“Mi hijo nunca me hace caso, ya no sé qué más hacer”.
Es muy común sentirse frustrado cuando un hijo no obedece, pero eso no significa que estés fallando como madre o padre. Aquí te dejo algunas estrategias prácticas que pueden ayudarte:
1. Entiende lo que realmente pasa
A veces, lo que parece “desobediencia” es en realidad:
• Falta de madurez (a los 4-5 años todavía están aprendiendo a controlar impulsos).
• Necesidad de atención o conexión emocional.
• No entender bien la instrucción o no haberla escuchado.
2. Usa lenguaje claro, corto y específico
En lugar de decir:
“¡Recoge tus cosas ya!”
di:
“Guarda los bloques en la caja, por favor”.
Los niños pequeños responden mejor a instrucciones concretas, una por una.
3. Baja a su nivel y conecta primero
Antes de dar una indicación:
• Acércate, míralo a los ojos, y toca suavemente su hombro.
• Di su nombre.
• Luego haz la petición con voz calmada.
4. Evita gritar o repetir muchas veces
Cuando repetimos y repetimos, sin consecuencias, el niño aprende que puede ignorar. En su lugar:
• Haz una advertencia clara.
• Si no responde, aplica una consecuencia breve, inmediata y coherente (como perder un turno de juego).
5. Refuerza lo positivo
No solo le digas lo que hizo mal. También:
• Elogia cuando sí colabora.
• Usa frases como: “¡Gracias por ayudarme!”, “¡Qué bien guardaste tus lápices!”
6. Revisa tu nivel de estrés
A veces, cuando estamos agotados o ansiosos, reaccionamos con enojo.
Respira, aléjate un momento si lo necesitas, y prioriza el vínculo sobre el control.
7. Dale oportunidades de elegir
Ejemplo:
“¿Quieres recoger primero los peluches o los autos?”
Esto da sensación de control y evita confrontaciones.
Recuerda:
Es normal que a esta edad pongan a prueba los límites. Lo importante no es tener un hijo “obediente”, sino uno que aprenda con amor, estructura y respeto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario