sábado, 17 de marzo de 2018

CONFESIONES DE SAN AGUSTÍN. LIBRO QUINTO II,2.


II,2. (...) ¿Y adónde huyeron cuando huyeron de tu presencia? ¿Y dónde tú no les encontrarás? Huyeron, sí, por no verte a ti, que les estaba viendo, para, cegados, tropezar contigo, que no abandonas ninguna cosa de las que has hecho; para tropezar contigo, injustos, y así ser justamente castigados, por haberse sustraído de tu blandura, haber ofendido tu santidad y haber caído en tus rigores. Ignoran éstos, en efecto, que tú estás en todas partes, sin que ningún lugar te circunscriba, y que estás presente a todos, aun a aquellos, que se alejan de ti. Conviértanse, pues, y búsquente, porque no como ellos abandonaron a su Criador así abandonas tú a tu criatura.

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