Dale, dale Federico que ya son las cinco y pico, el despertador maldito me recuerda con su grito que hay que ir a trabajar, voy a ver que dice el diario, hay más desocupación, hay más guerras y una foto de cien niños muertos de hambre, con avena con calambre Marzolini pide aumento, mi mujer sigue durmiendo.
Dale, dale Federico que ya son las menos cinco, casi casi pierdo el tren me pasé el año corriendo y pensar que no me importa todo lo que estoy haciendo, si la vida que yo hago es estar haciendo algo.
Dale, dale Federico que ya son las 6 y veinte, buenos días señor jefe, apurate che Carrete y traele el cafecito cada día más trabajo y la hora no camina, que bonita Josefina, que distinta a mi mujer.
Dale, dale Federico que ya son las menos cuarto, me han pagado la quincena y me pongo a calcular, cobro veinte, debo treinta, yo no sé qué va a pasar. Por fin la bendita hora a casita a descansar, a jugar con los mellizos, este tren no llega nunca, sáquemelo del ojo, no no quiero ballenita, caballero no me pise.
Dale, dale Federico que ya son las nueve y pico, el hogar dulce hogar, por fin la tranquilidad, mi mujer me cuenta cosas que Carlitos rompió un vidrio, que peleó con la vecina, que aumentó el pan y la carne, que la plata no le alcanza y una hermosa novedad… la cigüeña volverá
Dale, dale Federico que ya son las once y pico y mañana tempranito vos tenes que madrugar. Me conformo con pensar que cuando llegue el domingo… Es domingo no te olvides que hay que arreglar el callejón y cortar el césped, pintar la cocina, arreglar el techo, bañar al perro, bañar a los chicos, y ya después de lavar la ropa ir a visitar a mamá…
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