Última presentación de FACUNDO CABRAL en Quezaltenango. Guatemala (16)
Es un pacto, lo último que me dijo mi madre fue maravilloso, ella sabía que en cualquier momento venía la mudanza y quiso que nos quedáramos solos y te quiero decir algo, me dijo:
“Yo me voy a ir feliz de este mundo, porque cada vez te pareces más a lo que cantas”, es decir que uno termina convirtiéndose en el sueño. Escuché a Yupanqui de niño, fue la primera vez que envidié un oficio, dije: que lindo debe ser andar y contar lo caminado, con los años ese fue mi oficio, hasta la amistad con el querido Atahualpa, con tantos, con el querido Borges, sin darme cuenta, caminé el planeta, llegué hasta los 74 años en paz, porque fui dueño de mi vida, de mis errores de mis aciertos.
La primera vez que nos cruzamos con Borges fue muy curioso fue en el mismo año que yo empecé a cantar, gravé un disco entonces fui a buenos aires, me juntaba con artistas de mi generación tenía 22 años y hacíamos planes, teníamos ideas, empezaban los años 60, creíamos cambiar todo, y en una galería, al costado de un pasillo de una galería, había 4 o 5 mesas un pequeño café y allí nos sentábamos. Borges vivía a media cuadra, entonces todas las tardes pasaba del brazo de Fanny que era sus ojos, y cuando pasaba el maestro hacíamos silencio, porque la memoria de ese hombre iba a lo más luminoso de la humanidad. Trimegisto, Homero, Plutarco, Protilo, Heráclito, hacíamos como un silencio como un homenaje, pero no nos animábamos a acercarnos a saludarlo, yo pensaba: A ver si lo voy a saludar y le interrumpo alguna idea que está planeando y estoy jodiendo la literatura del futuro,…risas… porque uno no sabe lo que esa pensando esa gente de ese nivel.
Pero un día, no pasó con Fanny, pasó con un amigo y se sentaron en una mesa cercana a la nuestra y estábamos muy emocionados, le dijimos al camarero: “lo que tome el maestro y su amigo es invitación nuestra”, era un pretexto para acercarnos. Cuando pidieron la cuenta y le dijeron: está paga, preguntó: y quienes nos invitaron, --esos muchachos que están en aquella mesa- él muy correcto, muy educado, se hizo traer hasta nuestra mesa y nos dijo: “Señores, les agradezco la invitación, son ustedes muy amables, ¿a qué se dedican? Y un imprudente de nuestro grupo le dijo: somos colegas suyos, …risas… ¡a Borges! Él piadoso dijo: ¡Ah que interesante! ¿y qué es lo que ustedes escriben? –canciones de protesta- y él dijo: ¡Ah cuanto los envidio porque a mí cuando estoy enojado no se me ocurre nada!
Eso fue en 1960 y tenía razón ,yo catorce años después, en una vuelta a Buenos Aires tuve la suerte de conocerlo y de su amistad, hasta el final, hasta el 86. Y tenía razón porque trata de vivir enojado, es imposible, y tenía razón…
Gracias por la amistad de tantos años, por vuestro hermoso país, por esta zona donde señoreaba el Maya, muchísimas gracias y sepan que ustedes fueron una parte muy importante de mi felicidad de vida y compartimos muchas cosas, que ustedes seguramente van a concretar y sepan que siempre los voy a tener en mi corazón hasta el momento final… y porque no un poquito más también, ¡Muchas gracias! ¡Aplausos!
“Me gusta el sol, Alicia y las palomas, el buen cigarro y la guitarra española, saltar paredes y abrir las ventanas y cuando llora una mujer ¡de alegría!. Me gusta el vino tanto como las flores, los conejos y los viejos pastores, el pan casero y la voz de Dolores y el mar mojándome los pies. No soy de aquí, ni soy de allá, (la gente canta) no tengo edad, ni porvenir y ser feliz es mi color de identidad. Me gusta estar tirado siempre en la arena, o en bicicleta perseguir a Manuela y todo el tiempo para ver las estrellas con la María en el trigal. No soy de aquí, ni soy de allá, (la gente canta) no tengo edad, ni porvenir y ser feliz es mi color de identidad” CUANDO UN HOMBRE TRABAJA DIOS LO RESPETA, MÁS CUANDO EL HOMBRE CANTA DIOS LO AMA… (aplausos) laralalala lara la… ¡POR ESTE BELLO MUNDO GRACIAS SEÑOR! (Facundo Cabral)
¡Gracias FACUNDO CABRAL, gracias a tí!
(Transcripción de su último concierto por Juana Macedo Palomino)
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