Mi madre la llevaron a internar a Buenos Aires, fíjense lo mal que estaba, que estuvo un año y dos meses internada en Buenos Aires, la salvaron y mis hermanos sobrevivieron de milagro. Al poco tiempo me internaron a mí durante tres semanas cuando mi madre ya volvió del hospital en Buenos Aires, porque yo tenía problemas serios mentales. Yo tenía un solo sueño, el único sueño que tenía era conocer a mi padre y matarlo, ese era mi sueño, lo deseaba con fervor, imagínate cuando me contabas hoy lo de El Salvador, ese señor que me impresionó mucho, yo busqué años a mi padre para matarlo, imagínate como estaba.
El segundo sueño, si es que me daban una chance, el segundo sueño después de eso, cuando iba a dormir, morir… yo no quería vivir, entonces no hablaba. Hablé milagrosamente con Perón ese día porque era una obligación, yo a los 6 años recién hablé, la primera palabra que dije fue Sara que era el nombre de mi madre y ya no hable más. Tenía problemas cerebrales muy serios entonces cuando me internaron a las 3 semanas, el médico le dijo a mi madre: Mire señora no se haga ninguna ilusión intelectual con su hijo, porque perdió muchas neuronas, entonces él podrá hacer algún oficio simple, peón de campo, albañil y mi madre preguntó por qué? Porque perdió muchas neuronas. Mi madre por supuesto no sabía que era una neurona, preguntó que era una neurona, el médico le explicó, cuando salimos mi madre me abrazó y me dijo: “No te hagas ningún problema, con las poquitas que quedan vamos a hacer lo máximo posible”… (Aplausos)
Anteanoche fue el último concierto, cuando o siempre que voy a salir a un teatro como este teatro precioso en Asturias, o al Lincoln Center de Manhattan, o a alguna Universidad como la Sorbona en París o Cambridge en Inglaterra, Oxford, cuando me invitaba a desayunar Borges o Bradburí siempre recuerdo esta anécdota de las neuronas. Cuando recuerdo que llevo 31 o 32 libros escritos, siempre me recuerdo lo de las neuronas. Por suerte después sí aprendí que el intelecto es solo una herramienta para el espíritu, todo eso sin amor no sirve para nada, es nada más que un exceso de información que más te obstruye y te confunde que lo que te alivia, la felicidad va por otro lado y la sabiduría viene del corazón, no es de la cabeza, pero una cabeza entrenada se puede dar cuenta de las circunstancias, hacer una buena mención, solo eso, es un técnico en mi vida.
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