FACUNDO CABRAL Corre, corre Jesús (Vuelebajo)
(Transcripción Juana Macedo)
Dios te salve libertad, llena eres de gracia el Señor es contigo… ¡Aplausos!
¡Si Señor! Si hay que ser algo mi Señor este soy yo, tan feliz como el zorro que se salva de la trampa, como el oso que juega en el río, como el caballo que aún no amansaron ni amansarán, como el delfín que no fue denigrado a ser triste espectáculo de los hombres tristes. Así mi corazón vagabundea por tu mundo mi Señor, alimentado por la sangre excitada que me trae desde el beduino que fui seguramente, en los días del amado Jesús.
Jesús estuvo encerrado todo el año en un armario. Hoy lo sacaron a causa de llegar la navidad. Le pasaron el plumero, lo lavaron y peinaron, y le rodearon el cuerpo con papeles de colores. Lo pusieron en el árbol, con estrellas y velitas, entre guirnaldas y nieve hecha con fibra de vidrio. Ahora que la familia se distrae con el alcohol. Jesús se baja del árbol y escapa por la ventana…
Corre, corre, Jesús, que no te alcance la gente, no vaya que te suceda lo que ya te sucedió… Corre, corre, Jesús, que no te alcance la gente, no vaya que te suceda lo que ya te sucedió…
Jesús escapa del templo donde el cura lo encadena y del vendedor de Biblias que lo ofrece en doce cuotas, de las solteronas feas, de la tía Valentina, de Borocotó y de Canela que lo tienen podrido con los consejos. Jesús escapa de Harrod’s y de los niños cantores que por la calle Florida desafinan villancicos. Escapa de los tenores de la velada de gala, donde los nuevos Herodes lo usan como un escudo.
Corre, corre, Jesús, que no te alcance la gente, no vaya que te suceda lo que ya te sucedió… Corre, corre, Jesús, que no te alcance la gente, no vaya que te suceda lo que ya te sucedió…
Jesús escapa de las señoras que sólo le piden, de los señores que lo recuerdan solamente en la Iglesia, de la tristeza del peón y el aburrimiento del patrón, de la televisión que lo anuncia a las doce en punto, de la radio que lo grita a cuenta de la Coca Cola, de los bomberos voluntarios de Villa Eleonora que lo pasean en la autobomba para publicitar la rifa del año nuevo, del Trust joyero relojero que lo ilumina casi tanto como la Municipalidad de Morón. De los gordos idiotas de barba de algodón que reparten idioteces y turrones, de los mormones, de los profetas que en los salones le calman la conciencia a los ladrones, de los llorones que lo crucifican cada año.
Jesús escapa por la carretera en busca de una nueva María para refugiarse en su seno y salvarse de esta sociedad mediocre.
Corre, corre, Jesús, que no te alcance la gente, no vaya que te suceda lo que ya te sucedió… Corre, corre, Jesús, que no te alcance la gente, no vaya que te suceda lo que ya te sucedió…
!Si Señor!
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