LEVÁNTATE Y ANDA. FACUNDO CABRAL
(Transcripción Juana Macedo. Parte 5)
Es la hora de la razón, y la razón de nacer es vivir y solo se puede vivir en plenitud, haciendo lo que se ama para vivir en un constante goce, cantar hasta convertirse en el canto, bailar hasta desaparecer en la danza, hasta convertirse en la danza, encender la hoguera del amor, hasta convertirnos en el mismísimo fuego.
El tesoro más grande que llevas dentro es el amor que te lleva graciosamente de lo humano a lo divino, pero para encontrarlo debes conocerte y para eso debes ser honesto contigo mismo y para eso debes estar despierto, atento a la pequeña voz que te llega desde lo más profundo, no a los gritos de la multitud que te rodea, libre de los que en nombre del amor, quieren encadenarte a su hastío, a sus tediosas reiteraciones. Apártate para crecerte en la meditación y te asombrará comprobar todo el amor que contienes, tanto que puedes ayornar a todo lo que te rodea porque el amor es vida, expansión, no compromiso, ni deber, ni obligación, sino celebración y toda celebración libera. Por eso es imposible que haya amor sin libertad.
Dentro tuyo está la semilla de la que pueden nacer millones de flores, Bach y Mozart son un ejemplo de lo que te digo, Michelangelo y Picasso, como Neruda y Homero. Calma tu mente, entonces tu corazón recreará la vida a tu alrededor, tan graciosa como poéticamente. En estado de plenitud, la música y la poesía son todo el tiempo; Es más, aun quieto, bailaras y volarás.
Levántate y anda, acércate a los sabios y a los valientes que son siempre nuevos, no seas viejo siguiendo a la vieja educación que por prejuiciosa siempre creo fracasados.
Recuerda que hay muchos caminos, que la vida siempre tiene alternativas, que solo depende de ti animarte a ellas. De todas maneras no puedes evitar a la vida, como no puedes cambiar a la naturaleza, que por algo te da genitales y te rodea de mujeres como de terremotos y cuando aceptas esto desaparecen las ilusorias y castrantes ideas del bien y del mal. Y si vives naturalmente, crecerás naturalmente, tan naturalmente como decrecerás, por eso al final no te espera la inhóspita sima de la montaña, sino la paz del valle.
No eres pobre, tienes que aceptarlo, recuerda lo que te puebla y lo que te rodea, no ilusiones a tu masoquismo, eres un príncipe, no un mendigo y deja la culpa de lado, porque no eres responsable ni de uno de los dedos de una de tus manos y no te escapes con la idea del mañana porque la vida es aquí y ahora mismo, con tu sufrimiento de hoy estás alimentando tu miedo de mañana.
Pero no tienes escapatoria, el amor que es valentía, te rodea. Deja los caprichosos y grises códigos de lado porque la única escritura está en la existencia que es arte. Es decir, la verdadera religión, porque la vida ante todo, es un hecho estético, belleza que nos lleva a construir, es decir a ser útiles, por eso no hay nada a lo que temer, ni nada que venerar, solo el vivir te transforma en un hombre religioso, vive, entonces te salvarás de ser un amargado insatisfecho, eres un maravilloso instrumento, solo tienes que aprender a tocarlo, eres un poderoso león, no un débil cordero, eres un hombre, no un ciudadano que depende del Estado, que es una atracción… (Sigue la parte 6)
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