LOS PAPELES DE FACUNDO CABRAL. Transcripción Juana Macedo. FACUNDO CABRAL.
Escribir es una aventura, un viaje de descubrimiento por los caminos menos convencionales de la vida. La literatura me abre la cabeza y el corazón, por eso puedo tener una visión universal, salvarme de las mezquinas parcialidades donde naufraga la mayoría.
Escribir es enamorarse del peligro, ejecutar el arte de vivir, entrar en el flujo y el reflujo, afinar al corazón con el vacío, a la oscuridad con la revelación.
Cada día me parezco más a lo que escribo, que es lo mejor que me podía pasar, lo que quiere decir que al escribir fui planeando lo que quería ser, o el destino me fue llevando la mano. De una u otra manera, emprendí un camino en el que me convertí.
En el principio todo fue confusión, oscuridad, telarañas que fui apartando hasta llegar a este infinito espacio pleno de luz y de aire puro. Comencé escribiendo una carta a mi padre prófugo, pidiendo auxilio a cualquiera, declarándole mi amor a un mundo que terminó enriqueciéndome y que hoy es mi casa.
Por la literatura supe que la vida es interminable, por eso la obra del hombre no tiene fin y ninguna historia es más importante que poder contarla (nada más trascendente que lo que no tiene un propósito). Con la literatura trato de reflejar la totalidad en cada instante y en ese socavar constante encontré más fuego que en la fe (no hay creencia más grande que entregarse a la vida.)
Escribiendo llegué al hombre que soy, sin divisiones en la cabeza, es decir totalmente vivo (Así quiero que me entre la muerte, es decir la próxima mudanza), porque no se puede ver la totalidad por el ojo de la cerradura.
Escribir me ayudó a conocerme, es decir alcanzar mi punto central, que es ponerse en contacto con la totalidad.
Las palabras iban y venían con tanta gracia que me enseñaron a desprenderme de cualquier cosa y a irme sin dolor de cualquier parte. Por las palabras conocí mi verdadera voz, única como todas las cosas del universo.
El goce de escribir fue tan grande que no se me ocurrió pensar si era bueno o malo, solo corrí detrás de la belleza sin pensar en otra cosa entonces mi vida se convirtió en arte, en una hermosa y desaforada experiencia religiosa, por eso me sentí y me siento, un iniciado que sabe que el sacrificio es una ley de la vida, no la crucifixión (Jesús la sufrió para que nosotros no tuviéramos que sufrirla).
El arte me enseñó a vivir directa e indirectamente, como los orientales que aman a las sugerencias como los occidentales a lo obvio (el golf, los automóviles, las hamburguesas). El arte me enseñó a aceptar todas las maneras de la vida, todas sus manifestaciones, lo que me gusta y lo que no me gusta, lo dulce y lo amargo, lo fácil y lo duro sin miedo, que es lo que pudre a la mayoría antes de madurar. Ahora se que todo los que sucede es parte de la fantástica danza de la vida, sea la fiesta o el hambre. Ya no separo a la guerra de la paz ni al bien del mal, ahora se que el único sentido es el cambio permanente, ir naturalmente del dolor a la alegría, de la victoria a la soledad, ahora sé que una sugerencia pesa tanto como un pan, como este pan negro que como en la maravillosa mañana de San Salvador, rodeado de flores y cerca de la guerra civil.
Controlo el tiempo que me pertenece para ser dueño de is pasos por la tierra, vivo mi tiempo, no el de las prisas o las lentitudes que me rodean. A cada instante aprendo a estar conmigo mismo, a detenerme, porque todos los problemas del hombre residen en que no sabe quedarse quieto entre cuatro paredes. No hay nada como contemplar los sucesos desde el espacio de nuestro propio tiempo, como es suicida olvidarlo para vivir el de los demás. Nada como el fluir en el tiempo presente, que es el único lugar del hombre porque el pasado ya no es y el futuro nunca será.
Ayer fui a la casa de mi hermano el hombre pero no lo encontré porque se había ido al pasado pues tenía un recuerdo. Hoy regresé a la casa de mi hermano, el hombre, pero no lo encontré porque se había ido al futuro pues tenía un sueño, lo que quiere decir que no pude encontrar a mi hermano, el hombre, en su verdadera casa, que es el presente.
Curé mis enfermedades con solo vivir mi verdadero tiempo, estoy sano desde que me dedico solamente a lo que me interesa, haciendo lo que amo, que es lo que soy. Me salvo de la rígida sucesión del pasado, presente y futuro viviendo intensamente el presente sin la melancolía del pasado ni la locura del futuro que nos inhabilitan para la vida, que es ahora mismo, como esta manzana y esa flor.
La propia naturaleza de la que soy parte propone los cambios en mi tiempo, por eso no me distraigo de ella con el reloj que solo marca generalidades el tiempo social no el esencial. Por esta dependencia, el hombre perdió la percepción de los ciclos que suceden en su interior, por eso no come cuando tiene hambre, dice que si cuando quiere decir no, no se acuesta cuando está cansado, hasta hace el amor por compromiso (el hombre primitivo se salvaba de esta carga suicida).
Se puede recuperar ese tiempo carente de duración estando en lo que realmente queremos estar (si hacemos esto no necesitamos la agenda donde anotamos lo que no nos interesa porque de lo contrario no lo olvidaríamos). Esto lo consigue el místico, el hombre religioso, es decir universal, no el dogmático, es un maravilloso estado de conciencia a salvo de la época mental histórica, prisión donde se ahogan tantos ciudadanos (el ciudadano depende del Estado pero el hombre de Dios, es decir del amor, que es decir la vida).
Si no le presto atención el tiempo no existe, solo aparece por la cultura de la obligación. Si me dejo transcurrir en el fluir del tiempo presente siento la quietud activa, creadora de la que hablan los místicos, ese éxtasis de la paz que es la poesía, el mejor espejo de la realidad que la mayoría desconoce.
La percepción que tenemos de la sucesión de los acontecimientos en el tiempo depende más de la impresión que nos causaron que de los propios sucesos, son más lo que pensamos que lo que fueron, es decir que estamos encadenados a supuestos, extrañamos lo que odiamos, añoramos lo que nos hizo mal, recordamos lo que debería haber sido y no lo que fue.
Me aparto del tiempo lineal, el tiempo histórico, el tiempo en el que se hacen las cosas, el tiempo de los objetivos, el de los logros, el de las recompensas, porque ese tiempo lineal solo es el tiempo en el que producimos por obligación presos en una cultura de consumo para la que es peor desperdiciar el tiempo que dejar sin producir un capital, por eso nos acostumbraron a pensar que los ideales, las fantasías, los sueños y la imaginación, responsables de los progresos y el arte del hombre, son pérdidas de tiempo. Pero podemos abolir el tiempo social, que no es nuestro tiempo, porque en nosotros sobrevive lo que era tan natural para el hombre primitivo, habilidad que nos permitirá obtener, por propia experiencia, el gobierno de nuestro tiempo, para hacer lo que amamos que es la única manera de vivir y hacerlo por nosotros mismos, por nuestra propia felicidad, que despertará a los que nos rodean, natural y poéticamente.
Nada está terminado, todo está por comenzar, siempre podemos empezar de nuevo, todo momento es buen momento, aunque algunos sociólogos aseguren que somos viejos a los cuarenta años.
Un ejemplo de que siempre es hora de empezar es Moisés que concretó el éxito a los ochenta años, o Aristóteles que escribió sus grandes obras después de los cincuenta y cinco años, o Copérnico que escribió su revolución Orbium a los setenta años, como Darwin su origen de las especies y Kant su Crítica de la razón pura. No podemos olvidar que Picasso pintó hasta los noventa y un años, como Chagall, como Tamayo, que pudieron crear porque se liberaron del tiempo social, como Henry Miller y Macedonio Fernández, el que no creía en la muerte de lo amado ni en la vida de lo que no se ama.
Cuando recuperé la autoestima mejoró mi calidad de vida, cuando me perdoné dejé de acusar a los demás (nada como vivir sin enemigos). La autoestima es al reino del hombre lo que la sobre vivencia es al reino animal.
En todo el mundo encuentro señales que indican que llegó la hora de vivir amplia y luminosamente, pero para este cambio debemos saber qué es lo que queremos para hacernos cargo de nosotros mismos, entonces trascenderemos lo radical, lo sectario y lo político para crecer universalmente, para comprender que la verdad es una sola y que podemos abarcar una dimensión más amplia que la materia.
En nosotros está la vida que se expande como el universo, del que es parte. Nuestra intuición y nuestra creatividad nos ponen en contacto con los ilimitados campos de la conciencia. Somos seres con una inteligencia trascendente, más allá de lo racional, que estamos permanentemente atravesando un proceso evolutivo y fluctuante por esencia, seres capaces de trascender a nuevos niveles de conocimiento en una espiral de expansión infinita. Busco esa nueva y trascendente posición interna para una constante y sensible confrontación de la realidad externa, por dura que esta sea, entonces seré más firme, más constante, más afectivo, más efectivo, más generoso, más tolerante, más realista, más humano.
Conquistarse es la única conquista (la revolución fundamental es revolucionarse), entonces podré humanizar todo lo que me rodea.
El futuro de nuestro planeta depende de que cada uno se atreva a descubrir como ser más ético y responsable para cuidar su propia humanidad, cómo expandir su espacio y controlar mejor su territorio lo que le permitirá adquirir una perspectiva más trascendente que ayudará a que los demás alcancen lo mismo a través del cada uno que hay en cada cual, entonces el hombre, la guerra, la ignorancia y la desdicha desaparecerán de la faz de la tierra.
Me conmueve ver cómo se abren las puertas del nuevo mundo que forjará el nuevo hombre, la maravilla de cualquier crisis porque toda crisis es el anuncio de un nacimiento, que siempre es un milagro (estoy seguro que ahora el milagro es el nacimiento del hombre).
Por todas partes se insinúa el parto porque la humanidad es la embarazada, por eso sospecho al hombre que Dios tiene previsto en cualquier mirada, en cualquier gesto, en las manos del músico, del carpintero y de la madre, en el niño que canta lo que no se imagina.
Trabajo el nuevo espacio para el nuevo hombre que puedo ser, determino mi vida, acabo con el automático responder y reaccionar como efecto porque ya sé que el hombre es causa. Me hago cargo de las circunstancias de mi vida y encuentro dentro de mí todas las respuestas porque me animo a saber quién soy, que es el gran desafío. Después podré comprometerme con el funcionamiento de la humanidad solo después de saber quién soy y animarme a vivir como lo que soy, cuando haya encontrado el significado de mi vida y pueda entender la vida que me rodea.
Si me atrevo a volver a mi niñez, cuando tenía sueños y visiones, también puedo retornar a la época en que tenía la capacidad de renunciar, perder o abandonar, cuando nada me importaba tanto como para encadenarme. Si lo consigo, la vida será un juego, una fiesta que no dependerá de los resultados sino de la intensidad. Hoy, en la ciudad de Panamá, verde y caliente, es el primer día del resto que me queda.
Los conflictos son la confirmación de que el hombre tiene la cabeza dividida (el hombre entero no tiene pleitos porque vive lo que es, no lo que debería ser).
Los deseos constantes que multiplican los mercaderes producen conflictos que, sumados a los pensamientos opuestos que producen las partes de la mente dividida, traen desdichas que agotan al hombre que no sabe que sufre porque su mente dividida solo provoca pleitos.
Es difícil sospechar la totalidad de la vida, si creo que solo soy belga o ingeniero o protestante, ilusiones que me convierten en nadie y en nada porque solo se es en la totalidad, que incluye todo. Esas divisiones empobrecen el hombre, lo arrinconan, lo transforman en un muerto en plena vida. No puedo ser moral si solo me creo bueno o malo, no puedo ser justo si solo pienso en mí, no puedo conocer al mundo con una mente parroquial, no conoceré la verdad sí tengo intereses (la verdad está lejos de nuestros preconceptos).
En Buenos Aires, Raúl Alonso pinta lo que debería haber pintado yo, como Vallejo sufrió inteligentemente para los ignorantes que jamás lo entenderían, como Neruda descendió a la política en vano y Lorca fue inocentemente erótico.
Aquí mismo el sol, como una revelación, aparece entre las nubes, se abre paso a través de ellas como mi canción por las hendijas que dejan las gaseosas que deciden, cobarde, dictatorialmente, que música se escuchará en el mundo, en el mundo donde muchos creen en la lucha de clases y por esa razón no ven que el individuo puede elegir la clase que quiera, pertenecer a una o a la otra, o a las dos, o a ninguna, que nada le impide dirigir o ser dirigido, que puede elegir que su vida sea hambre o festín.
Por creer que es una sola cosa (francés, musulmán, gobernador o comunista) el hombre olvida que es todo, por eso cree que se habla de él solo cuando se habla de Alemania, o se siente ofendido solo cuando se burlan de Inglaterra, o se siente un patriota cuando gana en Winbledon, o se enoja porque Maradona erró un penal (es el mismo que se alegra cuando hace un gol con la mano pero lo acusa antes que la ley por la cocaina).
Por pensar en abstracciones como en la patria, el hombre se distrae de si mismo, es decir de la única realidad porque solo cuando uno se da cuenta de sí mismo existe el universo, es decir que cuando nos damos cuenta somos ricos (el amor por todas las cosas hizo de Van Gogh un genio, el respeto por todo hizo de Borges mi maestro, la conciencia de que la humanidad es una familia ennoblece y agiganta a la Madre Teresa de Calcuta).
El hombre reacciona de acuerdo a sus preconceptos, lo que quiere decir que vive en una gigantesca confusión, va de un fragmento a otro, de reacción en reacción, por eso la felicidad es fugas, por eso vuelve a sufrir una y otra vez.
Este pobre hombre depende de cada acto, nunca de la totalidad, a la que ni siquiera sospecha, por eso solo ama a Elena, si lo ama y odia al resto del mundo porque cree que se interpone entre Elena y él,
El hombre que tiene la cabeza dividida cree que pierde con Italia y que gana con Brasil, no quiere entender que es parte del universo, es decir importante y eterno, por eso se siente un ser miserable, una pequeña cosa, en un oscuro rincón del mundo, al que llama San José, Tres arroyos, Tulancingo, Pasto, Cadaqués, Creta o Mc Allen y por estar fragmentado solo crea división tras división, es decir conflicto tras conflicto, dolor tras dolor, fracaso tras fracaso, desdichas que afectan a todo su existir.
Es tan grande la ignorancia del hombre cuando dice yo soy esto o aquello cree hablar de una totalidad (cada fragmento que es, y son muchos, afirma ser la totalidad, por eso lo que acepta uno por la mañana lo niega otro por la tarde, esa es la ciclotimia que lleva al hombre de caos en caos, que transforma a su vida en una gran confusión, que le hace adorar y odiar a la misma persona en un par de semanas, a veces de un momento a otro, si no actúa como él espera).
El yo del hombre cree que el tú es otra cosa, le cuesta entender el yo - tú, el otro extremo que los confirma, no comprende que cuando dice yo soy también está diciendo tú eres.
En mil novecientos treinta y siete salí de mi madre pero entré en el vientre del mundo. En mil novecientos cincuenta y cuatro caí violentamente al desierto enpujado por Jacques Prevert y otros poetas (Verlaine, por ejemplo, que era dilecto de Borges, que es mi dilecto), y me encontré con Jesús, que me hizo nacer definitivamente a los diecisiete años y al costado del Atlántico (después, la lluvia borró mis huellas y ya no supe regresar a casa). De todas maneras siempre sentí que había nacido demasiado temprano o demasiado tarde, recién ahora siento que llego a tiempo a todas partes porque coincido con el tiempo de todos pues estoy en la eternidad de lo esencial, por eso cualquier cosa que haga es inevitable.
Ya no voy con el dedo acusador delante y se debilitaron mis instintos criminales, dejé de maldecir y comencé a bendecir, ya no blasfemo, ahora agradezco. Por fin tengo el esqueleto blando, y esto se lo debo al furioso baile de mi espíritu, ahora voy y vengo fácilmente de mi mismo, mi hambre ya no necesita a la comida y vaya adonde vaya siempre estoy alrededor del alma. La poesía se ha quedado cerca y embellece todo, por eso me escucha la gente. Fácilmente llego a la esencia de las cosas, donde constantemente nace algo. Todo lo que canto llega a destino porque ya conozco el secreto = el mundo muere y renace constantemente y en cualquiera de sus costados se manifiesta lo milagroso (No hay desesperación que no sea iluminada, no hay acto que no sea emocionante, todo feto avanza hacia el nacimiento).
Desde que siento que soy parte del universo todo es melodía (ahora sé que bendigo a Tchaikovsky!) Sin tiempo ni espacio porque soy uno con mi destino (lo supe al entregarme), voy en todas direcciones con el único ritmo. Estoy solo y feliz y esto significa que corté el cordón umbilical (que plenitud se siente cuando uno no extraña el vientre materno, ni sueña con el más allá, que serenidad la eternidad!).
Ahora puedo provocar vida en todas partes porque amo a cualquiera. Antes me simbolizaba en el arte, ahora me simbolizo en mi ser, por eso me son fáciles los milagros, por eso las palabras son claras y la alegría mucha = he convertido mi vida en arte!.
Las ideas no me dejan descansar, y menos en el avión, excitado por los comentarios estéticos de Pérez Celis, que sabe que la inspiración viene cuando quiere, por eso uno debe estar atento siempre.
¿Y la Justicia Cabral?
Es el poema que solo pueda escribir la humanidad, la más alta sinfonía que debemos componer todos.
La primer mañana en San José de Costa Rica es limpia, alegre y bulliciosa por los alemanes, los norteamericanos, los franceses y los japoneses que llenan la terraza del Hotel Costa Rica, balcón a la plazoleta pletórico de artesanos y músicos, apoyada en el dignísimo Teatro nacional, donde alguna vez canté mis fervores.
¿Por quién es lo que es?
Por lo que ví, por lo que oí, por los que leí, es decir que soy lo que soy por Rembrandt y Picasso, por Erasmo de Rotterdam y Octavio Paz, por Beethoven y Michel Legrand, es decir que me aman por los que amo, por los maestros que les acercó a los curiosos, a los que están ávidos de buenas noticias.
¿Qué es Cabral?
Un publicista que vende desde Jesús a Umberto Eco.
¿Qué es un cantor?
Un soldado menos.
Algo grande sucederá, lo siento dentro mío, todo cambiará porque al fin comprendimos que somos la naturaleza, raíces asentadas en la tierra como las piedras y los árboles. Ya no podrán engañarnos porque al fin comprendimos, que somos plantas, que crecemos juntos por el bosque, que somos flores que perfuman la mañana, que somos minerales, pájaros que se elevan por la tarde, gatos que frecuentan el misterio de la noche, por fin comprendimos que somos el sol que da vida y ilumina los días de todas las criaturas de la tierra, que somos los cometas que trajinan el espacio, los felinos que saltan, las nubes que intrigan al venado que también somos, los mares que se unen, las olas que juegan sin descanso, el fantástico tiburón, el misterioso delfín que nos trae el mensaje de otros mundos, el aire que nos envuelve y el viento que nos despierta para los sagrados rituales de la libertad, la nieve y la lluvia, lo que el planeta engendra, lo que el volcán destruye, lo que el tiempo transforma, la excitación de la partida y la alegría del regreso. Todo esto porque somos uno con Dios, que es todo.
Los viejos pianistas de los hoteles son gente especial y tierna asumen el fracaso con humildad (nadie estudia tanto para tocar en una cafetería para gente que solo está atenta al desayuno y al guía del tour). Se quedaron fuera del teatro al costado de los conciertos, tuvieron que abandonar a Chopin para sobrevivir con Perez Prado, en el lobbis de un hotel de cinco estrellas donde tocan, rápida y desganadamente, algo de allá y algo de aquí, lo más pobre de Gershwin y las mayores cursilerías del bolero. Irremediablemente se sacan de encima los tangos con el dominante y el tono, fatalmente terminan así para correr a mi mesa para comentar y homenajear a Mahler o a Wagner.
Ahora se que la misma luz creció a Moisés y a Rembrandt, ahora se quién es el dueño de mi pasado confuso, ahora sé a quien pertenecen todos los que fui y no inútilmente porque por ellos estoy aqui, amada mía. Ahora sé por qué murieron los que murieron y por qué cantan las aves, ahora comprendo el dolor de mi madre porque estoy enamorado.
Ahora se dónde quedó mi niñez y cómo encontrarla, para qué son tan bellas las cigüeñas y por qué aman a las campanas, ahora comprendo el poder infinito de las flores y las profundas voces del silencio, ahora sé que la serpiente es otra maravilla de este maravilloso mundo, que el pecho es una hoguera quieta y los ojos un volcán que se prepara a invadirlo todo, que la sombra es otra forma de la luz y que el recuerdo es una medida del corazón, ahora conozco los caminos que llevan a la música y los caminos que esta sugiere porque estoy enamorado.
Ahora sé que amar es ser eterno y que la muerte es otra forma de este bendito incendio, ahora tengo con quien compartir a Rilke y a Picasso, a Mahler y Lao Tze, a Gibrán y San Agustín, al pan y los antiguos egipcios, a Carmina Burana y la montaña porque estoy enamorado.
Ahora sé que todo es ahora y ahora es para siempre, que se puede librar al alma, quedarse es crecer y que el otro es lo mejor de uno, ahora se que puedo volar cuando quiera, ahora sé que estoy vivo porque alguien me espera, ahora sé los secretos del mar y la ballena, las diversas formas de la verdad y la maravillosa certidumbre de las bellas mentiras, ahora es mío el dolor de todos y la alegría de nadie, ahora soy el protagonista del eterno cuento y ahora que me miras estoy seguro de saberlo todo porque estoy enamorado.
Ahora que dices lo que sin saber callabas siento en el alma que he vencido al miedo, que Chagall es un poeta porque el color es una bendita palabra, que todo me pertenece porque me perteneces. Que Lorca era un companero porque al leertelo en voz alta oi las mejores campanas de Andalucía, que las golondrinas ya lo dijeron todo, que es hermosa la estrella que descansa en Colmenar Viejo, cerca de Navacerrada, donde nunca nos prometimos nada, ahora sé que la tristeza es otra cosa, además de nadie, que entre el sueño y la vigilia vive la ensoñación, el verdadero estado, que no sé dónde se dividen las cosas, que la lluvia es otra confesión, ahora comprendo que debo comprender aquello que me desagrada porque estoy enamorado. Ahora sé que soy bueno y puedo ser hermoso porque estoy enamorado.
Los aires de libertad siempre nos benefician y eso se nota en la excelente vida cultural de San José. Entre muchas cosas, me regalo la música para ver, la poesía en movimiento del Teatro Negro de Praga. Al final, y por ellos, me pregunto si la realiddad no será solo una ilusión compartida con todos, un sueño en el que todos coincidimos.
-Extraña Argentina?
-No
-Por qué?
-Para no perderme Costa Rica.
Aprovechando que no está Ravel, me dice el pianista del hotel, voy a tocar el bolero.
Amomegacho es economista pero se desvela por culpa de la poesía. Tenemos a Verlaine en común, me dice y me acerca algunas líneas mientras Pérez Celis homenajea a Reverón, una luz que todavía no descubrieron los que fueron sus vecinos en Macuto, cerca de Maiquetía, el aeropuerto de Caracas.
Es jueves y es viernes y sigue siendo agosto, es Lawrence y Borges y sigue siendo Whitman. Lo único que cambia es que aqui no hay ejercito, por eso este andar despreocupado de los ticos, por eso los periodistas repiten, ante todo, mi lado poético:
Desde lo peor de nadie
y lo mejor de ninguno
renacerás invicto
en el invicto mundo.
Renacerás entre la hierba divina
que salvará el espíritu de Whitman
o donde el hombre fue con Constantinopla
o donde fue tan sabia Alejandría.
Renacerás un día en los trigales
que iluminaron a Van Gogh
o en medio de la noche misteriosa
donde estalló Rimbaud.
Renacerás para llorar
porque no sabes
renacerás para cantar
porque confías
renacerás para buscar ansiosamente
igual que yo a la mujer perdida.
Renacerás de todos y serás el uno
renacerás y lo se
porque renaceré contigo
igual que ayer
una y mis veces
para recomenzar conmigo
y con los otros
el antiguo y bello cuento lujurioso
de sueños y manzanas y silencio
con que recrea el todopoderoso.
Renacerás para cantar la gloria
del que decide caprichosamente
el curso de los mares y los ríos
la nada bulliciosa de la gente
las diversas verdades de la fauna
la soledad que solo está en tu mente
los reflejos de una sola luz
la eternidad que vive en el presente.
¿Tiene planes?
-No pero estoy tranquilo porque seguramente Dios tiene algo decidido para mí.
-Cuéntame una anécdota.
-¿Por qué no escribió más? Le preguntaron a Juan Ruffo y él dijo: Porque se murieron los que me contaban las historias.
Después de dos conciertos en el Teatro Melico Salazar retornamos a la ciudad de Panamá, donde la lluvia torrencial calma al calor intenso y excita a las exóticas aves y las diversas plantas del extraño hotel Riante donde no se ve a nadie, que parece abandonado, que ies bellamente intrigante (Una admósfera de muerte señorea en la plena vida).
La indiscutible verdad de la belleza se manifiesta en las flores que nos rodean y los guacamayos que siempre me llevar a García Marquez, que le puso alas al fuego de Faulkner.
Subir y bajar de los aviones, entrar y salir de los hoteles, ésto es lo que hice toda mi vida, por ejemplo desayunar en Costa Rica y almorzar en la ciudad de Panamá, donde la soledad exotiza al hotel donde las aves libres y las enjauladas chillan y cantan bajo la lluvia. El tres de setiembre. Después de nadar en la solitaria piscina rodeada de flores y palmeras, escribo el primer volumen de mis papeles.
Salimos del Panamá que sobrevivió al pirata Morgan en mil seiscientos setenta y uno para convertirse en un gigantesco bazar donde se vende todo lo innecesario. Recuerdo al inefable whitman, el que le decía a la naturaleza...
Smile because your lover is coming¡
Hablar literalmente con la rectitud e indolencia perfecta de los movimientos de los animales y con la cualidad intachable del sentimiento de los árboles en los bosques y de la hierba es la victoria del arte.
Las puertas del granero están abiertas para la pesada gente que trae la hierba seca, el sol descubre sobre la alfalfa tostada algún destello verde.
Después de trabajar me tiendo en la cresta de la carga, para ver a la luna, a la desnuda luna que es mi espejo y será mi lápida.
Soy el recién venido
si en este momento
siento toda la vida
ahora mismo estoy naciendo
y estoy naciendo en el que me despertó
para él estoy naciendo.
Nacía para cantar la gloria de Dios
que está en cualquier rincón que mire
porque cada cosa fue hecha
por una mano decidida por el Señor
desde la silla a la canción que canto
para declarar que una grandiosa mano
puso alrededor mio al universo.
Le dije a mi alma: escribamos versos para mi cuerpo al fin y al cabo somos uno.
Estamos a punto de estallar, es decir cerca de un cambio del comienzo de otro ciclo, por eso la mayoría se siente paralizada por el terror, aunque no sospeche los días que vendrán. Es como un pánico premonitorio que se siente día a día y pueblo a pueblo, algo que seguramente sintieron los atlánticos.
Nos acercamos al desastre, es decir a otro nacimiento, y esto es exitante, ante todo para el artista.
El azar eligió a los verdugos, que son odiados por la multitud. La aniquilación ya comenzó, la aniquilación que se vino preparando durante muchos años, aunque le echemos la culpa al último siglo, es decir a Hitler, a la industria desmesurada, a las drogas, a los imperialistas, al sida y a tantos otros emergentes, como el rock and roll y el stress. Esto indigna a la mayoría y excita al artista, que es la versión alada del individuo y crece con los cambios.
Los aparentes verdugos, sin sospecharlo, estan por apretar el botón de la purificación. Los pocos que están claros saben qque deben experimentar este infierno, no evitarlo (si es que fuera posible que deben sentirlo, no analizarlo (basta del gris de Freud, animémonos al blanco y negro del Dante) nada tan excitante como esta realidad (solo el que acepte este momento de la humanidad podrá pasar a la otra era).
Seamos el Jesús de los esenios, que comprendió y no el de Wall Street, que tiene miedo, aunque negocie con el odio de las distintas tribus.
Algunas voces hechizadas siguen proclamando lo trascendente, donde el hombre está vivo para siempre, por eso puede vivir serena y naturalmente el ahora mismo (para mi, todo el mundo es el presente de Bogotá, donde el avión de aerolineas argentinas hace la primera escala).
Si no somos capaces de ver la totalidad no conocemos al mundo, no alcanzamos al hombre que debemos ser.
Solo cuando veamos la totalidad podremos sacar a la destrucción de nuestra cabeza y al pasado de nuesttra sangre. Debemos animarnos a ver la realidad porque es la que despierta al hombre (sospecho que la realidad y la conciencia son la misma cosa y que la muerte es la primer idea que debemos descartar para recuperar la serenidad y darnos tiempo, aunque la inmortalidad no es para todos, es algo que gana cada uno, como la conciencia que solo tiene el que quiere tenerla, el que se anima a ella).
Debemos salvarnos del peor encierro, que es encerrarse en uno mismo debemos enriquecernos con lo que nos rodea y perder el miedo al acabar con las diferencias. La única muerte sucede en la vida y es la del hombre encerrado en sí mismo. Eternidad, en hebreo, quiere decir victoria, no perduración, entonces muerte significa, perder, no cesar.
Las escalas en Guayaquil siempre son calientes, el calor ocupa todo, por eso nunca supe si hay otra cosa.
En este momento crucial nadie dice no o lo dicen todos a la vez, que es lo mismo porque sino está el uno no hay nadie. Pero yo todavía espero oir la voz del cada uno que hay en cada cual, sino ya habría dejado de caminar por el mundo.
A veces me encuentro con los hombres-puente, los hombres de la transición, los héroes que comprenden al pasado y se dirigen al futuro con esperanza porque su presente está pleno, lleno de alegría. Por estos individuos vale la pena caminar, agotarse en los aviones y perderse en los hoteles, comer solo y no tener la complicidad de nadie. Estos héroes no buscan la muerte como los políticos y los militares sino la realidad, la vida plena y desnuda, la experiencia ancha, que está en la valentía de la entrega. Por estos hombres hubiéramos llegado a la salvación sin pasar por el exterminio.
Bajar, aunque sea por media hora, en Santa Cruz de la Sierra a las cinco de la mañana, es tan loco como como pensar que es progreso la furiosa locura de producción de Japón o Alemania, claro espejo de su impotencia, de su pánico, de su poco talento para vivir. Su gigantesca actividad propaga la muerte que llevan dentro, como la indolencia del sudamericano es un suicidio lento y el poder siempre está en manos de la gente muerta. Esta gente envenenará a todos para que nazca el nuevo hombre, aunque nunca sospecharon semejante destino. Entonces el hombre, liberado de compromisos, será inmortal.
No fue más misterioso caminar el misterioso mundo ni buscar en el arte la bendita semejanza con el creador ni trajinar los laberintos de la mente en busca de respuestas a las preguntas del corazón.
No fue más misterioso descubrirme en los otros ni perder, mágicamente, el camino de regreso a la que, misteriosamente, era mi casa.
No fueron más misteriosos esos misteriosos asuntos que coincidir contigo en este punto del planeta para alimentar al amor, misteriosa razón del universo.
Este es el momento de hacer realidad la vida, que es recreación constante, de ubicarnos en lo más luminoso del tiempo y el espacio (aceptar la vida es un principio universal, una ley cósmica).
En los momentos más peligrosos es cuando más se comprende el milagro de la vida, los hombres que llegaron a ese punto son los que más luz nos legaron, los que casi lograron el milagro de nuestro despertar, de nuestro nacimiento definitivo, si es posible salvarse es este ir y venir de las nubes al fango que nos ha convertido en pesimistas, que nos hace soñar con la muerte que creemos liberadora.
En este momento las ilusiones no pueden tapar a la verdad: Abrimos los ojos o nos tapan nuestras propias sombras. Ya no podemos escapar, es hora de despertar al cada uno que hay en cada cual para salvarnos juntos, es el momento de comprender que no admite solitarios el camino a la verdad.
Escapemos de las cárceles que son las sectas que se formaron detrás de los hombres luminosos, que no las querían. (Ninguna escuela es digna de los hombres inspirados). Abramos todas las ventanas para ver la totalidad que nos salvará, prodigio que está más allá de los mundos imaginarios que nos condenan al separarnos. Dejemos de lado a la historia, que nos lleva de fuga en fuga, de fragment en fragmento, es decir de desgracia en desgracia, de repetición en repetición, constantes que siempre llevan al hastío, al eterno callejón sin salida donde se nos agotan las esperanzas, donde el aburrimiento nos pone en manos de cualquiera.
El nuevo hombre saldrá en todas direcciones, será multidireccional, su espíritu sumará su cuerpo al del mundo, entonces se reverenciará cuando lo reverncie. En la destrucción que sufrimos hay una bendición oculta, por fin estamos perdiendo lo que nos envenenaba. Las razas, las nacionalidades, las religiones, todas esas rutinas que llamamos cultura (la cultura solo puede ser universal), comienzan a perder prestigio, está claro que desaparecerán. Será una victoria que muchos cobardes llorarán.
El instinto de vida y el instinto de muerte están librando las batallas finales, ya se insinúa el final de la guerra donde, a pesar de los hombres y de todas maneras, vencerá la especie porque el exterminio total nos llevará a la totalidad, que es lo único real.
Lo verdadero está en la calle, lo demás es literatura, que de todas maneras, es lo que más amo (tal vez el único sentido que tiene el mundo es que el hombre lo convierta en un libro).
Soy un extraño más en las ciudades, un patriota si la patria es la tierra, el planeta donde me crezco permanentemente, lo demás es una idea, nada más que historia, que es una pequeña fábula que inseste debajo de las estrellas. Soy un eterno prófugo de los ordenados cementerios que algunos llaman progreso, de los cementerios con flores de plástico y máquinas de calcular tonterías por la que pierde la salud tanta gente.
Yo nací, yo crecí en medio de la calle, entre los peores mercados y las más tristes estaciones de trenes, entre la vegetación de hierro y basura, bajo el signo de géminis, que es esto y lo otro, dos a la vez, lo diestro y lo siniestro.
El que nace en la calle vagará toda la vida, está benditamente condenado a la libertad, irá del drama a la fiesta, del tango al rock and roll, es decir de Gardel a Memo Ríos. El que nace en la calle estará rodeado de óperas y ensueños, de guerra y quietud.
El mundo me llenó de datos que me dan una seguridad matafísica, que es la úica posible, por eso sin miedo, pude acercarme a la gente más diversa en las afueras de Alejandría, en Ancara, en Hamburgo, en Hong Kong, en New York, en Tijuana, en Puerto Príncipe, en Genova, en Montevideo, por eso no tengo que inventar, me basta y me sobra con recordar.
La calle es la aventura mayor, la calle es más fuerte que el fondo del mar, más delirante que la locura, más sensual que las noches de Praga y las mujeres de Bahía. En la calle está la vida, por eso hace frío de verdad, por eso el calor es tremendo, no hay aparato que te salve de ello.
La calle parece imposible pero siempre, si estás atento, te ofrece salidas, coartadas por donde se sale a calles que se remontan como ríos, calles generosas donde vivir es una permanente fiesta, calles que se abren hasta convertirse en un horizonte pletórico de caballos y jazmines.
No hay mejor liberal que un socialista tímido, ni hombre más inteligente que el marxista que dejó de serlo. Un marxista sin la limitación del dogma, tiene más información intelectual que cualquiera, por eso nunca gana (en una sociedad de consumo, a la victoria la decide la estadística, no la inteligencia y los inteligentes son pocos, por eso se escucha a Michael Jackson, no a Debussy, por eso yo trabajo más que Yupanqui).
No hay que pensar porque el que piensa, a lo sumo llega segundo (Fellini nunca llevará tanta gente como Stallone). No hay que pensar, solo hay que madrugar, por eso los hermanos judíos nos llevan ventaja en todo, hasta empiezan el año antes que nosotros.
Yo me crié con judíos, por lo menos intelectualmente, es más, soy un verdadero judío errante. Admiro su capacidad de trabajo, su inteligencia, su sentido de la comunidad, pero hay una cosa que jamás les perdonaré = ¡la injusticia de que un hombre tan feo como Woody Allen le haya hecho un hijo a la mujer tan bella como Mía Farrow!
Después de unas horas en Buenos Aires (Que es el capricho de mi corazón) vuelo a Montevideo para declarar en el teatro, siempre afectuoso y excitante.
Yo vengo de todo el mundo
vengo de toda la gente
de la magia del pasado
y la furia del presente.
Yo vengo de la alegría
vengo de la libertad
del hijo del carpintero
y del padre de la mar.
En mi corazón cristiano
suenan voces musulmanas
hay budistas y judíos
en mi sangre y en mi alma.
Mi sombrero es cordovés
y mis botas son tejanas
mi guitarra es japonesa
y mi canción mexicana,
Todo lo que te sucede
pasa por mi corazón
vos y yo somos lo mismo
todas las cosas son Dios.
Una vez estuve cerca
y otras veces me perdí
no es casual que me suceda
lo que te sucede a tí.
Para arriba y para abajo
caminé por tu país
bella tierra y bella gente
con la que yo soy feliz.
Te traigo buenas noticias
por eso vengo a tu pueblo
Dios espera que en la tierra
los hombres nos encontremos.
Los ingleses deben irse de Hong Kong en 1997 y el Canal de Panamá retornara a los panameños en 1999, año en que también se borraran los libros impresos en papel con alto contenido de ácido, por ejemplo los libros de bolsillo (es difícil pensar que puedan desaparecer de nuestra biblioteca García Márquez, Joseph Conrad, Jadi London, Truman Capote, Henry Miller, Tay Bradbury, Vargas Llosa, Octavio Paz y tantos otros que son una manera inteligente de la felicidad).
En 1999 se habrán acabado las naciones y los sistemas económicos y políticos actuales, por lo tanto desaparecerán las efemérides, los aniversarios que festejamos. En una nave interplanetaria llegará el virus que matará a diez por ciento de la humanidad en el año 2000, fecha en que ya 50000 personas viviran y trabajarán en el espacio. En ese año también se podrá cambiar cualquier parte enferma o gastada del cuerpo humano y estarán al alcance de la gente los taquiones, partículas que podrán viajar al pasado, entonces sabremos más de Lao Tse, de Moises y de Hermes Trismegisto.
En el año 2020 los recién casados podrán pasar su luna de miel en la luna y satélites solares eliminarán la noche, algo bueno para los puritanos pero malo para los ladrones, los amantes y los poetas que viven, crecen y aman en la noche, los poetas que escapan del día que los mata fácilmente con la violencia mediocre de los ciudadanos.
Regreso a Buenos Aires a quedarme quieto tres días para ordenar un poco la poesía que me provoca el mundo (estoy cansado de perderla en los hoteles y los aviones que cruzan en planeta).
Después volveré a escapar de la rutina que duerme su siesta en los ministerios para perderme en los caminos donde la vida se siente a sus anchas, los caminos que crecieron a Gurdjieff y a San Francisco.
La vida del artista es simple: camina por las calles de la ciudad sin un peso en el bolsillo hasta que sonsigue una oportunidad, entonces va de teatro en teatro por el mundo y en los intermedios bebe café, ama a cualquiera, se enborracha con marinos y colegas, adora a Michelángelo y a Picasso, se detiene extasiado en el Niño y excitado en el Sena, duerme en hoteles siempre diferentes y un día muere solo para que lo descubran todos.
(Todo seguía igual, aunque en Guatemala la tierra se abriera y Nixon dudara y Perón insistiera. Esas cosas no impedían que las cigüeñas retornaran a España ni que los vinos maduraran con los quesos y las canciones ni que la tierra diera vueltas para regocijo del Señor, padre de mi madre, que amaba a Gardel y a Celedonio Flores como yo).
Somos presa de asociaciones infinitas, como Borges de Macedonio Fernández y este de John Donne y este de Homero, que dependía hasta de las adivinanzas de los pescadores y si digo pescadores, y si digo pescadores Neruda y Matilde y el amor, entonces Sylvia, que si todavía me ama es por los que amo.
Que es lo mas desdichado? Le pregunté al derviche en las afueras de Teherán.
-No encontrarle sentido a la vida, me dijo.
-Qué hace el hombre maduro?
-Aceptar que todo termine siendo una monotonía, pero también goza la diversidad de las reiteraciones.
El hombre maduro, ante todo, espera, privilegio del que ha superado a la ansiedad.
-A dónde le gusta vivir?
- Por ahora aquí, no podemos ser descorteses con el adora y aquí que nos eligió Dios. Sería bueno que mañana quiera vivir donde esté, al fin y al cabo el mundo está en uno.
-Que le gusta pensar?
-Que siempre habrá otra oportunidad.
-Que es lo que más le agrada?
-Ver cómo se renueva la naturaleza, que no pierde tiempo con la cultura que se le opone, que hace trampas para evitarla.
Señor te pido perdón por mis pecados antetodo por haber peregrinado a tus muchos santuarios olvidando que estás presente en todas partes.
En segundo lugar te pido perdón por haber implorado tantas veces tu ayuda, olvidando que mi bienestar te preocupa más a tí que a mí.
Y por último te pido perdón por estar aquí pidiéndote que me perdones cuando se que nuestros pecados nos son perdonados antes de que los cometamos.
Infatigable, busco la manera que no fue descubierta, el camino no transitado, la nueva esquina. La buscó en Montevideo y la busco en Buenos Aires, en Phoenix y en México D.F. en Nueva York y en Ambato, en los costados del Sena donde frecuentan a Borges más que en los costados del Río de la Plata.
Lo recuerdo ahora mismo, estalla en mi memoria en la mitad de la Plaza San Martín: Se llamaba Juan y vivía en el Sur. En uno de sus viajes al Norte conoció a María, que lo hizo un hombre en una madrugada de San Isidro. Después se bifurcaron los senderos, como en el jardín de Borges, por eso ahora veo, de vez en cuando, solo a una parte de aquella totalidad, la que insiste en llamarse María.
Nada es irreal porque no puedo imaginar nada que no haya pensado Dios, el que concreta con solo suponer. Si me impongo un destino es porque Dios lo quiso (El puso en mi corazón y en mi cabeza más de lo que yo supongo). Aprendí la lección porque contar en trescientas páginas lo que puedo contar en cinco minutos? Al fin y al cabo soy el resumen de vastos libros que aun no han sido escritos. (En noviembre de 1941, Borges aceptó que prefería la escritura de notas de libros imaginarios y esto de puro haragan).
Hay quien dice que este no es el momento pero yo insisto porque siempre es el momento de la esperanza porque la esperanza es hija de la eternidad, no del tiempo, por eso siempre es el momento de salir a buscar a los hermanos que pueblan al mundo con martillos y poemas, los hermanos que saben que solo el miedo nos separa, el miedo y sus congresos, el miedo y sus sectas, el miedo y sus banderas, el miedo y sus cuarteles. Pero está cercano el día en que dejaremos de lado al miedo para que la ley sea una canción, porque el universo gira alrededor de una canción, no de un parlamento. Por eso les recuerdo que el mejor negocio es apostar por la paz, invertir en el amor que nos salvará.
El pato silvestre que guía a su cría, el ciervo salvaje del norte, la paloma al borde de la ventana, la vaca de la pradera, el cerdo que busca en la basura, la estrella lejana y la cercana flor; reconozco en ellos y en mí la misma ley.
La presión de mi pie sobre la hierba despierta mil afectos. Estoy enamorado de todo lo que crece al aire libre, de los que viven junto al ganado, de los que sienten el sabor del océano, de los que conocen el canto del bosque, de los que levantan bellas casas sobre este bello planeta. Amo lo positivo de la ciencia, sus precisiones y claridades. Estoy agradecido a los que piensan poemas en las ciudades y a los que construyen aviones precisos que me acercan el mundo y sus camellos, el mundo y sus mares, los mares que cruzan los barcos que construyen los hermanos para los que ahora canto mi canción.
En mi departamento del Barrio Norte algunos libros buscan, envano, la vana multiplicación de un espejo, como el de la abuela, el que se llenaba de uvas blancas y sombreros negros, el que mezclaba, o mejor dicho complicaba, sin miedo los anchos bigotes de mi abuelo el coronel con los incipientes senos de mi prima Paula, que antes amé en secreto y ahora en silencio (ahora sé que, por lo menos durante el coito, amé a todas las mujeres, entonces es absurdo, e injusto, extrañar solo a una).
Ese primer espejo me enseño a fabular, a inventar o esconder alguna minucia para excitar a los inteligentes, o mostrar un todo que sería una sola cosa para unos pocos (el jardín de la abuela todavía se me cae encima por obra y gracia del espejo que tal vez duerma en un depósito de muebles cercano a este pequeño departamento del barrio norte, cuyo mayor orgullo es ser vecino de la plaza San Martín, donde escuché a Borges hablar de León Bloy y de Ernesto Sábato, con el que a veces camino).
Bioy Casares, mesurado recreador de lo fantástico, gustaba recordar que los heresiarcas de Uqbar creían que la cópula y los espejos eran abominables porque multiplicaban a los hombres.
Por el espejo de la abuela comencé a sospechar que el universo puede ser una gigantesca ilusión compartida (ese espejo me anticipó al Jerusalen que años después caminaría con emoción y el Amsterdam que gocé en plena paz, en la paz que propicia la inevitable libertad). Los ríos, los valles y las montañas eran nebulosos en ese espejo pero claras las manzanas y los vestidos que mi madre confeccionaba para cualquiera que no fuera ella. En ese espejo aparecían y desaparecían islas donde solo habitaban caballos blancos que excitaban a los viejos árabes que hicieron del comercio un arte (los espejos guardan mundos que podemos ver pero que nunca serán nuestros). La abuela tenía alas, por lo menos en el espejo que de vez en cuando insinuaba el perfil de mi padre, al que vi de frente cuarenta años después, al final de un concierto mio en el Teatro Astral de Mar de Plata, donde en este momento Sylvia se hace cargo de la locura de cualquiera. La poesía es la continuación del mundo fantástico de aquel espejo, una alternativa que me salva de elecciones, de efemérides, de parientes, de guerras, de compromisos, de medidas y de fronteras. La poesía imagina ciudades que después levantarán otros, revoluciones que se concretará cuando el poeta ya no trajine este planeta, que talvez es un poema de Dios que concretarán los hombres (solo un poeta puede comprender que yo haya perdido a mi mujer en mi pueblo que no existe para los mapas, los atlas y los hombres más viajados).
Como mi abuela y su espejo, veo todo a la vez, lo que quiere decir que padezco de irrealidad o soy un esotérico, por eso soy más fantasma en la vida de lo que seré en la muerte, por eso puedo pasar las paredes o dormir en el cuarto de un pequeño hotel de Tres Arroyos estando en un departamento de Buenos Aires.
Recien ahora tengo las canas que antes me mostró el espejo, recien ahora sé que de vez en cuando vengo a visitar una plaza y una calle empedrada que me insinuó el espejo que convivía con mi abuela en una vieja casa de Berisso, el mismo espejo donde aprendí que lo mejor de la amistad es la distancia (el espejo no fue mi confidente por eso está intacta nuestra amistad, que ni siquiera necesita saber dónde anda cada niño).
En el espejo de mi memoria reaparece el doctor Ferrari, al que también excitaban los espejos, con el que nos cambiábamos libros, es decir felicidades, y suplementos literarios, por lo menos cuando eran espejos donde reaparecía Fioran o Macedonio Fernández. La salida de la vida es el espejo, solía decir el doctor Ferrari y tenía razón porque desapareció en uno de ellos, tan limpio como el sanatorio de Rosario que lo albergaba (dejó de lado mi nostalgia porque el tema de ésta página no soy yo sino el espejo porque siempre me repitieron lo mismo, o por lo menos yo estuve en el centro de lo que repetían).
Cada vez que recuerdo a mi abuela y a su espejo el agua es más clara, el cielo más azul y cercana la salvación. La sola memoria de las tarde de la abuela dentro y fuera del espejo prodigioso a casa con las divisiones de mi mente, entonces recibo la grandiosa frescura de la totalidad, que me enriquece con mundos extraordinarios que tal vez solo sospecharon los magos de la antigüedad, que me dejan gozar sus altas palabras, sus arquitecturas, sus mitologías, sus barajas, sus dioses, sus miedos, el rumor de sus minerales y el silencio de sus mares, sus aves y sus hogueras, los fervores de sus guerras y la paz de sus acuerdos.
He confundido a las bibliotecas del mundo buscando lo que me mostraron los espejos, he desordenado, en vano, los papeles de los obispos, de los astrónomos, de los egiptólogos, de los oceanógrafos, de los poetas, de los filósofos, de los ecologistas y de los biólogos, de los pintores y de los moralistas. Nadie tiene noticias de los fantásticos mundos que me confiaron y me confían los espejos de los hoteles, de los aeropuertos, de los teatros, de los restaurantes, de las boutiques, de las agencias de automóviles, de las embajadas, de las universidades y de las casas de mis amigos.
No hay caos en los grandiosos mundos de los espejos, misteriosas leyes los rígen, se apoyan en un orden íntimos o secreto, hay algo indiscutible en sus montañas de sangre, en sus ríos de huesos trasparentes, en sus árboles alados y en sus pájaros de hierba. Estos maravillosos mundos no admiten discusión, no te dan tiempo porque de una vez te rodean sus riquezas y te enamoran sus esplendores, su danza religiosa que siempre es un poema. Millones de independencias conforman una sinfonía, es un estar permanente en un espacio que gira (cualquier cosa es una luna y la razón le lava los pies a la magia).
Las cosas del mundo se duplican dentro y fuera de los espejos de la misma manera que se borran cuando no las vivo y cuando las olvido, por eso no recuerdo a las manos de mi madre, por eso desaparecen los bancos de las plazas que ya no frecuento y enmudecen los discos de Edith Piaf que ya no escucho (esa vieja iglesia no ha desaparecido por la presencia de estas palomas).
A veces me sucede la verdad pero siempre el asombro porque el mundo es más fantástico que real, y eso lo aprendí de los espejos donde se superponen todos los mundos posibles. Yo encontré una mujer pero hay muchas más, existe más de lo que encuentro, como lo que perdí será hallado por otro (serán uno solo los distintos dolores de los hombres?) Esta música, este anaranjado sobre el celeste del cielo, este calor y esa copa de vino son una sola realidad, como todos los coitos son el mismo hombre y todos los hombres son el mismo coito, como todos los hombres somos Jesús cuando lo repetimos. Si todo lo que es igual es uno, hay un solo mormón y solo soldado, un solo alemán y una sola camarera, talvez un solo hombre repetido en el planeta y una sola mujer con millones de caras, entonces todos los libros son obra de un solo autor y todo es de todos y de nadie.
Alunese sobre el Río de la Plata para que los pájaros se privilegien aun más con el silencio, entonces sube el canto de los hombres. Pronto me arrastrará el sueño como ayer me arrastró el río del Chamamé y antes el torrente humano de la Fifth Avenue (Alguien duda del otro lado del café, lo que quiere decir que está en el umbral de la fe)
¡Bienaventurado el que agradece a Dios pero exige al hombre. Bienaventurado el misterio porque en lo que aun no sabemos seguimos siendo niños. Bienaventurado el que sabe que compartir un dolor es dividirlo y compartir una alegría es multiplicarla. Bienaventurado el arte, que es la más inteligente y generosa manera del amor. Bienaventurado el Mahatma Gandhi, que le demostró al mundo que no hay arma más poderosa que el amor, por eso hace casi dos mil años que festejamos el cumpleaños de Jesús, no el de Herodes. Bienaventurado John Kennedy, que pensó más en los hombres que en los paises. Bienaventurado John Lennon, que imaginó un mundo que nosotros también soñamos y que nuestros hijos concretarán si no se distraen con los prejuicios que separan a los hombres.
Bienaventurado el sol, el amado sol que enciende toda la vida, esa fiesta permanente por la que mi alma camina. Bienaventurado este lugar y este momento, amigo mío, porque la vida es aquí y ahora y contigo.... bienaventurado!
Para mí decir libertad y decir María es lo mismo porque María fue la Madre del que vino a liberarnos, por eso me gusta decir: Dios te salve, libertad, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, la vida. Querida mía, compinche de Dios, si luchas con nosotros venceremos ahora y para siempre porque la vida es un eterno presente... Amén!
La mente, de proceso en proceso, no deja de crear y de recrear al universo, fiesta que sucede en un tiempo libre de espacio, donde las cosas mutan constantemente de manera sucesiva (el artista, a veces y los espejos, siempre, ven y muestran todo junto, el pan de ayer, la migaja y la paloma de hoy, la pluma suelta en el bosque de mañana). Afuera y adentro, la divinidad crece infinitamente al pensamiento del hombre. LLueve y deja de llover.
Visto de otra manera, el tiempo cambia hasta la extinción a lo espacial (se me cayó un cigarrillo, se quema la alfombra, desaparecerá la ciudad).
Las infinitas razones me distraen del hecho único. No quiero que las muchas cosas del universo se subordinen a una sola idea. Doy vueltas y vueltas pero no puedo defiir al presente, a cuya esperanza llamo futuro y a su pasado recuerdo talvez la vida. Comenzó hace un instante y el pasado de la humanidad es una invención de los hombres, a lo mejor ya pasó todo el tiempo y lo que vivimos es solo el recuerdo de lo que ya no es, solo un reflejo que confundimos con la luz, talvez todo lo que sucede (guerras, primaveras, dudas, terremotos, partos, óperas, enciclopedias, vuelos y cosechas) es el diálogo entre los dioses que solo intuímos cuando hablamos de bien y mal, tal vez solo es verdad lo que sucede cada cuarenta y cinco minutos o cuarenta y ocho horas, tal vez yo sea el espejo del que me ve y él el mío, tal vez yo albergue una parte del alma universal (el hombre es un poco de agua dentro de una botella que anda a la deriva por un mar infinito, que grandioso será mi destino cuando logre romper la prisión de la botella), tal vez mientras duermo aquí estoy despierto allá, tal vez muero con el que muere aunque no me de cuenta (somos dos hombres, entonces cuatro y así hasta todos). Uno solo es el libro pero muchas las variantes, las permutaciones, aunque resulte difícil aceptar que el elogio de la locura y los funerales de la mamá grande son la misma obra.
Cada día se le hace más difícil a la realidad sobrevivir en el torrente de las ideas, donde todo se multiplica permanentemente, donde una canción llega a ser una ópera y un lápiz sencillo termina siendo una enciclopedia pretenciosa (los distraidos colaboran más que nadie con los cambios).
FACUNDO CABRAL
Juana Macedo Palomino. Transcripción
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