Los amigos llevan implícita cierta pacificación afectiva que les permite compartir y acompañarse cariñosamente, sin lastimar ni lastimarse. Por eso prefiero sentir al prójimo como un amigo, más que como un hermano o un camarada. La sangre no alcanza para unirnos, porque la genética sin el toque amistoso es pura química.
Entonces, “estar en paz con los otros” es sentir que estamos entre amigos, así no haya consensos. Es disfrutar y vivir la diferencia, abrazados.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario