Nunca serás encantador… aunque tus pasos sean suaves… si pasas por encima de otros.
Nunca serás encantador… aunque tengas elegancia… si sostienes tu cabeza orgullosamente arrogante y miras a otros con desdén.
Nunca serás encantador… No importa cuán perfecto sea el ritmo de tu cuerpo… si caminas fuera del paso con Dios, en sentido contrario al propósito de él o fuera de paso con otros, sin simpatía y comprensión hacia sus necesidades.
Nunca serás encantador(a)… aunque al caminar coloques un pie frente a otro en línea recta… si no puedes caminar rectamente con otros, si no eres honrado, sino engañoso, desleal y falso.
Nunca serás encantador(a)… aunque poses tus talones suavemente… si andas pateando a otros en tu ansiedad de ser el primero en todo.
Nunca serás encantador(a)… aunque sus movimientos sean muy atractivos… si trata a sus amistades sin consideración, manejándolas de un lado a otros para satisfacer o lograr sus propios deseos.
Nunca serás encantador(a)… aunque tus músculos se coordinen armoniosamente… si no estás en armonía con tu creador, con tu familia y con tus amigos, demandando que todo se haga a tu manera y no tomando en cuenta a otros.
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