domingo, 27 de septiembre de 2020

Amor al padre. Reflexión


La imagen inicialmente podría hacer reír a más de uno y divertir a otros, sin embargo, es un cuadro vendido por más de 30.000.000 € a un mecenas que conocía su valor real.

Esta pintura cuenta una historia trágica y conmovedora que vengo a compartir con ustedes:

Un pobre anciano de la época de Luis XIV, fue declarado culpable de robar una barra de pan y fue condenado a una muerte trágica: morir de hambre.

Su hija, al enterarse del dolor de su padre al no tener alimento alguno, pidió permiso para visitarlo, y en cada visita, los guardias registraban adecuadamente a la joven y al bebé de seis meses que llevaba en brazos, para que no ingrese ningún tipo de comida. Así le permitían visitar a su padre, una vez al día.

Al final del cuarto mes, al darse cuenta de que el condenado no moria, las autoridades decidieron vigilarlo de cerca. Y se hizo la observación: la hija y única visitante del anciano en cada una de sus visitas diarias alimentaba a su padre con la leche materna destinada para su bebe.
Informados, los jueces en lugar de enojarse y condenarla, se compadecieron de esta mujer frente al amor que demostraba por su padre, pero también por su determinación frente a los resentimientos y sentimientos de una mujer frente a la vida. Dar primero la vida en el sufrimiento y protegerlo a toda costa.
Los jueces ordenaron la liberación del anciano y su hija. Todo esto llegó a oídos del gran y famoso pintor que plasmó en el lienzo, este cuadro para inmortalizar la historia.
Esta historia nos lleva hoy a plantearnos ciertas preguntas: 
¿Es la mujer sólo el ser frágil que usamos a nuestro gusto?
¿Reconocemos siempre los sacrificios que hacen las mujeres para salvar nuestras vidas? 
¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar para ayudar, amar y proteger a este ser que daría cualquier cosa por salvar una vida, sea lo que sea?
Para meditar y reflexionar, la mujer es un ser extraordinario y maravilloso.

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