Escuché a un turco que decía: Llegó un Presidente nuevo que parece que está preocupado por los pobres se llama Perón, y por Dios no tomen esto como un anuncio político, yo descreo absolutamente de la política, descreo de todo lo que obliga a dividir, lo que empobrece y las ideologías ya le han hecho mucho mal al mundo. Tenemos que buscar lo que tenemos en común, por eso justicia es armonía de desiguales, izquierda y derecha son solo los costados de un camino, no hay otro, además ya hay una ley y es muy fácil de recordar: son los diez mandamientos, no me hace falta ningún congreso, nada. Mi ética, mi moral me exige amar al prójimo como a mí mismo, entonces de ahí en más todo será justicia y así se han hecho las mejores comunidades, las otras viven en pleito.
Escuché el nombre de Perón y me fui a buscar a Perón, yo tenía 8 años, tardé tres meses y medio en llegar hasta Buenos Aires, esos 3500 kilómetros, colgado en algún tren, en algún camión y llegué. Mi madre a partir de ese día, pensó que yo podía conseguir todo y tenía razón, yo creo en los milagros. Llegué a una estación de trenes que se llama Constitución y pregunté: ¿Dónde puedo hablar con Perón? Imagínate, el vendedor de verduras que le pregunté, la cara que habrá puesto, un niño que llega a Washington diciéndole cómo hablo con el señor Clínton?... Y él me dijo: Muy fácil por esta misma avenida la 9 de Julio, hasta una avenida que se llama 2 de Mayo, doblás a la derecha y te encontrás con una Plaza muy fea y una casa rosada muy fea, ahí está el Presidente. Pero va a ser difícil que él te atienda, me dijo, pero mañana va a la ciudad de la Plata que está a 50 kilómetros de aquí, porque es el aniversario de la ciudad, va a ir él con Eva Perón y yo fui a buscarlo hasta la Plata, ya estaba muy cerquita, este hombre me pagó el tren y me dio un dinero para comprar algo de comida. Fue mi primer amigo en Buenos Aires, lo sigo teniendo, Hoy tiene 85 años, él es como un hermano muy cercano, gracias a Dios nunca lo perdí, un día contesto en televisión y él llamó por teléfono y lo recuperé, después de tantos años, ni se acordaba que era yo.
Y había una multitud muy grande esperando al lado frente a la Catedrál al Presidente y a Eva Perón porque había un Tedeum, y yo era pequeño y la policía no se cuidaba de mí, viste, había un cordón y además era raquítico, yo era muy chiquito y logré pasar y llegué al auto del Presidente y me dijo que querés? Y le dije un trabajo, tengo 2 hermanos y una madre y la tierra del fuego está muy mal y Eva llamó a un señor y le dijo encárguese de esto. Y conseguimos una escuela, imagínese lo que era una escuela, nosotros cuidábamos la escuela, y limpiábamos la escuela, cuando se iban los niños, sacábamos los bancos de la aula y poníamos dos colchones y dormíamos, los tres hermanos en un colchón y mi madre en otro, era un paraíso y 160 pesos se sueldo que era más o menos un 30 o 40 por ciento menos de lo que ganaba un empleado en un banco, era como una fortuna para nosotros, era como 300 dólares, imagínate lo que era...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario