AUTISMO NO ES UNA DISCAPACIDAD, ES UNA HABILIDAD DIFERENTE.

Aquella madre que no esperaba vivir una maternidad diferente.

Aquella madre que fue elegida entre muchas otras para recibir un ser muy especial.

Aquella madre que cada día inventa nuevas formas de calmar una crisis sensorial.

Aquella madre que prepara con amor el mismo alimento todos los días pero desea que hoy su hijo pruebe algo diferente.

Aquella madre que adquirió el don de adivinar lo que le pasa a su hijo porque él no se lo puede comunicar.

Aquella madre que noche a noche reza incansablemente pidiendo desde lo más profundo de su corazón escuchar a su hijo hablar.

Aquella madre que tiene que crear rutinas y horarios para terapias, medicamentos y actividades para su pequeño, pero que desea olvidarse de todo y simplemente disfrutar de su familia.

Aquella madre que se siente agotada entre desvelos y preocupaciones.

Aquella madre que evita conversaciones con otros padres cuando presumen los logros de sus hijos neurotípicos.

Aquella madre que manda un mensaje disculpándose por no asistir a alguna celebración familiar o de amigos porque sabe que su hijo tiene un desorden sensorial que podría provocarle una crisis.

Aquella madre que lleva meses limpiando el piso o la alfombra porque está intentando que su hijo aprenda a ir al baño pero aún no tiene éxito.

Aquella madre que debe aguantar las miradas, los susurros, la lástima o el desprecio de quienes no reconocen que su hijo es diferente.

Aquella madre que busca constantemente información sobre el trastorno de su pequeño para aprender y descubrir nuevas formas de apoyarlo.

Aquella madre que pone primero a su hijo y no a ella misma.

Aquella madre que llora no siempre en silencio.

Aquella madre que espera pacientemente, que sufre, que se esfuerza, que agradece, que sonríe con las cosas más simples pero que para su hijo significan un gran reto.

Aquella madre reconoce a otra madre igual a ella.

Aquella madre sé que eres TÚ