MI HIJO, MI ESPEJO, MI MAESTRO
A muchas madres y padres nos preocupa el comportamiento de nuestros hijos sin comprender que muchas veces son situaciones y experiencias que nosotros en algún momento vivimos y que no supimos resolver ni aprender de ellos.
Nunca nos enseñaron a ser padres, educamos a nuestros hijos de la manera que creíamos que era lo mejor para ellos, sin percatarnos que muchas veces solo repetíamos la manera como lo hicieron con nosotros. Es decir, nos educaron con MIEDO, más no con AMOR.
¿Por qué me molesta tanto este comportamiento de mi hijo o esta situación? ¿Me avergüenza ante otros? ¿Me preocupa que piensen que no soy buena madre o padre? ¿Se parece a mí justo en lo que tanto me desagrada de mí?
¿Le tengo envidia porque él sí puede o tiene lo que yo no? ¿Estoy tratando de que él sea o haga lo que yo no pude en el pasado o no puedo ahora? ¿Quiero que él haga o cambie algo que yo no puedo cambiar?
Cuando te encuentres demasiado interesado sobre algo que quieres que tu hijo haga y él no accede, vuelve tu mirada hacia ti mismo y revisa qué estás tratando de resolver a través de él.
Un hijo no está para cumplir los sueños de los padres, o ser lo que no pudimos. Nació para ser él. Hay que dejarlo volar y soñar para que llegue a ser feliz siendo quien es él mismo. Queda en nosotros ser una inspiración, mostrarles un nuevo estilo de vida.
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