Había un campesino que tenía un caballo muy querido. Un día el caballo cayó en un hueco profundo. Él intentó sacarlo pero el hueco era demasiado hondo. Después de unos días de fallidos intentos el campesino decidió sacrificar al caballo para terminar con su sufrimiento.
Empezó a arrojar tierra al pozo par enterrar al caballo y sofocarlo. Pero a medida que el hombre echaba la tierra, el caballo se la sacudía del cuerpo negándose a morir y postrándose sobre esa misma tierra.
Poco a poco el pozo se iba llenando y el caballo lograba mantenerse encima.
Finalmente estuvo a una altura desde la cual, con un gran salto logró escapar.
Si estás pasando por un momento difícil, puedes responder a esas dificultades dejándote enterrar por tus problemas y dificultades. O puedes, como el caballo, aprovecharlas y tomarlas como una oportunidad para liberarte y lograr la felicidad.
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