viernes, 12 de febrero de 2021

ENTREVISTA A FACUNDO CABRAL, CÉSAR HILDEBRANDT (Parte 6). (Transcripción Juana Macedo)

 
ENTREVISTA A FACUNDO CABRAL, CÉSAR HILDEBRANDT (Parte 6). 
(Transcripción Juana Macedo)

Estamos hablando de “Lolita” la gran novela de Vladimir Navocov.

Además la velocidad extraordinaria con la que escribía ese hombre.

-Si, siendo ruso escribió esto en inglés y el inglés más perfecto que uno puede imaginar.

¡Que extraordinario!

Más imaginativo, creativo, un genio auténtico Navocov.

¡Caramba! Ahora que milagrosa la palabra, porque la palabra…
¡La palabra es utópica Sara!, le dijeron en un reportaje a mi madre, puede ser bella, pero es una utopía la palabra, la palabra manzana no es el objeto que están nombrando, la manzana es otra cosa.

Cerca por ahí, le dijo mi madre: ¡Vea usted, mi marido cuando lo conocí me dijo tres o cuatro utópicas palabras al oído y por esas utópicas palabras nació este señor que ahora va a cantar una milonga!

-Si pues, utópicas palabras en ese caso,

Lo que puede la palabra.

Millones de seres humanos hemos amado a la Lolita que inventó Navocov.

¡Y la hemos imaginado¡, que decepción cuando la vimos en el cine, porque no se parecía, para nada.

No coincidía, es como Mafalda con voz.

-Si un gran riesgo.

-Tú has dicho, el ego es ese argentinito que llevamos dentro. Que buena frase ah.

Un argentino es un señor que siempre tiene un problema para cualquier solución.

-Si, si pero que buena frases es un argentinito que llevamos dentro, hay una frase tierna.

No es mía la frase eh.

-¿Dices que morirás en el escenario? Que jamás te retirarás, ¿qué es eso una obstinación, un capricho?

No, porque es mi manera de… es un coito, un concierto es el más bello coito espiritual que puedas tener, es en ese momento, es una familia maravillosa la que te rodea y de la que sos parte, todos somos uno, estamos en la misma idea en el momento de un concierto. No me imagino la vida sin cantar, casi me la puedo imaginar sin comer, hasta sin dormir te diría, pero no me la imagino sin cantar.

¿Sólo muerto entonces, sólo muerto?

Sí, porque además cuando uno canta, mira que frase extraordinaria de Tagore: “Cuando el hombre trabaja Dios lo respeta, más cuando el hombre canta Dios lo ama”. Mi madre decía: “El pobre que anda sin copla por esta vida prestada, más que pobre es un fantasma y más que fantasma es nada, por eso cuando muere un Gardel, los pobres son más pobres que nunca, cuando muere José Alfredo Jiménez. Cuando muere Chabuca, los peruanos son mucho más pobres, son piezas irremplazables, cuando murió la Piaf en Paris, todos los franceses fueron un poco más pobres, eso es un cantor popular. A mí me afectó mucho, no con dolor, me sentí mucho más pobre cuando murió Yupanqui, cuando murió Borges.

¿Tú te pareces a Yupanqui?

No, yo nunca estuve tan enojado, tampoco jamás escribiré las coplas con la precisión y la belleza y la pureza de Yupanqui, jamás, yo tengo mejor humor, soy más irresponsable que él.

-¿Pero quizás como Yupanqui también no eres de masas, también eres minoritario?

No, un día yo le dije tengo una mala noticia maestro, porque yo lo quería mucho.

¿Qué mala noticia tienes? 
Hace años que intento escribir una copla como Yupanqui, le dije a él como hablando en tercera persona, no lo logro.

Me dijo: Vamos a tomar un café tengo una idea, en el café me dijo: !Sabes que estuve pensando ese rato que estuve en silencio, que tal vez nunca pueda escribir una copla como Yupanqui, pero yo creo que usted puede escribir una copla como Cabral!, !maravilloso!, porque yo quería ser Yupanqui, esa fue una de las cosas que quise hacer primero en mi vida, yo quería ser Yupanqui; ya estaba Yupanqui, como superar el Alazan, el Payador perseguido, en Luna Tucumana y de pronto descubrí mi voz, cuando dejé que el corazón trabajara sin la anuencia de la cabeza, entonces descubrí lo que tenía que decirlo, porque era tan fácil, decirlo, después puede ser bueno o malo, le puede gustar a la gente o no, pero puede hacer daño, hacer bien, pero ya estaba dicho, había que decirlo...(Continua 7)

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