miércoles, 25 de abril de 2018

LAS CONFESIONES DE SAN AGUSTÍN. LIBRO SEPTIMO.VI,8.

VI,8. Asimismo había rechazado ya las engañosas predicciones e impíos delirios de los matemáticos. ¡Confiésete, por ello, Dios mío, tus misericordias desde lo más íntimo de mis entrañas! (...) sólo tu procuraste remedio a aquella terquedad mía con que me oponía a Vindiciano, anciano sagaz, y a Nebridio, joven de un alma admirable, los cuales afirmaban-el uno con firmeza, el otro con alguna duda, pero frecuentemente-que no existía tal arte de predecir las cosas futuras y que las conjeturas de los hombres tienen muchas veces la fuerza de la suerte, y que diciendo muchas cosas acertaban a decir algunas que habían de suceder sin saberlo los mismos que las decían, acertando a fuerza de hablar mucho.


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