lunes, 1 de agosto de 2016

Kafka y la Muñeca. Reflexión



Un año antes de su muerte, Franz Kafka vivió una experiencia insólita. Paseando por el parque Steglitz, en Berlín, encontró a una niña llorando desconsolada: había perdido su muñeca.
Kafka se ofreció a ayudar a buscar la muñeca y se dispuso a reunirse con ella al día siguiente en el mismo lugar.

Incapaz de encontrar a la muñeca compuso una carta “escrita” por la muñeca y se la leyó cuando se reencontraron:

- “Por favor no llores, he salido de viaje para ver el mundo. Te voy a escribir sobre mis aventuras ...“- Este fue el comienzo de muchas cartas.
Cuando él y la niña se reunían, él le leía estas cartas cuidadosamente compuestas de aventuras imaginarias sobre la querida muñeca. La niña fue consolada. Cuando las reuniones llegaron a su fin, Kafka le regaló una muñeca. Ella obviamente la veía diferente de la muñeca original . Una carta adjunta explicó:

-"mis viajes me han cambiado … “ -

Muchos años más tarde, la chica ahora crecida, encontró una carta metida en una grieta desapercibida dentro de la muñeca. En resumen, decía: -" Cada cosa que amas es muy probable que la pierdas, pero al final, el amor volverá de una forma diferente“- .

Kafka y la Muñeca... la omnipresencia de la pérdida

(Todo el crédito a Jordi Sierra)

5 comentarios:

  1. Somos hechos para Amar, pero sólo en el viaje que es, conducir nuestra historia para cambiar el mundo, podemos hacer el milagro de un mundo que ame y siga reproduciendo vida o, con nuestro resentimiento, temor e indiferencia, perder los tesoros que esconden palabras o mensajes cuya negación o ausencia, destruirán los mapas de la isla que somos y con cuyo polvo se han de moldear hilos de caminos con que tejemos las muñecas y muñecos del porvenir.

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