Facundo Cabral en Quito Ecuador -2- (2004)
Transcripción Juana Macedo
En los años 60 nosotros estábamos seguros que con la canción se podía cambiar a la sociedad, yo lo sigo creyendo, porque desde que escuché a Yupanqui yo soy mejor persona, porque yo soy más sensible después de Violeta Parra, porque me afina el corazón Cecilia Thor, yo soy mejor persona por eso, por eso yo creo eso, estábamos ahí con nuestros pelos largos, las camisas floreadas, estábamos en contra de cualquier cosa que sea más de uno, en contra de todo lo que estaba establecido, hasta de la cruz roja.
Íbamos a un café, el café Castelar que es una de las pocas cosas que han sobrevivido, que todavía está ahí en la calle Córdova. Y Borges vivía a dos cuadras de allí, llega con un amigo y dijimos ¡carajo!, porque lo veíamos pasar todos los días en el barrio, pero quién se animaba a acercarse. Yo digo por ahí me acerco a saludarlo, le corto una buena idea y estoy jodiendo la evolución de la literatura (aplausos)
Pero ese día lo teníamos al lado, si viviera el viejo y lo llamaría y diría: Maestro ahora soy caballero por mis hermanos de Quito y se pondría muy contento.
Y entró con un señor y se acodaron en la barra a tomar un té y nosotros decíamos ¡carajo que oportunidad! Llamamos al mozo y le dijimos Borges y su amigo son invitados nuestros, entonces cuando fueron a pagar les dijeron: No pagaron los señores que están en aquella mesa. Él muy educado se hizo traer. Él quedó totalmente ciego en 1955, se hizo traer hasta la mesa y dijo:
“Seseseñores, a él le gustaba decir: “Caaballeros haaan sido ustedes muy gentiles, ¿a quee se dedican ustedes? y un imprudente del grupo dijo: Somos colegas suyos Maestro.
Borges piadoso, “ahh que interesante y que es lo que escriben ustedes” -Canciones de protesta maestro.
Ahh cuanto los envidio porqueee a mí cucuando estoy enojado no se me ocurre nada.
Un señor le gritó en la calle: Maestro usted es inmortal. Y él le dijo: no sea pesimista hombre. Una señora que se lo llevó por delante en la calle, cuando levantó la cabeza y vio a Borges, asombrada le dijo: Usted es Borges? Aaaa a veces señora…
“Yo vengo de todo el mundo, vengo de toda la gente, de la magia del pasado y la furia del presente, yo vengo de la alegría, vengo de la libertad, del hijo del carpintero y del padre de la mar”.
Diecisiete años tenía, estaba muy enojado, muy enojado, odiaba a todos no quería vivir, mi sueño era, caramba a lo mejor esta noche me duermo y muero. Me crucé con un señor, vagabundo, por eso los amo. Y me dijo: Te veo pasar todas las noches y cuando pasas, siempre pienso: Ahí va el miserable.
Yo me había acercado a él con afecto, hacía mucho que no ví un vagabundo y dije: carajo por fin un colega y este tipo me dice: ahí va el miserable, yo pasé del afecto a la furia y le dije: lástima que no tenga un espejo para que se vea, o usted es un príncipe.
Y en ese momento cambio mi vida, una frase, como no voy a amar la palabra.
¡Sí yo soy un príncipe y vos también!, o ¿cómo se le llama al hijo del rey? -Príncipe.
¿Cómo se le llama a la hija del rey? –Princesa.
¡Caramba, después de ese mismo señor yo conocí lo que fue y sigue siendo mi programa de vida. Estaba tan emocionado y estaba tan seguro de que estaba naciendo porque la alegría llegó de pronto, con una sola noticia. Que escribí mi primera canción que después se la voy a cantar que es una canción de cuna, que la escribí para mí mismo porque estaba naciendo, aproveché dije: Si nazco a los diecisiete años me la escribo yo.
Cinco años después casi sin darme cuenta estaba arriba de un escenario y ya no me bajé más.
Caminé los cinco continentes, hasta he cantado en una noche buena de Belén en la catedral de Colonia con Rubinstein, en los últimos meses de Vietnám, en Montevideo como en Afganistán.
“En mi corazón cristiano suenan voces musulmanas, hay budistas y judíos en mi sangre y en mi alma, mi sombrero es cordobés y mis botas son tejanas, mi guitarra es japonesa y mi canción es pampeana. Bueno aquí hay una mentira, mis botas no son tejanas, pero era lo único que me rimaba con pampeana. (risas)
Eso le gustaba a mi abuela decir: cuanta pendejada se dice para que rime, ella me decía libérate de la rima. Era maravillosa, mi abuela una libertad, ella leía a los gritos a Enma Goldman a Poodle, a Malatesta, decía toda propiedad es un robo y tenía razón porque no me pertenece ni siquiera un dedo de mi mano.
En el pueblo había una sola maestra, era un pueblo de una sola calle, un alcalde que estuvo en Buenos Aires, la hizo de un solo sentido, es decir, como el pueblo estaba alla debajo de todos, los que nos fuimos nunca pudimos volver sin cometer una infracción (risas)
En el pueblo había un solo ladrón y un solo policía, lo que quiere decir que cada vez que nos faltaba algo ya sabíamos quienes podían ser. (risas y aplausos)
Ah me olvidé lo que les iba a contar a esta altura ya me olvido casi todo. Pero el olvido también es una gentileza de Dios, yo no puedo vivir con tanto amor, tanto y tanto, demasiado para un solo cantor. (Continúa 3…)
Grande Facundo Grande
ResponderBorrarEl maestro Facundo
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