viernes, 8 de julio de 2016

La Mudanza de Facundo Cabral (Última presentación de Facundo Cabral en Quezaltenango. Guatemala)


LA MUDANZA DE FACUNDO CABRAL



Nuestro querido compinche Facundo Cabral, el gran cantautor argentino, a quien recordamos cada día, se mudó el 09 de Julio del 2011, a los 74 años en el país de Guatemala. 

Facundo Cabral nos dejó un enorme recuerdo de hermosas canciones, anécdotas, libros, poesías y reflexiones que compartimos día a día, palabras que el distribuyó en su recorrido por muchos escenarios del mundo y que con su contenido ayudan a muchísima gente a salir adelante a pesar de las adversidades, a ser felices, a vivir el día a día. 

Fue su canción "No soy de aquí ni soy de allá", grabada en 1970, la que le dio fama internacional.

Facundo Cabral en 1996 fue nombrado "Mensajero de la Paz Mundial" por la UNESCO.

El siempre habló de la felicidad como un deber y decía que era la mejor forma de pasar por la vida.

"Somos hijos del amor, por lo tanto nacemos para la felicidad (fuera de la felicidad son todos pretextos), y debemos ser felices también por nuestros hijos porque no hay nada como recordar padres felices. 

Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la Tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo".

"Cada hombre justo es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia, porque cada cantor, es un soldado menos".

“Hay una sola religión, el amor. Hay un solo lenguaje el del corazón. Hay una sola raza, la humanidad. Hay un solo Dios y está en todas partes”. 

Las últimas noticias sobre su mudanza:

(Cabral se encontraba en el país en julio de 2011, porque fue contratado por Fariñas para efectuar una serie de presentaciones musicales. El artista se hospedó en el hotel Tikal Futura la noche anterior al crimen. El cantautor fue recogido por Fariñas en la madrugada del 9 de julio del 2011, y juntos en una camioneta se dirigieron al Aeropuerto Internacional La Aurora, pero al llegar al bulevar Liberación, zona 9, fueron alcanzados por hombres armados que viajaban en dos vehículos y les dispararon. El automotor en el que se desplazaban Cabral y Fariñas resultó con 25 impactos de bala. Tres proyectiles alcanzaron al artista, lo cual le causó la muerte inmediata.

“No tuve la oportunidad de ver quién nos disparó”, aseguró el narcotraficante a Villeda, lo cual fue escuchado ayer por los jueces del tribunal que conocen el juicio en contra de Jiménez y los cuatro presuntos sicarios que habrían participado en el crimen: Elgin Enrique Vargas Hernández, Wilfred Allan Stokes Arnold, Juan Hernández Sánchez y Audelino García Lima. Las penas emitidas por el Tribunal de Mayor Riesgo fueron de 50 a 53 años de prisión. (Publicado por Jerson Ramos)


La despedida:

Cabral concedió su último concierto en Quetzaltenango en el teatro Roma, donde cantó su música, compartió anécdotas e incluso habló como un presagio a su muerte.

Facundo se presentó en la ciudad de Quetzaltenango, a 200 kilómetros de la ciudad de Guatemala.

Muchísimas personas disfrutaron de lo que finalmente fue su último concierto.

Última presentación de FACUNDO CABRAL en Quezaltenango. Guatemala (Parte 1)
Transcripción Juana Macedo. 

…!aplausos!... Muchas gracias, me da mucho gusto estar con ustedes, son muchos años de amistad, siempre me abrieron las puertas y le dieron abrigo a mis canciones y fueron mis compinches, mis socios, en esta aventura extraordinaria que es la vida.

El teatro es un templo, porque el arte es la más bella religión y además generoso porque ni siquiera te impone mandamientos. Se supone que uno sabe lo que tiene que hacer.

Son 51 años de caminar este planeta maravilloso, el primero de Enero de 1960, subí por primera vez y casi por accidente a un escenario en Argentina, no sospeché que iban a ser 51 años maravillosos. La canción que me iba a permitir caminar el mundo, porque Dios no me privó de nada, ni de la miseria que nos hace más humildes, lo que no es poco para un Argentino. Ni de la soledad por la que nos conocemos

Había escuchado un poco antes de cantar una cosa extraordinaria, tan fuerte para mí, que sentí por primera vez a los 17 años de que estaba vivo y que había nacido, porque no se nace solamente cuando uno sale del vientre de la madre porque yo conozco gente que va de la cuna a la tumba sin haberse dado cuenta. Estás realmente nacido cuando sentís que estás presente en este mundo y yo lo sentí un día de febrero de 1954. Habían sido 17 años durísimos y realmente hasta que empecé a leer, no tenía ningunas ganas de vivir…

Mi padre abandonó a mi madre con 7 hijos y caminamos cruzando el desierto de la Patagonia que son un poco más de 3000 kilómetros en 9 años y en esos 9 años fui perdiendo a mis hermanos, es decir conocí a la muerte antes que a la vida. Iban desapareciendo mis hermanos por el hambre y por el frío porque no había por ahí, ni siquiera gente para ayudarte.

A los 9 años logré llegar al auto de Perón y de Eva Perón que recién subían al gobierno y nos dieron una escuela para vivir y un sueldo para cuidar y limpiar esa escuela y yo me fui a vivir solo ya a los 9 años para ayudar a mi madre, andaba por los campos y de vez en cuando volvía a la escuela y traía el dinero para ayudarla, lo traía a las buenas o a las malas, pero lo traía. 

Y a los 14 años viviendo en el campo con gente mayor, no hay nada que hacer, por supuesto no existía la televisión, no había ni radio, para hacer el amor había que casarse y era demasiado caro el precio, te imaginas, perder la libertad para tener un coito mejor sigo virgen. 

Y con los campesinos sin darme cuenta a la noche se pone a azar la carne, nos sentamos alrededor, siempre había una guitarra, escuchábamos primero a los viejos que contaban sus anécdotas, los viejos que eran los sabios los que tenían más experiencia, siempre tuvimos como en el américa precolombina y como en el oriente un respeto muy grande, el principal respeto a los mayores.

Y después daba vuelta la guitarra y cada uno cantaba su milonga, ponía su copla, pero sin pensar que uno cantaba bien o mal o que una iba a ser artista.

Pero lo que daba vuelta también como la guitarra era la ginebra y a mí me había entusiasmado bastante la idea esta de la ginebra, porque cuando estaba borracho era como que no estaba vivo y realmente yo no quería vivir, estaba inmensamente dolido, ni hablaba. Iba a ser una gran desdicha si no me hubiera cruzado con la gente que me crucé.

Y a los 14 años robé 3 botellas, dos de ginebra y una de wisky y la robé mal porque salí corriendo del bar y la comisaría estaba en frente. Y me metieron en lo que los mexicanos llaman el bote, por suerte en la cárcel apareció mi primer regalo, porque en la cárcel había un jesuita que fue el señor que me enseñó a leer y empezaron los grandes regalos de la vida, los libros, esa gente inmensa que había pensado cosas extraordinarias desde el “popol vuh de los mayas" hasta el “Eclesiastés de Salomón”. Pero no me permitía jamás meterme en un libro estrictamente religioso, es decir que yo tuve con este señor, ahí adentro 3 años, una formación intelectual muy sofisticada, leíamos a los presocráticos, la poesía de Chan su, leíamos a Confucio, llegamos hasta los filósofos existencialistas, Kirkigan, pero nunca una cosa, que mal llamamos religiosa, porque religión es armonizar diferencias, no separarse en una secta, de ninguna manera y estar siempre lejos del poder que es lo que pudre al ser humano. Eso es el verdadero religioso, el hombre que busca la verdad para compartirla sin fronteras, solamente escuchando su conciencia que es la sucursal de Dios en cada uno, ella sabe lo que está bien y lo que está mal. 

A los tres años de estar ahí, en una noche buena del 54, tenía 17 años, el jesuita me dijo: ya tenes algo en la cabeza para defenderte, mi regalo de la noche buena es ayudarte a escapar, por eso siempre asocié la noche buena a la libertad. 

Cuando yo salí de mi pueblo a los 9 años, mi madre que era un ser excepcional, dignísima, autosuficiente, responsable de su vida, mi madre me acompañó hasta el tren y me dijo: este es el segundo y el último regalo que puedo hacer, el primero fue darte la vida y el segundo la libertad para vivirla. Y no la defraudé, perdí muchas cosas, pero nunca perdí a la amada, a la inmensa, a la inevitable libertad, por eso, unos años después cuando el jesuita me ayuda a escapar en noche buena, sentí la libertad casi de cuerpo entero... (Continúa)


1 comentario:

  1. Muy inetresante relato.una gran lección de vida hace pensary reflexionar,un gran cantante,y por que no un filósofo.me encanta.

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