viernes, 8 de enero de 2016

EL REY Y LA MENDIGA. REFLEXIÓN


EL REY Y LA MENDIGA. REFLEXIÓN.

Cuentan que había una vez un rey muy apuesto que estaba buscando esposa. Por su palacio pasaron todas las mujeres más hermosas del reino y de otros más lejanos; muchas le ofrecían además de su belleza y encantos, muchas riquezas, pero ninguna lo satisfacía tanto como para convertirse en su reina.
Cierto día, llegó una mendiga al palacio de este rey y con mucha lucha consiguió una audiencia.

"No tengo nada material que ofrecerte, solo puedo darte el gran amor que siento por tí" le dijo al rey: " Sí me permites puedo hacer algo para demostrarte ese amor".
Esto despertó la curiosidad del rey, quién le pidió que dijera que era eso que podía hacer.
" Pasaré 100 días en tu balcón, sin comer ni beber nada, expuesta a la lluvia, al sereno, al sol y al frío de la noche. Si puedo soportar estos 100 días, entonces me convertiras en tu esposa".

El rey, sorprendido más que conmovido, aceptó el reto. Le dijo: Acepto, si una mujer puede hacer todo esto por mí, es digna de ser mi esposa.
Dicho esto, la mujer comenzó su sacrificio.

Empezaron a pasar los días y la mujer valientemente soportaba las peores tempestades. Muchas veces sentía que desfallecía del hambre y el frío, pero la alentaba imaginarse finalmente al lado de su gran amor.

De vez en cuando el rey asomaba la cara desde la comodidad de su habitación, para verla y le hacia señas de aliento con el pulgar. 

Así fue pasando el tiempo, 20 días, 50 días, la gente del reino estaba feliz pues pensaban: ¡Por fin tendremos reina!...90 días.. y el rey continuaba asomando su cabeza de vez en cuando para ver los progresos de la mujer. "Esta mujer es increible" pensaba para sí mismo, y volvía a darle aliento con señas.

Al fin llego el día 99 y todo el pueblo empezó a reunirse en las afueras del palacio para ver el momento en que aquella mendiga se convertiría en esposa del rey. Fueron contando las horas, a las 12 de la noche de ese día, tendrían reina. 
La pobre mujer estaba muy desmejorada; había enflaquecido mucho y contraido enfermedades. Entonces sucedió. A las 11 de la noche del día 100, la valiente mujer se rindió, y decidio retirarse de aquel palacio. Dio una triste mirada al sorprendido rey, y sin decir una palabra se marchó.

¡La gente estaba conmocionada! Nadie podia entender porque aquella valiente mujer se había rendido faltando solo una hora para ver sus sueños convertidos en realidad. Había soportado tanto!

Al llegar a su casa, su padre se había enterado ya de lo sucedido. Le pregunto: ¿Porqué te rendiste a solo instantes de ser la reina?
Y ante su asombro, ella respondió: Estuve 99 días y 23 horas en su balcón, soportando todo tipo de calamidades y no fue capaz de liberarme de ese sacrificio. Me veia padecer y solo me alentaba a continuar, sin mostrar siquiera un poco de piedad ante mi sufrimiento. Esperé todo este tiempo un atisbo de bondad y consideración que nunca llegarón. Entonces entendí: una persona tan egoísta, desconsiderada y ciega, que solo piensa en sí misma, no merece mi amor!

MORALEJA: Cuando ames a alguien y sientas que para mantener a esa persona a tu lado tienes que sufrir, sacrificar tu escencia y hasta rogar...aunque te duela, retirate. Y no tanto porque las cosas se tornen dificiles, sino porque quien no te haga sentir valorado, quien no sea capaz de dar lo mismo que tú, quien no puede establecer el mismo compromiso, la misma entrega...simplemente NO TE MERECE.

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2 comentarios:

  1. Si las mujeres aplicaramos esta mentalidad en nuestras vidas independientemente del nivel de sacrificio que hacemos por los esposos otra realidad tendriamos o nos valorarian o simplemte no habria tanto hombre casado sino más bien hombres abandonados por sus esposas.

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  2. ¿Puede el amor ser una proyección en el tiempo? ¿O, el amor siempre es en el presente, en el ahora? El tiempo sólo es adecuado para enseñarme un oficio, para llegar a ser, el devenir, pero en el ámbito psicológico el tiempo es un impedimento para que llegue el orden que es inteligencia. El desorden es la fragmentación interna, ya que nos genera confusión, embota y hace torpe a la mente. De manera que si descartamos el desorden, lo que quede será el orden y su sabiduría.

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