miércoles, 12 de marzo de 2025

MIS PAPELES. Facundo Cabral (Parte1)

Autor: Facundo Cabral. 13/12/2007

MIS PAPELES

Este libro es una caja llena de herramientas para vivir, para armar nuevos juegos, para mejorar o ajustar los viejos. Crear, siempre crear porque en el matiz, en la variedad, está la continuidad de la fiesta, en el cambio constante está la vida, en la multidireccionalidad está la riqueza, por ejemplo cuando me cansé de mi pueblo me subí al tren que me llevaría al mundo, a los ríos rápidos y a las tumultuosas ciudades, a los mares rojos y azules y negros, a todas las maneras de la música, a Delacroix y Klee, a las piedras de Henry Moore y a los alambres de Giacometti, lo que quiere decir que desde que subí al tren todo se agigantó, desde los matices a la soledad, que no me abandonó jamás, a la que aprendí a amar porque siempre conté con ella. 

Años después, cuando me cansé de hacer cosas por los demás (festejar aniversarios, pelear con los dictadores, ir a la costa en verano, votar, comprar un automóvil, aguantar parientes de la mujer amada) comencé empujado por Henry Miller, que había sido empujado por los budistas, la lucha más grande de todas las luchas; la lucha por no luchar, lo que me costó mucho porque no es fácil hacerse a un lado, el rebaño que te rodea, te empuja, te mete en la cancha aunque no quieras jugar, de pronto estás a la cabeza de una manifestación o en la cola de un banco, en una comisaría o en el registro civil, encerrado en una oficina o ahorcado por una corbata, pero el final lo conseguí; ya no tengo nada que hacer, no hay nada que me distraiga de la vida, nadie me espera, por eso puedo vivir con todos.

 

Es confusa la condición del ser humano: nace bajo una ley universal pero lo encadenan a una local, lo engendran por accidente pero lo obligan a organizarse, nace enfermo pero le exigen salud eterna, lo debilitan con el miedo pero debe ser fuerte para la patria y para el hogar, está rodeado por una multitud de mujeres pero solo le permiten una, le encienden el animal pero lo obligan a ser razonable. Sin duda, es confusa la condición del ser humano, por eso la locura es tanto una caída como un salto a lo desconocido, una liberación de la esclavitud social, de la muerte existencial, la respuesta más fuerte a las represiones de la familia, de la cultura y de la ciencia, que amputa en nombre de la salud mental. El loco se opone, sin saberlo, a ser programado por los que controlan el mundo exterior, suicidamente, es decir de espaldas al mundo interior, que es nuestro modo de ver lo que nos rodea, el maravilloso mundo de las fantasías y los sueños, el infinito mundo de la imaginación. El loco, como el artista pero sin saberlo, prefiere la experiencia propia, la multidireccionalidad del yo, la peligrosa y excitante libertad, el loco sospecha (que es una manera misteriosa de saber) que las revoluciones exteriores no cambian nada, que lo único revolucionario es revolucionarse... (continúa parte 2)

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