Dicen que Dios no le da a uno más de lo que puede cargar…
Y bueno, yo no digo nada, pero últimamente creo que Dios me está confundiendo con una mula de carga de las buenas. ¡Caray!
A ver, que no me quejo bueno, sí, un poquito nomás, porque quejarse con gracia también es un arte—, pero esto de ser mujer fuerte, independiente, capaz, madura, soñadora, positiva, bonita y con las plantas vivas... ¡cansa!
¡Y eso que todavía ni he barrido!
Pero bueno, una se levanta con ojeras pero con dignidad.
Se pone la bata como si fuera capa de heroína, se sirve su café como si fuera poción mágica, y dice con voz firme:
“A ver, mundo... ¿Qué me traes hoy? Porque yo puedo con todo lo que venga.”
Y no es presunción, ¿eh? Es que después de años sobreviviendo lunes, malas decisiones, hijos adolescentes, dietas de lechuga, y amores medio chafas...
Una ya aprendió que no se necesita tener todo resuelto para estar bien.
Se necesita tener actitud, y un poco de crema para las rodillas.
Porque sí, hay días que me siento invencible…
Y otros que con que no se me olvide el gas abierto, ya me doy por bien servida.
¡Pero aquí sigo! Con el alma despierta, la fe puesta, y el corazón sin caducar.
Así que no me subestimen. No porque hable sola mientras trapeo significa que estoy loca.
Significa que estoy ensayando discursos por si algún día me nominan a algo…
O por si la vida me pone a prueba. Otra vez.
Milka MagTorre
No hay comentarios.:
Publicar un comentario