LA MUJER PERFECTA
Autor: Nilda Machado (Plumas invitadas de Facundo Cabral)
En muchas ocasiones -demasiadas- suelo sentir vergüenza ajena al respecto de la mujer. Y tiene su sentido que lo diga puesto que, en calidad de mujer prefiero mirar siempre en mi interior. Recordemos que, tanto los noticieros como las marcas comerciales logaron enloquecer a la mujer para que todas, sin distinción, obtuviéramos el “certificado” de mujer perfecta. Así nos lo han querido vender y, para nuestra desdicha, así nos lo hemos creído.
La mujer perfecta no existe, habrá excepciones, como todo en la vida, pero de ahí a la perfección media todo un océano de imperativos muy difíciles de lograr. Sin embargo, nada es más cierto que ese segmento de la sociedad dedicados a la mercadería, erróneamente, le hicieron creer a la mujer que la belleza total puede existir mediante la cirugía plástica y, en realidad la hicieron sentir como una vulgar mercadería, algo que ella creyó para su desdicha permanente.
Si una mujer pretende conquistar a un hombre mediante sus encantos físicos, sin duda alguna, estamos frente a la pobreza más absoluta de una señora. Un cuerpo bien proporcionado es lindo para cualquier mujer, pero ese físico soñado que nos venden desde cualquier frente comercial para que todas las mujeres cometamos el mismo error, como es notorio, es una mentira implacable. Atentar contra la naturaleza, como ocurre a diario por aquello de querer cambiar la imagen de un cuerpo, además de aberrante es tentar a la misma naturaleza que, sabia como nadie, nos ha dado a cada cual aquello que tenemos. Mejor o peor, hasta podrá ser discutido, pero siempre inalterable. ¿Quién puede discutir la sagrada obra de Dios como es el ser humano y si para mayor dicha es mujer?
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