miércoles, 28 de enero de 2015

LEVÁNTATE Y ANDA. FACUNDO CABRAL (Transcripción Juana Macedo. Parte FINAL)

LEVÁNTATE Y ANDA. FACUNDO CABRAL
(Transcripción Juana Macedo. Parte FINAL)

La vida es generosa, por ejemplo el sexo te hace sentir todo el cuerpo y el amor hace que lo superes, que vueles más allá, siempre más allá, a las profundidades y las alturas que no tienen límites, sin medidas, es decir más allá de la materia que no es menor, porque es otra manifestación, desde tu cuerpo a las flores, de los árboles a los diamantes, desde las estrellas a las computadoras, maravilla que el hombre ideo con el cerebro que le prestó Dios, porque todo lo que tenemos es prestado, es decir por ahora, excepto el espíritu que es para siempre y el alma que es parte del alma universal.

Pero recuerda que no somos dueños de la tierra, sino hijos de ella, por lo tanto, sácate de la cabeza la idea de la propiedad y esa liviandad te hará vivir mejor.

Vamos de hoguera en hoguera, porque nuestra vida es un peregrinaje eterno por eso es ilusión que sientas que te has quedado en alguna parte, o que vives con alguien para siempre, ilusión que te crea un compromiso que te asfixia.

La vida no es un valle de lágrimas, ¿puede ser un valle de lágrimas el amanecer o el ocaso, las playas de Cancun, las nieves de Bariloche, las uvas, el nacimiento de un niño, la danza, los carnavales de Río de Janeiro, los campeonatos mundiales de fútbol, el tenis, el golf, la fórmula 1, la literatura, la pintura, los encuentros, los hallazgos, la voluntad que nos pone de pie todos los días, la esperanza que nos ilumina el camino en medio de la tormenta; el pan, el queso y el vino, el café con los amigos y esas orgías espirituales que son los conciertos; los ríos que cruzan los valles, los barcos que nos trajeron a Cervantes y a Cesan, los aviones que nos acercan a New York y a París, la Inglaterra de Chersterton y la Irlanda de Joyce, las esculturas de Henry Moore, el cine de Chaplin, las cigüeñas de colmenar viejo, las palomas de Firense, los gatos del Coliseo Romano, los perros Siberianos, los patos holandeses y los caballos argentinos?

¿Puede ser un valle de lágrimas el Mato Grosso, San Martín de los Andes, Puerto Rico, Chicago, el jazz, los proyectos, los sueños, el deseo que embellece a la misma mujer día a día, la renuncia que nos aliviana constantemente, el permanente regreso a Buenos Aires que es el capricho de mi corazón? 

¿Puede suceder en un valle de lágrimas este encuentro feliz?

Juana Macedo Palomino.

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