martes, 17 de junio de 2025

Una lección que todo hombre debe recordar.

Una lección que todo hombre necesita recordar

Un día, un hombre fue a visitar a su padre, un hombre sabio por los años.

—Papá —le dijo sin titubear—. He decidido separarme.
Mi esposa ya no es como antes. Ha descuidado su apariencia. Ya no se arregla, ya no me emociona verla llegar.
Siento que merezco alguien mejor… alguien más joven, más atractiva.

El padre lo miró por unos segundos y luego dijo con serenidad:

—¿Puedo ir mañana a tu casa? Quisiera observar con mis propios ojos. Si tienes razón, no me opondré.

Al día siguiente, el padre fue. Observó en silencio:
Cómo su nuera preparaba el desayuno mientras recogía los zapatos de los niños.
Cómo limpiaba la mesa mientras sonreía, a pesar del cansancio en su rostro.
Cómo servía el café con dulzura, sin quejarse.

No dijo nada. Solo se marchó.

Pasaron unos días y el padre llamó a su hijo:

—Hijo… creo que tienes razón. Esa mujer ya no brilla como antes.
Pero encontré a alguien ideal para ti. Ella vive en un lugar llamado "Roh".

—¿Roh? —preguntó confundido el hijo— ¿Dónde queda?

El padre suspiró:

—"Roh" es “hogar” al revés.
Esa mujer que buscas ya vive contigo.

Es la que estuvo a tu lado cuando todo era nuevo… y también cuando todo se desmoronaba.
La que cargó con tus hijos en su vientre, y con tus problemas en el alma.
La que no se descuidó… sino que se desgastó por amor.

No es ella quien dejó de brillar.
Eres tú quien apagó la luz con tu indiferencia.

Porque cuando se ama de verdad, no se ven arrugas, se ven historias.
Y cuando se cuida con cariño, hasta la flor más marchita puede florecer de nuevo.

¿Quieres volver a ver a una mujer hermosa?

Haz que se sienta amada como al principio. Porque el amor no se busca afuera… se cultiva en casa.

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