miércoles, 13 de enero de 2016

LA CAJA DE LOS DESEOS. REFLEXIÓN.


La Caja De Los Deseos.

En una tienda de antigüedades, había una pequeña caja olvidada en lo alto de la estantería, fuera de la vista de todos. Llevaba allí muchos años, tanto que nadie sabía que existía. Un día un empleado haciendo limpieza, la encontró y se la enseñó al dueño, que asombrado porque no recordaba haberla visto nunca, mando a que le quitaran toda la suciedad que tenía, para ver si podía serles útil para algo.
Una vez limpia, pudieron ver que en la tapa estaba escrita esta frase que decía:... " Esta Es La Caja De Los Deseos”. 
Después de examinarla, la pusieron en el mostrador como curiosidad, para que los clientes que fueran a comprar y la viera, pidieran algún deseo…
Al rato de estar en el mostrador, entró un hombre a comprar una mesa antigua. Cuando iba a pagar, vio la caja, la abrió y pidió el deseo: 
_ ¡Quiero un coche nuevo estacionado delante de esta tienda!... 
Pero, como es natural, no se cumplió su deseo. 
Otros clientes fueron entrando a la tienda y cada cual pedía su deseo:… Unos pedían tener un collar valioso, o un reloj de oro, o ser los más ricos del mundo... También había quien pedía ser un poco más bello, o más alto, o no hacerse viejo nunca. 
Y los deseos seguían sin cumplirse… 
Un día entró un mendigo sediento y sudoroso y dijo:
_ ¿Me permiten un momento coger sombra y aire aquí adentro, para proseguir camino?
El más joven de los empleados le respondió:
_ ¡Claro que si buen hombre!... ¡Quédese el rato que desee!
Y mirando lo sofocado y sudoroso que estaba le dijo nuevamente: 
_ Espere un momento que también le alcanzo un vaso de agua. 
Amablemente se lo trajo y cuando el mendigo se lo terminó de beber, se quedó mirando la caja y preguntó si él podía también pedir un deseo antes de marcharse… y el joven le contestó: 
_ Claro que sí buen hombre. De todos los que han entrado aquí, tú eres el que más necesidad tienes… ¡A ver si a ti te hace caso esta caja,… porque hasta ahora, a nadie se lo ha cumplido! 
El mendigo se acercó a la caja, la abrió… y dijo: 
_ Deseo un vaso de plata para el joven empleado de esta tienda, que me ha dado de beber… - Cerró la caja y se marchó. 
Todos quedaron muy sorprendido por aquel deseo. Nunca nadie había pedido para los demás... Pero en fin, era un bonito detalle en agradecimiento por el vaso de agua ofrecido. 
Entre bromas, le pidieron al empleado que abriera la caja a ver si se había cumplido el deseo del mendigo, el joven la abrió,… ¡Y cuál no fue su sorpresa, al ver, que en su interior había un vaso de plata muy valioso!… 
El deseo se había cumplido. Aquel mendigo le había dado las gracias de esa manera… ¡La caja de los deseos por fin había funcionado!…

El mendigo, no era tal mendigo, era un hombre de mucho dinero, que se había vestido de indigente y había salido a recompensar al primero que le ofreciera un vaso de agua.



Moraleja:
¡Siempre Has Bien Y No Mires A Quien!

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