FACUNDO CABRAL Y EL AMOR
(Transcripción Juana Macedo)
Cuando tuve que elegir entre el amor o la libertad porque tenía que quedarme en un solo lugar, elegí la libertad, porque Gandhi decía: El amor por bello que sea, aunque sea de oro es una cadena, hay compromisos, sin embargo la libertad me permite todo, incluso el encuentro con el amor.
¿Y Facundo Cabral está enamorado?...
Si claro estoy enamorado de la vida y la vida esta llena de mujeres. Yo he llegado al punto de bajarme del escenario, ahora no porque no veo nada, pero cuando veía un poco en la primera fila, una vez me bajé de un concierto a decirle a una muchacha que estaba en la primera fila ¡No te vayas, te espero en el camerino! Y me olvide que se estaba grabando y pasando en directo en televisión y lo escuchó todo el país.
Una vez vine desde Jerusalén hasta Santo Domingo por una bailarina de mambo en 24 horas, estaba en una pasión extraordinaria y un día me dijo por teléfono ¡No aguanto las ganas de verte! Y me fui y me olvidé al salir de Israel que la Visa mía no era múltiple que se vencía al salir… Qué sentido tiene no cruzar dos o tres mares por una mujer, alrededor de eso se puede ser mecánico, artista, médico, militar… pero el sentido, la mujer es un resumen de los sueños de un hombre.
¿Facundo y hay otra cosa en el mundo por la cual cruzarías mares, además de la mujer?
Si, lo crucé varias veces, una segunda oportunidad que me regaló la vida, fue por la Madre Teresa. En México me salvó la vida. Porque en ese año yo conocí a una muchacha maravillosa de Chicago, ella tenía 18 cuando nos conocimos, yo tenía 40, ese día en una cafetería la veo, estaba con los padres y fui así a la mesa y les dije: ¡Yo no voy a poder explicar esto que les voy a decir, porque nunca me pasó, pero yo sé que vuestra hija es mi mujer, nos tomamos de la mano, la muchacha les dijo a los padres que sí y nos fuimos y estuvimos 5 años por todo el planeta, por todo el mundo hasta China, tuvimos una hija y cuando tenía 23 años ella y la niña 1 año, se caen de un avión aquí en un vuelo de Los Ángeles a Chicago, para mí fue una cosa, la revelación más grande que había tenido había sido esa muchacha y de pronto se borró como vino y toda la filosofía y toda la experiencia no me sirvieron de nada, fue una cosa extraordinaria. Y un día la Madre Teresa me dice… por eso me salvo la vida… me llama por teléfono y me dice: Facundo ahora sí que estás en un gran problema, ¿Dónde vas a poner el amor que te va a sobrar? Y me llevó a Calcuta a bañar leprosos y me salvó, nací de nuevo.
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