miércoles, 25 de mayo de 2022

FACUNDO CABRAL Su mejor Testimonio -10. (Transcripción Juana Macedo)

 

Esa noche, como les decía, supe que soy un príncipe y que soy hijo de un rey y cambio todo, obvio. Esa misma noche de la alegría escribí una canción, ni sabía que iba a ser mi oficio este. Escribí una canción de cuna, nunca supe por qué escribí una canción de cuna esa noche y muchos años después, porque vean el cambio, saber que uno es pariente de Isaías, saber que uno es pariente de Salomón, el que sabía que todo tiene su tiempo, caramba ser pariente del Bautista. Escribí una canción de cuna, muchos años después Krishna Murti que fue gran amigo, me dijo: “Ahora entiendo porque escribiste una canción de cuna aquella vez” y por qué fue? porque yo no lo sabía, te la estabas escribiendo a ti mismo, porque estabas naciendo, es decir yo me escribí mi propia canción de cuna. (aplausos)

Esa canción hoy se canta en rumano, en griego, en japonés, por esa canción nos ayudó a que compráramos para nuestras comunidades llegáramos ya a cuarenta mil hectáreas padre y la bendición y me transforme en líder de los campesinos era un pequeño (Em¡liano Zapata… (inentendible) empezamos a tener contacto con mucha gente que yo ni supuse que podía llegar a tener contacto y al tener influencias en la vida y pude contar esto, desde aquella noche hasta hoy lo que he hecho es contar, lo que puede pasar en la vida de un ser humano a partir de la llegada del Señor…ese ha sido, por eso yo nunca me sentí artista, ni me siento, yo siento que soy un testigo, que canto como podría cortar la madera, es lo mismo, no hay ninguna diferencia...

Y a los 22 años pasé por una ciudad que se llama Mar de Plata, era la primera ciudad grande que yo iba siendo otra persona y entre a un hotel como este a pedir trabajo de lo que sea y lo que me dieron fue una guitarra, les había fallado un músico y yo debuté esa noche… (aplausos) o sea, que me la puso en la mano siempre, me dijo ahora vas a ver lo que va a pasar con tu vida, a los tres días un diario publicó: En el Hotel de Hermitage de Mar de Plata todas las noches sucede un milagro, ese era yo. En un lugar donde iban a ver mujeres y a beber alcohol, había a veces hasta más de 1000 personas por día escuchando el Esclesiastés, imagínate, entre whisky y coñac y muchos de ellos fueron salvos y al ratito era muy famoso y ganaba mucho dinero. 

Empezamos la primera comunidad de niños con mi madre. Ya había empezado humildemente, ya teníamos donde empezar, hoy son setenta y pico de escuelas en total. Nuestras escuelas trabajan las 24 horas, no se cierran jamás porque el niño va a la escuela a la hora que quiere y se va cuando quiere y el maestro está para servirlo, no para darle órdenes, no le da deberes, ni se califica. Nuestros niños de 11 años hablan dos lenguas, los niños que tienen 15 años hablan tres lenguas, hay dos en Harvard con Kissinger, estudiando derecho internacional, los dos mayores; hay dos en la Sorbona, tenemos un médico de 23 años, bueno, ahí empezó esta aventura extraordinaria.

Es por eso, pienso que es tan fácil, hace falta, si nos juntábamos aquí y nos juntáramos afuera igual que aquí todos los días y saliéramos a buscar cada día a quien esté más jodido, el milagro que sucede es extraordinario. Si ahora saliéramos a no dejar ni un niño en la calle, es tan fácil. Es amor nada más, porque mi hermano, no puedo comer tranquilo si está afuera, hermano debo comer tranquilo, es mi compromiso. Matan a un negro en EEUU y me matan a mí es un hermano, matan a un escocés en Irlanda la guerrilla y me matan a mí, si es un hermano mío, siempre me matan y siempre renazco en el que nace, por eso fue fácil, y un día me cansé de todo eso y en el 65 empecé a caminar un año la Isla de Pascua, estudiar el Libro Sagrado, después un año en el Machu Picchu y conocí lo que había quedado de los Incas y después en Mato Groso otro año y “renací realmente y supe quién era y para que estaba”… (Continua…)

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