jueves, 2 de noviembre de 2017

ECLESIASTÉS (6) La búsqueda del placer, intento ilusorio


La búsqueda del placer, intento ilusorio

2 1 Yo me dije a mí mismo: "Ven, te haré experimentar el placer; goza del bienestar". Pero también esto es vanidad.

2 De la risa, dije: "No es más que locura", y de la alegría: "¿Para qué sirve?".

3 Decidí estimular mi carne con el vino, manteniendo la mente lúcida, y dejarme llevar de la insensatez, hasta ver qué les conviene hacer a los hombres bajo el cielo, en los contados días de su vida.

4 Emprendí grandes obras: me construí mansiones y planté viñedos;

5 me hice jardines y parques, y planté allí toda clase de árboles frutales;

6 me fabriqué cisternas, para regar el bosque donde crecían los árboles;

7 compré esclavos y esclavas, y algunos me nacieron en casa; poseí también ganado en abundancia, más que todos mis predecesores en Jerusalén.

8 Amontoné además plata y oro, y tesoros dignos de reyes y de provincias; me conseguí cantores y cantoras, y muchas mujeres hermosas, que son la delicia de los hombres.

9 Llegué a ser tan grande, que superé a todos mis predecesores en Jerusalén. Sin embargo, la sabiduría permanecía siempre conmigo.

10 No negué a mis ojos nada de lo que pedían, ni privé a mi corazón de ningún placer; mi corazón se alegraba de todo mi trabajo, y este era el premio de todo mi esfuerzo.

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