FACUNDO CABRAL - FERROCABRAL - III parte (Transcripción Juana Macedo)
Levanto la voz en Italia y hago silencio en la India.
Porque soy y vivo en el presente, porque estoy hecho de sueños y de flores, de vacío, de vino y de trigo me llaman “el Hombre”. Es cierto que soy polvo, pero polvo sagrado yo, aunque Tú sabes mi Señor que cuando digo: "Yo soy" estoy diciendo "Tú eres", invicto, innombrable.
Altísimo Señor no te preocupes por el pan nuestro de cada día que eso es cosa nuestra, para eso somos hombres. Pero no nos dejes sin el sueño de cada noche porque sin él nada somos nosotros que tal vez sólo seamos un sueño que Tú sueñas.
Amado Señor: Padre Nuestro que estás en el surco, sacrificados seres nosotros, así en la tierra como en el agua, el pan nuestro de cada día ablándanos hoy y perdona nuestras deudas así como nosotros, no sé por qué todavía perdonamos a nuestros deudores y déjanos caer en la tentación de terminar con todos ellos. Más líbranos de Camps, Amén. (aplausos)
Oiste mi Señor es un pedido general. ¡En el nombre del fraude, del fisco y los Esclavos Unidos, Okey !
-Perdóname, Señor, pero a veces me canso, a veces me canso de ser un ciudadano.
Me cansa la ciudad, las oficinas, me cansa la familia y la economía.
La familia, mi Señor, ese vía crucis de parientes, esa miseria en cooperativa.
“Madre hay una sola, Señor y justo vino a tocarme a mí”
Perdóname, Señor, estoy harto de este infierno, este mercado mediocre, donde todos tienen precio.
Perdóname, Señor, pero yo me iré contigo, por tus montañas, tus mares y tus ríos.
Perdóname, Señor, pero a veces pienso
que tienes para mí algo mejor que esto.
Perdóname, Señor, no quiero ser un ciudadano, yo quiero ser un hombre, como me has creado. (Aplausos)
Llegamos a la ignorancia, esta es la estación de los que quieren vivir tranquilos, sin problemas , aquí la vida es fácil, es decir los políticos deciden cuánto debes ganar, los militares cuanto debes perder, los curas cuanto debes aguantar y los sindicalistas cuando debes parar.
Pasamos por la City dónde el dólar sube y el hombre baja.
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