“Dicen los hombres barbados del desierto del Néguev que aunque uno está dormido, no deja de amanecer.
En la india milenaria de los viejos aprendí que solo aquel que ha vivido tiene derecho a morir”
¡Cosa extraña el hombre, nacer no pide, vivir no sabe, morir no quiere… cosa extraña el hombre!
Por el tiempo que he vivido yo les puedo asegurar, que el amor nunca se muere, solo cambia de lugar. El amor no muere, la mujer que uno perdió la ganó otro, la mujer que otro perdió la ganó uno. Es como una posta, todos pasamos por el mismo lugar pero a distintas horas, además cómo va a morir si es anterior a nosotros el amor.
Decimos inocentemente que hacemos el amor, no hacemos el amor, el amor nos hizo y nos rehace a cada instante, el amor que salva a los seres humanos. El amor que va a terminar haciendo una sociedad, donde todos tengan un lugar en la mesa, sin fronteras. No va a ser falta gastar tanto dinero en el ejército, porque no va a hacer falta los soldados, porque vamos a vivir como una sola familia, para ahí va la sociedad. Cuando la cosa se pone tan violenta como ahora, es porque llegó al final de la etapa, así cayeron los imperios, así va a caer todo tipo de poder que no tenga que ver con el amor, y lo van a ver ustedes que son jóvenes, van a ver un mundo extraordinario.
Los Mayas ya lo sospechaban, un cambio de actitud tan grande que va a ser como una nueva criatura el ser humano y ya están dando vuelta. Yo encuentro a esa gente maravillosa constantemente, en el servicio, en el respeto en la confianza.
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