lunes, 21 de diciembre de 2020

UNA PALABRA CAMBIO MI VIDA (6). Facundo Cabral. Transcripción Juana Macedo


UNA PALABRA CAMBIO MI VIDA (6). Facundo Cabral. Transcripción Juana Macedo

No soy de aquí ni soy de allá, no tengo edad ni porvenir y ser feliz es mi color de identidad. 
Una frase te puede cambiar la vida, a mí me dijo un vagabundo una vez en Barco: 


-¡Hola Príncipe! 


Yo era un vagabundo en esa época, 17 años y él me dijo príncipe, 


¿Príncipe yo?, 


-Si cómo le llamas al hijo del rey? Me cambio la vida. 


¿Cómo? 


Príncipe, 


-¿y a la hija del rey?, 


princesa. 


-Somos hijos del Rey del universo me dijo. 


Le digo: No mi padre es Cabral. 


-No Cabral es el esposo de tu madre. Tu padre es Dios, el rey. 


Yo tenía 17, me hizo sentir que estaba vivo y ese día sintiendo que nacía yo, escribí mi primera canción, cinco años antes de que empezara a ser profesional. 


No crezca mi niño, no crezca jamás, los grandes al mundo le hacen mucho mal.


El hombre ambiciona cada día más, y pierde el camino por querer volar, vuele bajo porque abajo, está la verdad, esto es algo que los hombres, no aprenden jamás. 


Por correr el hombre no puede pensar, que ni el mismo sabe para dónde va. 


Siga siendo niño y en paz dormirá, sin guerras, ni máquinas de calcular, vuele bajo porque abajo, está la verdad, esto es algo que los hombres, no aprenden jamás. 


Diógenes, cada vez que pasaba por el mercado ser reía porque decía que le causaba mucha gracia y a la vez le hacía muy feliz ver cuantas cosas había en el mercado que él no necesitaba. 


Es decir, que rico no es el que más tiene, sino el que menos necesita. 


Es decir, mano ocupada, mano perdida, 


Es decir que el conquistador por cuidar su conquista, se transforma en esclavo de lo que conquistó. 


Francisco el de Asís, el que le pedía al Padre, Señor haz de mi un instrumento de tu paz que donde haya tristeza yo lleve alegría, que donde haya oscuridad yo lleve luz, que donde haya odio yo lleve amor, Francisco el de Asís también tenía una forma para la felicidad, decía: Deseo poco y lo poco que deseo, lo deseo poco y tenía razón porque el deseo es el principio del conflicto, cuanto más deseo más desdicha, por desear lo que no tenes, no gozas lo que tenes... (Sigue 7)

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