Un pastor le pidió a un granjero mayor, vestido con un peto, que diera las gracias por el desayuno de la mañana.
"Señor, odio el suero de leche", comenzó el granjero. El pastor visitante abrió un ojo para mirar al granjero y preguntarse a dónde iba esto.
El granjero proclamó en voz alta: "Señor, odio la manteca de cerdo". Ahora el pastor estaba cada vez más preocupado.
Sin perder el ritmo, el granjero continuó: "Y Señor, sabes que no me gusta mucho la harina blanca cruda". El pastor una vez más abrió un ojo para mirar alrededor de la habitación y vio que no era el único que se sentía incómodo.
Luego el granjero añadió: "Pero Señor, cuando los mezclas todos y los horneas, me encantan las galletas frescas y calientes. Así que, Señor, cuando surgen cosas que no nos gustan, cuando la vida se pone difícil, cuando no nos gustan, "Entiendo lo que nos estás diciendo, ayúdanos a relajarnos y esperar hasta que termines de mezclar. Probablemente será incluso mejor que las galletas. Amén".
Dentro de esa oración hay una gran sabiduría para todos cuando se trata de situaciones complicadas como las que estamos viviendo en el mundo hoy.
Manténganse fuertes, amigos míos, porque nuestro SEÑOR está mezclando varias cosas que realmente no nos importan, pero algo aún mejor vendrá cuando ÉL termine con eso. ¡AMÉN
No hay comentarios.:
Publicar un comentario