Salmos, 18
36.Tú me das tu escudo de salvación; tu mano me sostiene, tus favores me agrandan.
37.Puedo alargar el paso, y mis tobillos no van a flaquear.
38.Persigo a mis enemigos y los alcanzo, no volveré hasta que estén exterminados.
39.Doy un golpe, y no pueden rehacerse, caen y quedan tendidos a mis pies.
40.Me revistes de fuerza en el combate, y doblegas ante mí a mis agresores.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario