira, yo leí en el periódico que mañana es el aniversario de la Ciudad de La Plata. Ve ahí, que a lo mejor cuando entre a la Catedral puedes llegar a él. No creo que sea fácil, pero tú ve”. De allí había salido con mi madre. Yo nací a dos cuadras de donde después me encontré con Perón. Mira lo que es el círculo. Yo, sin darme cuenta, había cerrado mi primer círculo a los nueve años. Era 1946, recién había subido al poder y Perón era el profeta que volvía a la tierra. Él fue tal vez el hombre más amado de la historia argentina en su momento... (Sigue 3)

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