martes, 5 de mayo de 2015

Salmo 22




Salmos, 22

2.Dios mío, Dios mío, ¿por qué me abandonaste? ¡Las palabras que lanzo no me salvan!

3.Mi Dios, de día llamo y no me atiendes, de noche, mas no encuentro mi reposo.

4.Tú, sin embargo, estás en el Santuario, de allí sube hasta ti la alabanza de Israel.

5.En ti nuestros padres esperaron, esperaban y tú los liberabas.

6.A ti clamaban y quedaban libres, su espera puesta en ti no fue fallida.1

7.Mas yo soy un gusano y ya no un hombre, los hombres de mí tienen vergüenza y el pueblo me desprecia.

8.Todos los que me ven, de mí se burlan, hacen muecas y mueven la cabeza:

9."¡Confía en el Señor, pues que lo libre, que lo salve si le tiene aprecio!"

10.Me has sacado del vientre de mi madre, me has confiado a sus pechos maternales.

11.Me entregaron a ti apenas nacido; tú eres mi Dios desde el seno materno.

12.No te alejes de mí, que la angustia está cerca, y no hay nadie que pueda ayudarme.

13.Me rodean novillos numerosos y me cercan los toros de Basán.

14.Amenazándome abren sus hocicos como leones que desgarran y rugen.

15.Yo soy como el arroyo que se escurre; todos mis huesos se han descoyuntado; mi corazón se ha vuelto como cera, dentro mis entrañas se derriten.

16.Mi garganta está seca como teja, y al paladar mi lengua está pegada: ya están para echarme a la sepultura.

17.Como perros de presa me rodean, me acorrala una banda de malvados. Han lastimado mis manos y mis pies.

18.Con tanto mirarme y observarme pudieron contar todos mis huesos.

19.Reparten entre sí mis vestiduras y mi túnica la tiran a la suerte.

20.Pero tú, Señor, no te quedes lejos; ¡fuerza mía, corre a socorrerme!

21.Libra tú de la espada mi alma, de las garras del can salva mi vida.

22.Sálvame de la boca del león, y de los cuernos del toro lo poco que soy.

23.Yo hablaré de tu Nombre a mis hermanos,

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