sábado, 9 de enero de 2016

El ego...


Las viejas voces de tu interior, no te dejan oír las nuevas voces que te llegan del exterior, o del presente, que es todo lo que hay. Y solo cuando hay el silencio interior se pueden oír las del exterior, solo en la quietud se puede sentir al eterno movimiento que nos rodea, solo en la quietud comprobarás que la hierba, es decir la vida crece constantemente y tú eres parte de esa evolución aunque no hagas nada, y solo tienes que entregarte para tener conciencia de este hacer sin hacedor, entonces te refrescará la espontaneidad. El ego es el pasado, por eso es viejo y hace que todo te sea pesado. El ego es la memoria de lo que ya no es por eso te priva de la espontaneidad, es decir de la audacia, es decir del niño. El ego te hace sentir la ilusión suicida de que eres algo aparte, es decir, te ciega, te empobrece, te enfría y en ese estado sufres a la soledad en lugar de gozarla. Y en cuanto más sepas estarás más paralizado, no vivirás, solo responderás desde tu conocimiento, es decir mecánicamente y responderás solo al que tienes al frente, no a la vida y solo por la razón, no por la claridad.

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