"HAY UNA SOLA RELIGIÓN, EL AMOR. HAY UN SOLO DIOS Y ESTÁ EN TODAS PARTES"
viernes, 31 de enero de 2025
Triste vejez...Reflexión
MIS CINCO HIJOS SE OLVIDARON POR COMPLETO DE MI CUMPLEAÑOS 93 - LO PASÉ SOLO HASTA QUE SONÓ EL TIMBRE DE LA PUERTA.
Me llamo Arnold y, después de 93 años, puedo decir que he tenido una vida dichosa y llena de bendiciones. Mi mujer falleció hace unos años y, desde entonces, somos solo yo y las cinco hermosas almas que trajimos a este mundo - nuestros hijos.
Recuerdo la emoción que sentí cuando me anticipé a mi cumpleaños 93. Escribí cinco cartas a mis hijos invitándoles a venir.
No quería oír sus voces a través de una línea telefónica; ¡quería abrazarlos y compartir todas las historias que había estado guardando!
El día de mi cumpleaños, estaba exultante de alegría. Cada ruido de automóvil hacía saltar mi corazón, pero con cada hora que pasaba, mi esperanza empezaba a desvanecerse. Allí estaba yo, mirando cinco sillas vacías alrededor de la mesa del comedor.
Los llamé muchas veces, pero no contestaban. Caí en la cuenta: Puede que acabe pasando este día tan especial solo, como tantos otros. Se había acabado, era demasiado tarde. Al fin y al cabo, ellos tenían sus propias vidas - no había sitio en ellas para un viejo solitario como yo.
Casi había terminado de guardar los adornos cuando por fin sonó el timbre. Vacilante, abrí la puerta y me quedé helado, incapaz de contener las lágrimas.
Allí estaban... mis vecinos. Se habían enterado de que cumplía 93 años y me habían preparado un pastel, traído globos y flores, y habían venido a celebrarlo. Nos pasamos toda la tarde riendo y divirtiéndonos. A pesar de sus ajetreadas vidas, ¡renunciaron a sus planes solo para pasar todo el día con el abandonado hombre de al lado!
Esa noche, mientras mis invitados disfrutaban de la música de mis viejos discos, yo los miraba y lloraba. ¿Cómo podía ser que esos desconocidos, sin lazos de sangre conmigo, resultaran ser más como de mi familia de lo que nunca lo fueron mis propios hijos?
Me dolía pensar en mis hijos. Pero estaba agradecida de que, incluso en el ocaso de mi vida, hubiera encontrado una nueva familia, una familia que se preocupaba de verdad por mí.
Mis 5 hijos se olvidaron de mi cumpleaños
MIS CINCO HIJOS SE OLVIDARON POR COMPLETO DE MI CUMPLEAÑOS 93 - LO PASÉ SOLO HASTA QUE SONÓ EL TIMBRE DE LA PUERTA
Me llamo Arnold y, después de 93 años, puedo decir que he tenido una vida dichosa y llena de bendiciones. Mi mujer falleció hace unos años y, desde entonces, somos solo yo y las cinco hermosas almas que trajimos a este mundo - nuestros hijos.
Recuerdo la emoción que sentí cuando me anticipé a mi cumpleaños 93. Escribí cinco cartas a mis hijos invitándoles a venir.
No quería oír sus voces a través de una línea telefónica; ¡quería abrazarlos y compartir todas las historias que había estado guardando!
El día de mi cumpleaños, estaba exultante de alegría. Cada ruido de automóvil hacía saltar mi corazón, pero con cada hora que pasaba, mi esperanza empezaba a desvanecerse. Allí estaba yo, mirando cinco sillas vacías alrededor de la mesa del comedor.
Los llamé muchas veces, pero no contestaban. Caí en la cuenta: Puede que acabe pasando este día tan especial solo, como tantos otros. Se había acabado, era demasiado tarde. Al fin y al cabo, ellos tenían sus propias vidas - no había sitio en ellas para un viejo solitario como yo.
Casi había terminado de guardar los adornos cuando por fin sonó el timbre. Vacilante, abrí la puerta y me quedé helado, incapaz de contener las lágrimas.
Allí estaban... mis vecinos. Se habían enterado de que cumplía 93 años y me habían preparado un pastel, traído globos y flores, y habían venido a celebrarlo. Nos pasamos toda la tarde riendo y divirtiéndonos. A pesar de sus ajetreadas vidas, ¡renunciaron a sus planes solo para pasar todo el día con el abandonado hombre de al lado!
Esa noche, mientras mis invitados disfrutaban de la música de mis viejos discos, yo los miraba y lloraba. ¿Cómo podía ser que esos desconocidos, sin lazos de sangre conmigo, resultaran ser más como de mi familia de lo que nunca lo fueron mis propios hijos?
Me dolía pensar en mis hijos. Pero estaba agradecida de que, incluso en el ocaso de mi vida, hubiera encontrado una nueva familia, una familia que se preocupaba de verdad por mí.
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